(131) Breve post contra la retorsión buenista, esta vez en una reflexión de Pagola

El buenismo teológico utiliza a menudo un arma muy sutil: la retorsión del significado. Mediante sutilezas casi inadvertidas, diluye lo bueno en tópicos y lugares comunes de intención deconstructiva, para que lo eterno e inmutable del bien, en este caso la Ley Natural, sea visto como algo meramente arbitrario y legalista, convencional y antievangélico.

De esta manera, el bien es arrojado contra sí mismo y queda anulado, disuelto en bondadismo.

Veamos un ejemplo muy elocuente.

En su reflexión dominical del 3 de marzo de este año, José Antonio Pagola afirma lo equivocado de nuestra manera de entender y titular las parábolas de Cristo, en concreto la del hijo prodigo:

«Sin duda, la parábola más cautivadora de Jesús es la del «padre bueno», mal llamada «parábola del hijo pródigo»

Pagola se centra en la figura del hermano mayor:

«la parábola habla también del «hijo mayor», un hombre que permanece junto a su padre, sin imitar la vida desordenada de su hermano, lejos del hogar. Cuando le informan de la fiesta organizada por su padre para acoger al hijo perdido, queda desconcertado. El retorno del hermano no le produce alegría, como a su padre, sino rabia: «se indignó y se negaba a entrar» en la fiesta.»

«Ha pasado toda su vida cumpliendo órdenes del padre, pero no ha aprendido a amar como ama él. Ahora solo sabe exigir sus derechos y denigrar a su hermano.»

Pagola interpreta al hermano mayor como aquel que sabe cumplir los mandamientos pero, cosa curiosa, no entiende de amor; en concreto, lo presenta como un cumplidor de órdenes:

«Nunca se ha marchado de casa, pero su corazón ha estado siempre lejos. Sabe cumplir mandamientos pero no sabe amar. No entiende el amor de su padre a aquel hijo perdido.»

Saber cumplir la ley natural y no saber de amor a Dios y al prójimo son identificados. Es la inversión producida por el convencionalismo ético: la consideración de los mandamientos de la ley natural como simples órdenes dictadas por la autoridad, y su cumplimiento como mera obediencia formalista y convencional. Es la gran toxina de la concepción nominalista de la Ley Moral, que tanto daño ha hecho en la Iglesia.

Ya vemos el mal sendero que se insinúa tras esta identificación: el hermano mayor es una especie de fariseo que clasifica y etiqueta a su hermano y se cree en posesión de la verdad. Al mismo tiempo, es convertido en figura del católico cumplidor de mandamientos que defiende doctrinas y normas. Nada tiene que ver, bajo esta perspectiva, guardar los mandamientos y amar. 

Y Pagola insiste:

«Envueltos en la crisis religiosa de la sociedad moderna, nos hemos habituado a hablar de creyentes e increyentes, de practicantes y de alejados, de matrimonios bendecidos por la Iglesia y de parejas en situación irregular… Mientras nosotros seguimos clasificando a sus hijos, Dios nos sigue esperando a todos, pues no es propiedad de los buenos ni de los practicantes»

Así se identifica el corazón duro del hijo mayor con la actitud de los que en la Iglesia pretenden sobrevivir a base de doctrina y ley natural:

«El «hijo mayor» es una interpelación para quienes creemos vivir junto a él. ¿Qué estamos haciendo quienes no hemos abandonado la Iglesia? ¿Asegurar nuestra supervivencia religiosa observando lo mejor posible lo prescrito, o ser testigos del amor grande de Dios a todos sus hijos e hijas?»

Es un lugar común del buenismo. El cumplimiento de los mandamientos de la ley natural es visto como una simple práctica religiosa que nada tiene que ver con el amor.

Sin embargo es muy distinto lo que afirma el propio Jesucristo:

«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.» (Jn 14, 15)

Quien ama a Dios, cumple sus mandamientos. Aquí reside la gracia dada al hijo pródigo, al menor que volvió. La alegría de su Padre se debe a que, al reencontrarse con su hijo, recuperó a su hijo para la verdad y el bien queridos por Dios, recuperó a su hijo para su amor de Padre.

El hijo menor, al convertirse, ha descubierto el valor de los mandamientos de Dios y la dureza de corazón que produce irse de la casa del Padre y no guardar su Palabra.

Lo que el hijo menor descubre, precisamente, al volver a casa, es el inmenso amor que reside en el interior de los mandamientos dados por su Padre.

Pagola convierte la parábola de la conversión en la parábola del buenismo. Por eso desplaza la atención de la conversión del hijo menor, a la incomprensión de la bondad del Padre bueno que padecen los cumplidores de órdenes-mandamientos.

Toda una inversión moralista que naturaliza e invierte el Evangelio de la Gracia según las claves del nuevo paradigma del bondadismo.

