InfoCatólica / Que no te la cuenten / Categorías: De pluma ajena, Enrique de Zwart

25.10.16

Encuentro Nacional de Mujeres : Abortista, Anticatólico y Sacrílego (1-2)

Reproduzco aquí el artículo enviado por su autor para el sitio.

P. Javier Olivera Ravasi


Encuentro Nacional de Mujeres

(Abortista, Anticatólico y Sacrílego)

 (Por Eduardo Peralta)

 

 

“Es preferible morir en el campo de batalla,

que ver la destrucción  de la Nación  y  del Santuario.”

(1 Mc 3, 59)

            Durante el pasado fin de semana y, como todos los años, se realizó en nuestro país el Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Ésta vez, el trigésimo primer encuentro tuvo como escenario la ciudad de Rosario, Santa Fe. Tal como acostumbran, se realizó la famosa marcha pidiendo la despenalización del aborto, entre tantas cosas.

            1

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7.10.16

El iscariotismo y el profesor Caturelli

Alberto Caturelli: un legado y una despedida

Dra. Andrea Greco de Álvarez

Ha fallecido Don Alberto Caturelli. Un honor para esta Patria haber tenido entre sus hijos a este eminente filósofo pero más encumbrado cristiano. María Virginia Gristelli ha publicado un homenaje al cual adherimos con sinceridad (aquí), como también recomendamos el in memoriam del P. Iraburu (aquí).

            Sólo quisiéramos traer aquí el recuerdo, si cabe agregar algo a lo dicho acerca de su luminosa existencia en este mundo, de su certísima percepción de los males y peligros que actualmente acosan al cristiano y a la Iglesia. 

Alberto Caturelli en la conclusión de su libro La Iglesia Católica y las catacumbas hoy expresa:

“¿Por qué escribí este libro?… he vuelto a repasar la doctrina de la tradición de siempre sobre el sacerdocio común de los laicos (…) han de dar testimonio de Él en todo lugar y circunstancia (Lumen gentium, II, 10) (…) En la situación actual del mundo su misión [la del laico] se vuelve dolorosísima: el mundo odia al laico católico quien sufre un asedio casi insoportable desde fuera y desde dentro de la Iglesia militante. Por eso he ido escribiendo este libro como testimonio de esa experiencia. Desde el mundo acontece lo que siempre es de esperar: las puertas se cierran, el acoso constante en la Universidad, en el trabajo y en la vida social; las dificultades que provienen de mis propias debilidades y pecados; desde dentro, el progresismo ‘teológico’ infiltrado en la Iglesia, el mutismo hostil, los celos, la persecución silenciosa, el abatimiento y la confusión de ovejas en soledad… el sufrimiento callado”[1].

Creo que esto que escribía Caturelli es lo que más de un cristiano percibe cuando pretende ser fiel a la Iglesia de Cristo, sin menguas ni concesiones. Está claro que, como dice don Alberto, hubiera sido para él, como lo sería para nosotros, más sencillo, tranquilo y “falsamente prudente” dedicarse y dedicarnos a nuestros problemas cotidianos y despreocuparnos de los problemas de la Iglesia. Seguramente eso hubiera disminuido para él, y para nosotros, el asedio que vivimos desde el mundo y desde dentro. Pero, como nos fue enseñado:

En esta vida emprestada

el buen vivir es la clave;

aquél que se salva, sabe,

y el que no, no sabe nada.

… Y por eso en esta vida en que vamos de paso no estamos para el descanso y la vida tranquila sino para dar la lucha que nos allane el camino hacia el cielo y Alberto Caturelli fue un ejemplo de laico comprometido con la vida eclesial.

Hay un mal de nuestro tiempo que Caturelli ha señalado con enorme claridad y lucidez: el iscariotismo. Se trata de un duro texto que sirve para mostrar los peligros que se ciernen sobre una Iglesia que no quiere confrontar con el mundo, que prefiere castigar con severidad puertas adentro para mostrar toda su blandura puertas afuera:

“Como un gas impalpable que penetra en la Iglesia por alguna grieta (como denunciaba Pablo VI) el iscariotismo no quiere “confrontaciones” ni recios testimonios (sí, sí; no, no) sino compromisos equívocos, “ponderados” y “prudentes”… que le permitan seguir viviendo “en paz” con el mundo.

No le preocupa “traer las ovejas perdidas a la Casa del Padre” (que podría costarle hasta el no deseado martirio) sino trasquilar sus ovejas, hacer de ellas obsecuentes cortesanos y desempeñar hasta el fin su papel de mercenario entregado al mundo. El pastor se alía con el Lobo. El iscariotismo acentúa la “enfermedad” radical del hombre, bajo el pretexto de ofrecerle una “mejor calidad de vida” terrena, le lleva a la muerte segunda y a padecer la lepra mortal de la opulencia.

El Iscariote ha sustituido el compromiso con Cristo por la “ética del discurso” (como dicen ciertos “filósofos” actuales) que se funda en el “consenso”… Los iscariotes de la Iglesia y el mundo no se atreven a oponerse a “las mayorías”[2].

