(164) Progresismo eclesial
1.- La esencia del progresismo eclesial.-  Se sustenta teológicamente en uno de los errores condenados en 1864 por el Syllabus, V con toda precisión: «La revelación divina es imperfecta, y está por consiguiente sujeta a un progreso continuo e indefinido».
3.- La forma actual del modernismo es el progresismo y sus obsesiones: el sentimentalismo buenista, la supuesta maldad legalista de la ley, la primacía de la conciencia subjetiva, el rigorismo de toda condena del error, la inconveniencia del ejercicio de la autoridad, reconvertida en mero servicio; la no esencialidad del ser humano, que puede y debe llegar a ser lo que quiera, sin límite alguno; la supuesta irreligiosidad del derecho penal de la Iglesia, etc, etc. —Tarea urgente para el catolicismo de hoy, sería elaborar un catálogo de tabúes progres, a la manera de León Bloy († 1917), que lo hizo con los prejuicios burgueses.

El situacionismo es un agente tóxico en la mente católica. Su alta toxicidad consiste en una potente capacidad para producir fallos de sistema en la teología moral, al entrar en contacto con ella. 
En este post voy a comentar respetuosa y constructivamente algunas cuestiones suscitadas por un artículo de D. José Antonio Ullate publicado en Alfa y Omega, titulado 
La teología moral situacionista, según hemos visto en anteriores posts, diluye la moralidad del acto concreto en el fluir temporal de la existencia humana. Supone un desplazamiento del criterio moral: pasa indebidamente de cualificar moralmente el acto puntual, a sumergirlo en un todo vital, de forma que la transgresión quede diluida en el conjunto de vivencias personales.