 

34 comentarios

  
Gregory
Lei el texto de Pagola existen reflexiones que se centran en la figura del hijo mayor que esta endurecido y niega a su hermano y otras reflexiones centradas en el menor como el descarriado que vuelve arrepentido a casa de su padre porque quiso vivir a su manera. En ambos casos la figura del Padre refleja el amor de Dios que perdona y recibe que es misericordioso. Creo que el asentó lo debemos poner en la figura del Padre.
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A.G.:
El mensaje principal es que el hermano mayor no ama al Padre porque cumple los mandamientos.
06/03/16 4:01 PM
  
Ricardo de Argentina
" Sabe cumplir mandamientos pero no sabe amar."
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Esto es un invento de Pagola, que no está ni se puede deducir del texto de la Escritura sin mentir con alevosía. De lo único que se queja el hijo mayor es de que el ternero cebado no haya sido para él sino para el hermano pródigo y relajado, lo cual considera una falta de justicia. Es un pataleo espontáneo y humanamente entendible, del que no se puede deducir que "no sabe amar" ni cosa que se le parezca, pues no sabemos si finalmente accedió a entrar en la fiesta o no. Y el escritor sagrado no lo aclara porque es un tema secundario traído para ilustrar el tema principal: el amor del Padre ante el desamor egoísta y desordenado de su hijo.
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A.G.:
Así es Ricardo, Pagola relaciona el cumplimiento de los mandamientos con la falta de amor por una razón: para tachar de corazón duro a los que defienden la doctrina acerca de los mandamientos de la ley natural.
06/03/16 4:07 PM
  
Palas Atenea
Es muy del estilo de Pagola esta interpretación. La lectura de sus libros-no he leído más que uno-siempre da la impresión de que Dios ama a los pecadores porque son pecadores y, cuando pierdan esa condición, se convierten en hijos resecos de la ley. El momento estelar es el del pecado, después ya no interesan demasiado. Para apreciar la misericordia de Dios el pecado es imprescindible porque un justo no necesita a Dios y su justicia es falsa. Es un modelo maniqueo en el que la bondad va asociada al pecado y la bondad a la hipocresía.
Sin embargo se supone que el futuro del hijo pródigo no será muy distinto de el del otro hijo, porque para eso ha vuelto.
Todos entendemos que el hijo mayor no es perfecto, que le falta amor hacia el hermano y la comprensión del padre, pero de eso a convertirlo en un cumplidor estricto de la ley que permanece junto al padre sin amarlo, hay un abismo.
Si nos ponemos a reflexionar en el modelo de Pagola los que hemos cuidado a nuestros padres tendríamos que correr al confesionario para acusarnos de cumplir el 4ª Mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre" y ponernos a pensar por que retorcido camino tomamos esa decisión. Dios sabe cuánto le hemos necesitado, tanto como el hijo pródigo, porque no es fácil y en ese camino también hay tentaciones que vencer.
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A.G.:
Sin duda Palas Atenea, como muy bien dice, es muy del estilo de Pagola esta interpretación. La lectura de sus libros-no he leído más que uno-siempre da la impresión de que Dios ama a los pecadores porque son pecadores y, cuando pierdan esa condición, se convierten en hijos resecos de la ley.
06/03/16 5:23 PM
  
Luis López
El hijo mayor es el judaísmo, obsesionado por cumplir los preceptos (olvidando el espíritu de misericordia que los guía), y "envidioso" de que advenedizos pecadores -los gentiles/nosotros no judíos- sean/seamos acogidos en la casa del Padre.

En ese sentido las palabras duras de Pagola sobre el hermano mayor tienen sentido.

Ahora bien, no olvidemos que el hijo menor llega arrepentido, y que incluso está dispuesto a soportar una pena especialmente dura -ser degradado a la condición de sirviente- "por haber pecado contra el Cielo y contra su padre". El hijo que llega es otro muy diferente del que salió, y no sólo porque salió rico y volvió pobre. Salió un hijo soberbio y licencioso, y volvió un hijo humilde y obediente.

Obviar o minimizar esto -como hace Pagola, aquí y en su "aproximación histórica"- es lo malo de su reflexión. Sin conversión -dice Jesús- no nos salvamos. Sin volver arrepentidos a Él, acabamos muertos de hambre en el cenagal de los cerdos (los vicios).
06/03/16 5:39 PM
  
Jesus Pereira
Explora una falsa contradicción entre amar y cumplir los mandamientos, modo de pensar que está muy vulgarizado. Otro día oí en una homilía, en que se invitaba a rezar por la paz, que no se necesitaba ir muy lejos y rezar por la paz pensando en pueblos y naciones lejanas: bastaba rezar por la paz de sus vecinos... Como se una cosa excluyera la otra. Así que los cristianos sirios, chinos, nigerianos, norcoreanos que traten de rezar por si mismos, parece que se quisiera decir. Es lamentable.
La manera segura de verificar si estamos amando correctamente, si no estamos engañados o escondidos en falso 'amor' no es otra que cotejar nuestros actos con los mandamientos. Eso desenmascara el falso bien. Por eso los mandamientos son tan incómodos para esa gente.