Quiera Dios que a ejemplo de Don Alberto Caturelli, que ha llegado al fin del Camino, seamos fieles testigos de la fe, perseverantes en nuestro compromiso de laicos cristianos, seguros y claros, capaces de recios testimonios, nunca mercenarios, despreocupados de los consensos terrenales porque sólo nos importa el “consenso” de los santos, de los héroes, de los coros angélicos, de aquellos que nos han precedido en esta tierra y se encuentran ya frente al Rey de Reyes.

¡Dale Señor el descanso eterno y brille para él la luz que no tiene fin! ¡Que el alma de Don Alberto y de los fieles difuntos, por la Misericordia de Dios, descansen en paz!

 
Dra. Andrea Greco de Álvarez


[1] Caturelli, Alberto, La Iglesia Católica y las catacumbas de hoy, Buenos Aires: Gladius, 2006, p. 331.

[2] Ibíd, p. 327.

Imagen: “Judas", de O Alejadinho

4.10.16

Mons. Angelelli

Publico la carta que acaba de llegarme, con expreso permiso de su autor.

Para quien no conozca al personaje en cuestión, puede ingresar aquí o aquí.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi


Desenmascarando al Pelao

Por el P. Jorge Alejandro Díaz

No puede haber mejor exordio que Jorge Luis Borges para comenzar estas líneas:

“…No se aflija en la memoria 
de los tiempos venideros 
también nosotros seremos 
los tauras y los primeros 
El ruin será generoso 
y el flojo será valiente 
No hay cosa como la muerte 
Para mejorar la gente…”


Sin duda la repentina muerte de Angelelli ha mejorado su performance ¡escándalo! dentro de la Iglesia…

Porque que el prelado haya sido héroe de agnósticos, marxistas, enemigos de todo lo bueno… ¿qué podría afectarnos? Pero cuando se lo propone como modelo intraeclesial señal es que tocamos fondo.

Así que mientras la Exposición del libro “católico” (?) de La Plata se apresta a presentar la imagen del “buen pastor” Angelelli, me pareció oportuno “deshomenajearlo” presentando la realidad: “el mal pastor Angelelli”

No me interesa plantear el tema de si lo mataron o murió en accidente: es más que claro lo segundo.

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3.10.16

El ejemplo de Colombia. Por María Lilia Genta

 

El ejemplo de Colombia

Por María Lilia Genta

Colombia dijo no a la farsa de una “paz” fraguada en Cuba. El no de la mitad que votó. ¿Y cómo llamaríamos a la actitud del sesenta por ciento que ni siquiera tomó en serio el “acuerdo”? ¿Votar que los guerrilleros, y ahora también narcotraficantes, fueran premiados con sueldos compensatorios de sus fechorías y después formaran un partido político mientras (por supuesto, con la anuencia de Cuba, el Nuevo Orden Mundial… ) los militares que defendieron a Colombia y a su pueblo, durante veinte, treinta años en el monte quedaran presos por delitos de “lesa humanidad”?

Esto es lo que pasó, y pasa, en Argentina promovido, sobretodo, por el gobierno de los K y mirado de soslayo por este gobierno que no se anima o permanece indiferente ante las muertes de los presos políticos por falta de atención médica y el dolor de sus familias.

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11.09.16

¿Inferioridad Hispánica? Análisis comparado de una paradoja histórica

Inferioridad Hispánica?

Análisis comparado de una paradoja histórica

Prof. Rodrigo Álvarez

 

Un docente siempre ha de estar dispuesto a oír las más variadas hipótesis y los más severos cuestionamientos en la boca de sus alumnos. Sin embargo, hay ciertas objeciones que duelen más que otras. Como saben los lectores de este portal, la enseñanza de la historia es, eminentemente, apologética. Comprenderán, por tanto, que no es fácil escuchar de forma impasible que el subdesarrollo de los pueblos latinoamericanos se debe al hecho de haber sido colonizados por una “nación católica y atrasada” como lo fue la España de los Austrias. Tal fue la tesis –harto difundida, por cierto– que nos movió a realizar el presente análisis: ¿será cierto que existe una cierta inferioridad de la raza hispánica que nos hizo a unos y otros, españoles e hispanoamericanos, absolutamente incapaces del progreso y el desarrollo?

Muy por el contrario de lo que comúnmente se responde a tal cuestionamiento, el mito de la inferioridad hispánica tiene una explicación muy sencilla y evidente: fue la excusa con la cual las clases dirigentes liberales y anglófilas de los pueblos hispanoamericanos justificaron el fracaso total de su política. Era más fácil cargar las culpas del subdesarrollo sobre la incapacidad de la raza que asumirlas como el fruto lógico de una cosmovisión entreguista y desarraigada.

Pero no nos adelantemos. Antes de apresurar conclusiones, vayamos punto por punto al estudio del caso. Al final el lector podrá obtener por sí mismo sus propias deducciones.

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