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8.09.19

(382) Contra las aguas corruptas

13.- Conocimiento viciado.— El movilismo pone en movimiento la doctrina y la sumerge en la trituradora del Maelstrom, para que sufra mutaciones y se adapte al siglo. Su objetivo es claro: que no haya certezas, que se disipen las seguridades, que queden anegados de 1789 los conceptos. El mutacionismo ha penetrado la Nueva Teología y el personalismo, descuajándolos del orden de las esencias. Ha puesto fecha de caducidad al derecho natural. Ha sometido al hombre al estro moderno y sus afanes de autodeterminación. Ha criminalizado la sagrada escolástica, con grave daño. —Contra esto, la romanitas católica: contemplarlo todo sub specie aeternitatis. Fundir en bronce la doctrina cristiana para que sea para siempre.

 

14.- Entre dos aguas.— Hay un movimiento bueno y otro malo. El primero es perfectivo, de vida y gracia, de virtud; del agua viva, que salta hasta la eternidad  (Cf. Jn 4, 14); del crecimiento que sólo Dios concede (Cf. 1 Cor 3, 6) y nunca el hombre. Pero el segundo es de la corrupción, de la disipación de la verdad en anfibologías, en el espíritu perverso de la ambigüedad; en el ardid con que el pecado ha sometido al mundo (Cf. Rom. 8, 21). —Contra esto, la precisión escolástica y la estabilidad sacramental, la armonizacion jerárquica de los saberes contra todo sinfonismo, contra todo situacionismo pastoral, contra toda destemplada relacionalidad.

 

15.- Agua estancada, agua envenenada.— Al movimiento bueno le aplicamos el refrán y el lema: capiunt vitium, ni moveantur, aquaese corrompen las aguas si no se mueven. Justiniano, en Digesto, 1, 8, 2, enseña que el agua buena es de justiciaaqua profluens iure naturali communis, agua que corre es común a todos por derecho natural. La recta doctrina ha de ser común a todos. Dar agua mala es acto de injusticia.

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