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A.G.:
Bien dicho Jesus Pereira, es una falsa contradicción amar y cumplir los mandamientos. Y sin duda está muy vulgarizada.

En realidad eso es el buenismo, la deconstrucción del bien para montar otro, pero falso. Es una transmutación nietzscheniana.
06/03/16 6:03 PM
  
Pedro
Pues el obispo de mi diócesis llega a unas conclusiones aún más duras contra el hermano mayor. Hoy ha publicado esto:

"Lo del hijo mayor es, si cabe, más triste y más difícil. No hay peor ciego que el que el que no quiere ver, ni peor enfermo que el que se cree sano. Es la pura estampa de los fariseos, que entendían de leyes y tradiciones, pero tenían seco el corazón y, por eso, ni entendían a Jesús, ni habían experimentado nunca la ternura del padre. Ley, culto y sacrificios, sin amor, sólo sirven entonces para engordar la vanidad y para la propia autojustificación.

El hijo mayor es el hombre de la medida y la balanza, del cálculo y las cuentas. Le molesta la vuelta del hermano y le enfurece la generosidad del padre. Cuando la fe se vive sin alegría, más como carga que como gracia, se vive con mentalidad de jornalero cumplidor y exigente, no con conciencia de hijo o de hermano".
06/03/16 7:15 PM
  
Almudena 1
La ternura (jeje) y paciencia con la que El Padre habla al hijo mayor se le escapa a Pagola. Es duro e inmesericorde juzgándolo, (y de paso a muchos) cosa que no pasa en la parábola. Aquí los dos hermanos son pecadores, cada cual a su estilo, Dios espera a los dos y a los dos les habla para recuperarlos.
Quién es Pagola para hacer distingos y valoraciones sobre pecados, actitudes... Sí Dios perdona, perdona todo y si Dios espera nos espera a todos. Esto es como la manía que nos ha entrado últimamente de canonizar a los pobres y condenar a los ricos, así, a las bravas.
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A.G.:
Eso es, Almudena 1, la ternura, que no el ternurismo, jeje.

Canonizar, solamente la iglesia, y a los santos.
06/03/16 7:55 PM
  
Juan
Tal vez sea algo secundario en esta publicación pero no termino de entender por qué se marca con letra llamativa la frase " la parábola mal llamada «parábola del hijo pródigo»": ¿como algo que se quiere resaltar o como algo que se cuestiona? Y me interesa pues esa misma frase la he usado yo desde hace muchos años. ¿En qué sentido?. Dice el evangelio que, pues se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores, murmuraban los escribas y fariseos acusándole de que los acogía y comía con ellos. Por este motivo Jesús, para declarar el por qué de SU MODO DE ACTUAR, les dirigió las tres parábolas que, a mi modo de ver, mal llamamos de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo.... pues ¿quién es EL PROTAGONISTA PRINCIPAL de cada una de ellas? ¿Acaso no es el personaje que representa al Señor y no los que nos representan a nosotros? Para mí LOS PROTAGONISTAS SON el pastor "que perdió una oveja", la mujer "que perdió una moneda", el padre "que perdió a sus dos hijos", declarando en esta última los dos pecados que podemos cometer nosotros alejándonos de nuestro padre Dios o alejándonos de nuestros hermanos. Esto último lo podemos relacionar con la respuesta de Jesús cuando fue preguntado solamente por el primer mandamiento y él contestó con el primero y el segundo: el amor a Dios y el amor al próximo. Son como cara y cruz de una misma moneda.
06/03/16 8:34 PM
  
Palas Atenea
Todos somos pecadores. La parábolas son momentos puntuales de la vida de sus protagonistas. El Buen Samaritano podría ser el hijo mayor de la parábola del Hijo Pródigo porque no sabemos de él más que un simple enfado, pero no que fuera duro de corazón con los jornaleros, ni que se portara mal con su padre. Cargar contra él de esa manera no sé si fue el objetivo de Jesús cuando contó la parábola.
Me parece que es una cosa muy actual ese tipo de interpretaciones. En tiempos de Jesús había muchos falsos justos que presumían de serlo-eso les permitía entrar en un grupo de cumplidores de la ley que estaba reconocido socialmente- lo que justifica este tipo de parábolas; pero, hoy en día, los falsos justos no abundan porque socialmente no están bien vistos. Es imposible cumplir la ley como lo hacían los fariseos porque alguien que vaya presumiendo de eso más parece un tonto que otra cosa. El que cumple la ley en la actualidad lo hace por obediencia a Dios y nadie se va a enterar, ni tampoco va a ir a la Iglesia a dar gracias al Señor por ser justo, ni va a subir un peldaño en la escala social como ocurría en tiempos de Jesús que se medía a las personas por un cumplimiento sumamente estricto de una ley cargada de obligaciones y tabúes.
Así que no entiendo por qué cargar el asunto sobre algo que en una sociedad como la nuestra no se da. En una sociedad que ya no reconoce el pecado ¿qué sentido tiene hablar de falsos justos? ¿cuándo fue la última vez que oímos a alguien presumir de ello? Honradamente yo no conozco a nadie que lo haga pero sí a un buen número de pecadores que niegan serlo.
06/03/16 10:10 PM
  
