(134) Microartículo sobre la gracia

«Es Dios quien obra en vosotros vuestro querer y vuestro obrar según su beneplácito” (Fil 2, 13)
2.- La gracia te da el esforzarte al máximo.
3.- La gracia es el abrigo para la intemperie.
4.- La gracia no es libro que lees o no lees a tu antojo, según te plazca o no te plazca.
5.- La gracia no es tarjeta de invitación para un acto protocolario de Dios, en el que no eres más que un invitado.
6.- La gracia no actúa sobre la voluntad como el taco de billar sobre la bola, a la manera de una fuerza que empuja pero no transforma.
7.- La gracia te da el preferir libremente a Cristo.
8.- La gracia no es como una camisa que te queda grande.

En algunos contextos en que se habla contra el pelagianismo o el semipelagianismo se emplea a menudo muy confusamente el concepto de don, como opuesto al de virtud, por ejemplo. Así, se habla de un orden del don compatible con el estado de pecado, o del concepto genérico de don sin distinguirlo de los llamados Dones del Espíritu Santo. En este post vamos a precisar algunas cosas al respecto.
Gran impiedad comete quien se creyó ya salvado por su mucha piedad y sus muchos afectos superreligiosos, pero hace lo que Dios aborrece y cree que castigo no merece, sino agasajo y caricias de Dios.
El buenismo teológico utiliza a menudo un arma muy sutil: la retorsión del significado. Mediante sutilezas casi inadvertidas, diluye lo bueno en tópicos y lugares comunes de intención deconstructiva, para que lo eterno e inmutable del bien, en este caso la Ley Natural, sea visto como algo meramente arbitrario y legalista, convencional y antievangélico.
Cuán horrorosa será la mancha del pecado,