Luis Fernando
Desde que regresé a la Iglesia, y van ya camino de 16 años, no he oído ni una sola vez una homilía sobre ese pasaje del evangelio que indique que el hijo pródigo tuvo que reconocer su pecado y decidir volver a su casa humillado para recibir la acogida y el perdón de su padre.

Ni una sola vez.

Vivimos una etapa de la historia de la Iglesia en la que se presenta un Dios Papá Noel buenista que perdona a todos por igual, tanto si se arrepienten como no.

Pues bien, ese no es el Dios del cristianismo.

Por cierto, del hermano fiel no se dice que no aceptara las explicaciones del padre. Ya está bien de presentarle como el malo malísimo de la película. Al fin y al cabo, el padre le dice "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo".
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A.G.:
Así es, Luis Fernando, desde luego. Lo has clavado.
06/03/16 10:31 PM
  
O. V
Estimado Luis Fernando:Yo sí lo he oído, y ha sido hoy en mi parroquia. Pienso felicitar al sacerdote por su homilía, me ha sorprendido gratamente. Es necesario hablar así de claro.
Gracias
07/03/16 12:04 AM
  
Luiscar73
Los mandamientos de la ley en si mismos, como dice San Pablo ,solo sirven para manifestar y descubrir el pecado que hay en nosotros, pero no tienen la fuerza de vivificarnos: esto es obra del Espiritu de Gracia de la nueva alianza sellada con la Sangre de Cristo. Y se ve muy bien en esta parabola en la reaccion del hijo mayor. Cristo dice que;"el que conoce mis mandamientos y los guarda ese es el que me ama", pero los judios conocian y se supone que guardaban los mandamientos de Dios y rechazaron a Cristo(no todos). Claro, lo aparente,lo exterior, lo farisaico, queda al descubierto cuando nos tocan nuestra justicia o consideramos que se nos esta haciendo una injusticia, entonces se hace evidente por nuestra reaccion que somos incapaces de sobreponernos a nuestro natural, no tenemos la Vida sobre(el)natural de la Gracia divina, la Vida del Amor, que no envidia ni murmura contra el hermano que ha llegado a la Viña del Señor por el arrepentimiento a ultima hora.
Esta claro que guardar los mandamientos es señal de que amamos a Dios, pero desde el Amor genuino a Dios por la Gracia, desde un corazon de carne, es obra de Cristo; desde la ley, obra de nuestra voluntad, los mandamientos no nos pueden vivificar. Esta esla teologia de San Pablo.
La Paz de Cristo.
07/03/16 6:53 AM
  
Javier Ejías
Para una vez que Pagola hace una reflexión interesante ustedes continúan con su habitual posición intransigente y falaz.
Pagola no dice que el hijo mayor no sepa amar "por que cumple los mandamientos" sino que no sabe amar "a pesar de que cumple los mandamientos", que es muy distinto.
Pone de manifiesto algo (evidente al leer el texto) que frente al pecado evidente del hijo menor y el menos evidente paro también pecado del mayor (ambos, cada uno a su manera, sólo se ama a si mismo. Las razones por las que uno desobedece y el otro obedece son las mismas; egoísmo, amor por uno mismo), está la misericordia y el verdewdero amor del padre.
Por eso ayer el Papa denomino la parábola como la del padre misericordioso y no del hijo pródigo.
¿Por qué se niegan ustedes a ver algo tane vidente? ¿No será que se ven reflejados en la crítica del Pagola?
Ustedes mismos.......
07/03/16 9:22 AM
  
Maribel
Estoy sorprendida al ver que esta mala interpretacion que se quiere hacer de la idea de Jesus cuando nos contó la parabola del hijo prodigo , tiene que tener un motivo.
Yo creo que las cosas se dicen por algo , y todos los que se empeñan en crear una confusion sobre si la ley , hay que cumplirla o no , es por que no la cumplen y quieren justificarse.
Ya quedó bien claro: si me amas , cumpliras mis mandamientos.
Nada dice de los que cumpan los mandamientos sin amarle, pues estos son los que hacen el tonto o estan mal informados.
07/03/16 11:19 AM
  
Antonio1
Lo siento mucho, pero en esta ocasión las reflexiones de Pagola son irreprochables. Luego os pondré unas interpretaciones de los últimos papas en el mismo sentido.Y obviamente no se dice que sea malo por cumplir los mandamientos, sino a pesar de cumplir los mandamientos. Y sí, la figura del hermano mayor es tan importante en la parábola como la del otro hermano. Y al parecer hay mucho hermano mayor que se ve retratado y no le gusta que se recuerde que el hermano mayor está en la parábola. Está, claro que está, la denuncia de lo que dice y hace el hermano mayor es Palabra de Dios.
07/03/16 12:56 PM
  
Antonio1

¿Por qué esforzarme en decir todo lo que pienso al respecto cuando Ratzinger lo dice mucho mejor y más clarito? Firmo entusiasmado cada una de las palabras que usa:


"Al meditar esta parábola, no debemos olvidar la figura del hijo mayor. En cierto sentido, no es menos importante que el hijo más joven, de suerte que se podría hablar también –y acaso fuera más acertado- de la parábola de los dos hermanos...

Pero es todavía más amplio el significado de este hermano mayor. En cierto sentido, representa al hombre fiel; es decir, representa a aquellos que se han mantenido al lado del Padre y no han transgredido sus mandamientos. Con la vuelta del pecador se enciende la envidia, aparece el veneno hasta entones oculto en el fondo de sus almas. ¿Por qué esta envidia? La Envidia revela que muchos de estos “fieles” ocultan también en su corazón el deseo de la tierra lejana y de sus promesas. La envidia muestra que semejantes personas no han llegado a comprender realmente la belleza de la patria, la felicidad que se expresa en las palabras “todos mis bienes tuyos son”, la libertad del que es hijo y propietario; así se hace patente que también ellos desean secretamente la felicidad de la tierra lejana; que, con el deseo, han salido ya hacia esa tierra, y no lo saben ni lo quieren reconocer. La pérdida de la verdad es en este caso muy peligrosa: no se percibe la urgencia de la conversión. Y, a lo último, no entran a la fiesta...

La figura del hermano mayor nos obliga a hacer examen de conciencia; esta figura nos hace comprender la reinterpretación del Decálogo en el Sermón de la Montaña. No sólo nos aleja de Dios el adulterio exterior, sino también el interior; se puede permanecer en casa y, al mismo tiempo, salir de ella. De este modo comprendemos también la “abundancia”, la estructura de la justicia cristiana, cuya piedra de toque es el “no” a la envidia, el “sí” a la misericordia de Dios, la presencia de esta misericordia en nuestra misericordia fraterna."

EJERCICIOS ESPIRITUALES DADOS EN EL VATICANO POR EL CARDENAL RATZINGER EN PRESENCIA DE S.S. JUAN PABLO II,sábado de la primera semana de Cuaresma.
07/03/16 1:10 PM
  
Luis López
Al hilo de lo que señala ciertamente LF (no se predica la necesidad del arrepentimiento), entiendo que el problema es más grave aún.

Hay que decir que el hijo menor SÍ llegó ARREPENTIDO (ya fuera su arrepentimiento por una verdadera contrición -dolor de haber ofendido al Cielo y a su padre-, o por una simple atrición, por el hecho de que se moría literalmente de hambre, y ambos motivos según el evangelista movieron su arrepentimiento); pero el hecho cierto que es que volvió otra persona diferente de la que salió, y Dios tanto en uno como en otro caso acoge al pecador, y su acogida excede todo lo que nos podamos imaginar.

Lo que ya va siendo indignante es que a todos los cristianos que intentan tomarse en serio su fe, no sólo en la práctica frecuente de los sacramentos sino sobre todo en su vida familiar, laboral, social o en su intimidad, a esos cristianos se les esté un día y otro ¡desde la propia Iglesia! insultándoles, llamándoles fariseos, hipócritas, almas secas y lindezas de todo tipo, y por supuesto identificándoles sin más con el fariseo que rezaba orgulloso en el templo junto al publicano, o junto a este hijo mayor.

Parece que debemos renunciar al mandado de Nuestro Señor de buscar la perfección evangélica en nuestras vidas ¡para no molestar a los que han renunciado a cambiar sus vidas!. Es sencillamente aberrante, dos mil años de cristianismo se remueven con tamaña barbaridad..

Parece que debiéramos seguir como antes de nuestra conversión, parece que no debiéramos hacer, un día y otro, examen de nuestras vidas para erradicar de una vez por todas las conductas que no agradan al Señor.

Ese cristianismo actual no es el mío. Tampoco obviamente el del fariseo o el hijo mayor. Terribles tiempos en los que se estigmatiza a los cristianos que quieren vivir coherentemente -pese a sus errores e incongruencias tantas veces- el cambio de vida radical que nos exige el Señor.
07/03/16 1:20 PM
  
Pedro
El hecho de que el hijo mayor se indignase y no quisiese entrar no hace de él una basura humana. Jesús nos cuenta por su boca que en tantos años como le sirve, no ha desobedecido nunca una orden tuya, sin que su padre nunca le haya dado un cabrito para tener un banquete con sus amigos. ¿Por qué no interpretar que este hombre ha sido un hombre justo y no un falso justo como dice el Papa? ¿Por qué no considerar que los celos le llevan a pecar de envidia y no de soberbia como dice el obispo don Ciríaco? ¿Qué nos autoriza a afirmar que no sabe amar como dice Pagola?
¡Si obedece a Dios lo ama, si cumple sus mandamientos lo ama porque el primero le pide que lo ame sobre todas las cosas!
Yo no veo en él a un fariseo, a un hipócrita, ciego y enfermo, con el corazón seco como dice don Ciríaco. Pudiera ser un personaje mejor que nosotros si Dios lo dotase de vida real. Yo imagino que esta parábola se vuelve una película y el final que podría tener es que el padre y los hermanos se unen en un abrazo porque el mayor ha escuchado al padre y le hace caso, lo que no hizo el pequeño.
Pero como decís, intentar ser justo está muy desprestigiado dentro y fuera de la Iglesia porque como dice un cura de por aquí " todos somos imperfectos" y " Todas las cosas deben supeditarse a la misericordia divina" con lo que el pecado no es de los pecadores, débiles y queridas personas amadas por Dios, sino de los que buscan la santidad que son en el fondo unos falsos y merecen el desprecio y el infierno. Me parece que con un esfuerzo tendencioso se retuerce la parábola para intentar sacarle un fruto que no tiene.
07/03/16 2:07 PM
  
Luiscar73
De hecho ese es el final de la pelicula; la conversion en masa de los judios de la ley a la Fe de Cristo, a la Gracia, como dice San Pablo en el capitulo 11 de Romanos, dode se habla de la envidia que va a despertar la conversion de los paganos(el hijo menor vivia como pagano,y reprenta la gentilidad)a Israel. Porque de eso va la parabola, a mi entender. El hijo mayor representa a los judios, y se deja en el aire el que haya entrado a la fiesta.
La Paz de Cristo.
07/03/16 7:15 PM
  
Palas Atenea
Dejando aparte la parábola, pero al hilo de ella tengo que hacer constar que existe algo, de lo que Antonio Machado pareció darse cuenta cuando escribió:
"La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal
¡gloria a Caín! hoy el vicio
es lo que se envidia más"
Los virtuosos, muchos santos, han sido objeto de la acusación de cumplir los preceptos por soberbia o faltos de amor. No hay cosa que peor se soporte que tener que admitir que alguien es mejor. Y, sin embargo, este tipo de personas justifican a los demás. Pagola nunca habla de esas personas, las ningunea. A mi me causan admiración y estímulo pero no envidia, como a Caín.
Hay que tener en cuenta que el santo no sabe que lo es y puede pasar inadvertido, no para Dios, pero sí para nosotros. Tengo una lista de personas que me rodean a las que admiro por sus obras y lejos de mi la tentación de pensar que hacen lo que hacen por un seguimiento de la ley de Dios desprovisto de amor. De algunos me consta que aman, de otros no, pero no tengo porque suponer lo contrario.
No es el caso del hijo mayor de la parábola, seguramente, pero se da. Me temo que los santos no son objeto de la atención de Pagola, ni los novísimos tampoco.
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A.G.:
Palas Atenea no sé cómo se las apaña para escribir cada día comentarios mejores y más brillantes.
07/03/16 8:17 PM
  
José Díaz
La reflexión de Pagola es un ejemplo de algunos de los vicios y defectos de la teología progre-modernista contemporánea. Teología trufada de una mala filosofía. Es nominalismo puro, voluntarismo y, como vd. señala, A.G., convencionalismo ético. Para Pagola y la viciada teología que él encarna, no existe la ley natural porque lo bueno y lo moralmente recto no responden a la realidad de las cosas ni a la verdad de la conducta humana. En la teología que él y otros representan, la verdad es sólo un nombre, una palabra, un 'flatus vocis'. Es la vieja tesis ockhamista. No es adhesión al Bien, esto es, a Dios, fuente y cumbre del bien. Separándola de su fuente, se afirma que la ley moral viene impuesta desde fuera, no procede de la profundidad creatural del hombre, y se convierte en una convención desconectada de la verdad que nos hace libres. El buenismo es la coartada -el falso paracaídas- que permite este salto en el vacío. El vacío filosófico. El vacío teológico. Como todo en Pagola, una de cuyas obras, por cierto, la arriana "Jesús: una aproximación histórica", recibió cuando fue publicada el aplauso del cardenal -también teólogo- Ravasi, de actualidad en los últimos días por otras razones.
Un fuerte abrazo en el Señor y en su Madre Santísima.
P.D. Gracias, A.G., por los últimos microartículos (Ricardo de Argentina dixit). Hasta hoy no los leí y son magníficos, incluso hermosos -en el fondo y en la forma- por lo que dicen y por cómo se dice.
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A.G.:
Mi querido amigo, estoy por borrar mi microartículo (Ricardo de Argentina dixit) y poner su comentario, de tan magnífico.

Gracias amigo. Sus comentarios son siempre un regalo.
07/03/16 8:25 PM
  
Jesus Pereira
Se retuercen las parábolas no para arremeter en contra los fariseos, y los que condenan los pecadores - se las retuercen para agredir los que no aceptan tener el pecado como cosa normal, sin importancia, y no callan ese engaño.
El fariseísmo hoy es jactarse pecador y sentir bonito. Y pronto acusar a los demás de fariseos, de no tener el Espíritu Santo y otras lindezas. Y aún sentirse muy cómodo en lo figurín del publicano arrepentido.
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A.G.:
Se retuercen las parábolas no para arremeter en contra los fariseos, y los que condenan los pecadores - se las retuercen para agredir los que no aceptan tener el pecado como cosa normal, sin importancia, y no callan ese engaño.

Da ud en el clavo amigo.
07/03/16 9:07 PM
  
Roblete
En los primeros siglos de la Iglesia, teología y santidad iban de la mano. En estos tiempos, muchos teólogos no admiten que Dios no les de la razón. Por sus frutos los conoceréis.
07/03/16 10:55 PM
  
Ricardo de Argentina
Ciertamente los últimos comentarios son un lujo: profundos, agudos y claros.

No había prestado atención al texto del entonces Card. Ratzinger que nos ha traído Antoniouno. Me llama poderosamente la atención. ¿De dónde saca que el hermano mayor tiene nostalgia de tierras lejanas? ¿O que finalmente no entró a la fiesta? ¿O que actuó movido por la envidia? (Antes bien, es el hijo menor quien envidiaba la situación de los jornaleros de su padre). Eso parece interpretación libre, pero no son cosas que necesariamente se deduzcan del texto sagrado.
De tanto querer ver un hermano "bueno" y otro "malo", dejamos de prestarle atención a un hecho que para mí es muy importante: el hermano mayor representa a la justicia sin la misericordia, a la justicia estricta, técnica, legal, reivindicativa. Se puede decir que él "tiene razón": el padre no ha querido darle a él el ternero cebado y en cambio se lo ha dado al hijo disipado. En eso él ve una injusticia y protesta. Es lo que hace cualquier hijo de vecino, lo que hacen los gremios, lo que se reclama en la mayoría de las manifestaciones políticas.
El padre entiende el planteo y no se enoja, sino que trata de explicarle que sin faltar a la justicia ("todo lo mío es tuyo"), es la misericordia lo que lo mueve a actuar como lo ha hecho: "mi hijo estaba perdido y ha sido hallado". Justicia y Misericordia, ambos atributos de Dios que Él dosifica según su divina voluntad.
Todo ello en una parábola bellísima, didáctica y muy aplicable en nuestro día a día.
08/03/16 3:31 AM
  
Antonio1
Otro buenista:

""En el relato de la parábola aparece la realidad del pecado: ante un padre tan bueno, los hijos… uno le abandona y el otro le obedece refunfuñando. Uno busca una libertad sin obediencia; y el otro obedece sin libertad, sin amor. Verdaderamente el pecado es un mysterium iniquitatis (misterio de iniquidad)."


San Juan Pablo II
08/03/16 11:08 AM
  
Antonio1
Y otro:
"“Cuando uno se siente un pecador, se siente de verdad poca cosa o ‘sucio’ es uno el que va al Padre, pero cuando uno se siente justo y piensa que siempre hace las cosas bien, también el Padre le busca porque es un pensamiento malo, es la soberbia, es del diablo. El Padre espera a aquellos que se reconocen pecadores y va a buscar a aquellos que se sienten justos. Este es nuestro Padre”.

Papa Francisco.
08/03/16 11:12 AM
  
Antonio1
Más de san Juan Pablo II, estas palabras son maravillosas:

"La parábola pone en escena también al hermano mayor que rechaza su puesto en el banquete. Este reprocha al hermano más joven sus descarríos y al padre la acogida dispensada al hijo pródigo mientras que a él, sobrio y trabajador, fiel al padre y a la casa, nunca se le ha permitido —dice— celebrar una fiesta con los amigos. Señal de que no ha entendido la bondad del padre. Hasta que este hermano, demasiado seguro de sí mismo y de sus propios méritos, celoso y displicente, lleno de amargura y de rabia, no se convierta y no se reconcilie con el padre y con el hermano, el banquete no será aún en plenitud la fiesta del encuentro y del hallazgo.
El hombre —todo hombre— es también este hermano mayor. El egoísmo lo hace ser celoso, le endurece el corazón, lo ciega y lo hace cerrarse a los demás y a Dios. La benignidad y la misericordia del Padre lo irritan y lo enojan; la felicidad por el hermano hallado tiene para él un sabor amargo. También bajo este aspecto él tiene necesidad de convertirse para reconciliarse.
La parábola del hijo pródigo es, ante todo, la inefable historia del gran amor de un padre —Dios— que ofrece al hijo que vuelve a Él el don de la reconciliación plena. Pero dicha historia, al evocar en la figura del hermano mayor el egoísmo que divide a los hermanos entre sí, se convierte también en la historia de la familia humana: señala nuestra situación e indica la vía a seguir...si se lee la parábola desde la perspectiva del otro hijo, en ella se describe la situación de la familia humana dividida por los egoísmos, arroja luz sobre las dificultades para secundar el deseo y la nostalgia de una misma familia reconciliada y unida; reclama por tanto la necesidad de una profunda transformación de los corazones y el descubrimiento de la misericordia del Padre y de la victoria sobre la incomprensión y las hostilidades entre hermanos."
08/03/16 11:53 AM
  
Luis Fernando
Vuelvo a decir:

Por cierto, del hermano fiel no se dice que no aceptara las explicaciones del padre. Ya está bien de presentarle como el malo malísimo de la película. Al fin y al cabo, el padre le dice "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo".

Y lo diré las veces que haga falta. El texto bíblico dice lo que dice. Y no dice lo que no dice.
08/03/16 11:35 PM
  
Ricardo de Argentina
Además de hablarnos de la Justicia y de la Misericordia de Dios, hay otra enseñanza importantísima de esta parábola que también suele quedar opacada por el trilladísimo tópico del "hijo bueno vs. hijo malo". El hijo pródigo nos representa a nosotros pecadores: egoístas, poco serviciales, dados a los placeres, envidiosos y oportunistas. Somos unos miserables, no obstante el Padre nos ama infinita e inmerecidamente, y está siempre atento a nuestro más mínimo gesto de arrepentimiento y conversión para recompensarnos al ciento por uno.

Me ratifico pues en lo dicho: una parábola bella y densísima. Pero como bien dice AG, muy estropeada por la retorsión buenista.
09/03/16 12:32 AM
  
Luiscar73
Romanos;9;30 hasta 10;4, lo explica muy bien.
Es que el que persigue la ley de la justicia por el camino de las obras, como es el caso de Israel, no reconociendo la justicia de Dios en Cristo por la Fe y buscando establecer su propia justicia, tropiezan con el Amor. Y eso es lo que pasa con el hijo mayor, que tropieza con el Amor; y lo mismo le pasa a todo hombre que no ha sido justificado por Cristo, que su justicia procede de su corazon de piedra, que es un corazon no regenerado y todavia sometido por un amor que demanda retribucion por los servicios prestados y que aborrece la Gratuidad de Dios. Un amor natural,voluntarista y manifiestamente egoista, es decir, el amor caido, que no se puede elevar de su propia justicia a la de Dios en Cristo.
El hermano menor entra por el camino del arrepentimiento y de la Fe, que es el Camino de la Gracia, el Camino de Cristo ;"porque el fin de la ley es Cristo para justificacion de todo el que cree"
La Paz de Cristo.
09/03/16 5:35 AM
  
Javier Ejías
Señor LF,
Nadie dice que el padre reproche a su hijo estar siempre a su lado, y que le quiera también.
Pero el padre trata a los dos con la misma misericordia. Al egoísta que se fue con "su parte" y se la gastó, y al egoísta que se quedó, no por amor al padre sino por amor a si mismo esperando una ¿justa? recompensa.
¡Ay! Si leyéramos más a menudo ese soneto anónimo atribuido a Santa Teresa (No me mueve mi Dios para quererte.........) y lo rezáramos de vez en cuando.
/EDITADO/
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A.G.:
Vamos a tratarnos con el debido respeto. Nada de comentarios despectivos.
09/03/16 9:23 AM
  
Pedro
¿ Quién va ganando en simpatías, el mayor o el pródigo? Yo creo que los críticos con el hermano mayor esgrimen sólidos argumentos y voces muy autorizadas. Tengo la impresión de que están arrasando. Antonio1 y Luiscar han entrado frescos y con la munición de los últimos papas nos van a romper la portería. Si Ricardo fundase una asociación de amigos del hermano mayor, yo modestamente podría ser vicepresidente, contable y recaudador. También quiero la portavocía y las fuerzas de orden si fueren necesarias.
09/03/16 1:44 PM
  
Luis Fernando
....
al egoísta que se quedó, no por amor al padre sino por amor a si mismo esperando una ¿justa? recompensa.

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¿Y eso dónde lo dice la Escritura? ¿Ahora va a resultar que juzgamos las intenciones del hermano que se quedó donde debía? ¿Lapidemos al justo porque no entiende en un primer momento la misericordia con el pecador?

No, no es cierto que el padre trató con igual misericordia a los dos hijos. Al hijo pródigo le trató con más misericordia.... porque NECESITABA más misericordia. Y eso era lo que el hermano fiel no entendía. Y eso fue lo que su padre, le explicó. Como quiera que la Escritura se queda ahí, sacar conclusiones sobre lo demás es rizar el rizo.
09/03/16 3:05 PM

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