(28) De disonancias y remolinos, y del sentido común

Os costará un poco leer este post, lo reconozco. Pero os animo a ello. 

Porque es importante darnos cuenta de la gravedad de la deconstrucción postmoderna de la razón,  y cómo ello afecta a la vida cristiana.

Con la deconstrucción de la metafísica, lo vertiginoso se apropia del ethos, y transmuta la moral cristiana en ética existencial y experiencialista.

La Iglesia  ha de seguir defendiendo el poder de la razón. Porque la hermenéutica de la reforma en la continuidad que quería Benedicto XVI no puede realizarse al margen del sentido común y del orden de las certezas.

Un apostolado de la razón es tan propio de la Iglesia como el apostolado mismo.

Hay que defender la razón, afianzarla en la naturaleza humana, reconstituirla con la sana metafísica del Angélico. Y en esta labor de reconstrucción, es imprescindible la gracia y la verdad, que nos vienen con Jesucristo (Juan 1, 17)

Vamos a ello. No será muy larga la caminata. La imagen del gran remolino, del Maelstrom, en cuya cercanía todo se acelera deconstruyéndose, nos acompañará en esta reflexión

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1 Este rechazo a apacentarse en verdades inamovibles, no es más que una muestra de la atracción del Maelstrom, del espíritu antropocéntricamente acelerado de la Postmodernidad.

2 El ansia nihilista de grandes disonancias se refleja en el mundo de las grandes velocidades generadas por la técnica.

2.1. El hombre postmoderno sueña con vivir y pensar a la velocidad de la luz, y lo refleja en sus obras literarias o en el mundo del cine. Y es que la técnica, por su antropocentrismo, es puesta a cooperar con el espíritu del Maelstrom nihilista y hace reales sus sueños.

3 El deseo antropocéntrico de deconstruir la razón es mal fruto del espíritu de disonancia, que resuena en cuanto el Logos es desplazado del centro, y el ruido de esta impostura llena todo logos particular.

3.1. La certeza, que es consonancia de ideas en el entendimiento, es considerada una vulgar estática, mero estancamiento.

3.2 El espíritu del Maelstrom sobreacelera las certezas hasta que de ellas sólo quedan restos, y sobre esos restos edifica la nave que marcha hacia el abismo.

4 Expulsar la razón del orden de la fe conlleva sujetarla al capricho de la voluntad, y sustraerla de la acción integradora de la gracia.

5 La racionalidad de la música es herida por el espíritu de disonancia, que da el paso al  racionalismo técnico artificial, o al irracionalismo salvaje.

6 Las artes, la ciencia misma se ponen en movimiento hacia el remolino. Los saberes devienen en meros instrumentos de la tecnoinformación que no cesa.

6.1 Es necesario un saber teológico que haga converger todo saber, auxiliado por la filosofía realista.

7 “Velociter decident” (Sal Vulg 36, 2) Velozmente se estropearán, se marchitarán, se mustiarán, como heno marchito, sicut faenum velociter decident

8 Por el contrario, la gracia introduce un principio de reposo, de estabilidad, de certeza, que halla eco en la razón, iluminada por la fe, auxiliada por la gracia. Que la estabilidad  es buena es de sentido común.

9 “Detente en el Señor, y espera en Él”. Acquiesce in Domino, et spera in eo. (Sal Vulg 36, 7)

10 Frente al espíritu de disonancia y de incerteza, la Iglesia ha de hacer apostolado de la razón, del sentido común, de la consonancia del reposo en la verdad.

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11 La armonía escolástica entre fe y razón introduce la estabilidad en el entendimiento y posiciona la voluntad en su justo lugar.

12 Parece que la fe ha de partir de cero, supuesta la presunta inutilidad de la razón para alcanzar verdades acerca de Dios.

12.1 Por el contrario, la fe está preambulada por el conocimiento natural, que es apto para alcanzar verdades acerca del Creador.

13 La razón puede aportar un sustrato natural preparatorio a la fe teologal, prologando su intelección sobrenatural.

14 Parece que la fe es irracional, porque no puede demostrar la verdades sobrenaturales a las cuales ha de rendirse.

14.1 Por el contrario, la fe es perfectamente razonable.

14.2 La gracia mueve a la razón a darse cuenta de su incompletitud, y a comprender que hay verdades que la rebasan, pero que existen, y que no serían cognoscibles si Dios no las hubiera revelado.

15 Parece que la fe y la razón coinciden en un mismo orden de conocimiento, por el cual la razón posee independencia y potestad propia para evaluar como verdad o falsedad de las verdades sobrenaturales como si fueran naturales.

15.1 Por el contrario, existe un doble orden de conocimiento, que no ha de ser hibridado ni confundido

15.2 Lo inteligible natural y lo suprainteligible sobrenatural son cognoscibles de diverso modo, según su propio principio y su objeto correspondiente.

16 Sin la razón, la primacía del conocer sobre el sentir queda suspendida para abrir la puerta al voluntarismo. La voluntad se coloca en el lugar del entendimiento, y se hace impostora en el panel de control de la vida cristiana, desplazando a la verdad y la gracia.

17 La gracia presupone la naturaleza como la fe presupone la razón

18 “Dios vivo y verdadero, Creador y Señor nuestro, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana” (CVI, Denz 1806)

17.1. Toda heterodoxia deviene en heteropraxis y viceversa, como en un anillo de poder, el remolino de la fragmentación, el agujero negro que todo tiende a devorar. La fe devaluada en opinión genera una primacía de la voluntad que conduce a la devaluación misma de la gracia.

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19 Existe, por tanto, un conocer natural verdadero, que es distinto del conocer sobrenatural por la revelación, y que no ha de ser menospreciado, ni tampoco sobrevalorado.

19.1El asentimiento perpetuo de la Iglesia católica ha sostenido y sostiene que hay un doble orden de conocimiento, distinto no sólo por su principio, sino también por su objeto. Por su principio, porque en uno conocemos mediante la razón natural y en el otro mediante la fe divina; y por su objeto, porque además de aquello que puede ser alcanzado por la razón natural, son propuestos a nuestra fe misterios escondidos por Dios, los cuales sólo pueden ser conocidos mediante la revelación divina.” (CVI, cap.4)

20 Defendiendo el sentido común, defendemos tanto a la fe como a la razón. Porque

20.1 “aunque la fe se encuentra por encima de la razón, no puede haber nunca verdadera contradicción entre una y otra: ya que es el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe, quien ha dotado a la mente humana con la luz de la razón. Dios no puede negarse a sí mismo, ni puede la verdad contradecir la verdad. La aparición de esta especie de vana contradicción se debe principalmente al hecho o de que los dogmas de la fe no son comprendidos ni explicados según la mente de la Iglesia, o de que las fantasías de las opiniones son tenidas por axiomas de la razón. De esta manera, definimos que toda afirmación contraria a la verdad de la fe iluminada es totalmente falsa” (CVI, cap.4)

20.2 “Además la Iglesia que, junto con el oficio apostólico de enseñar, ha recibido el mandato de custodiar el depósito de la fe, tiene por encargo divino el derecho y el deber de proscribir toda falsa ciencia” (CVI, cap. 4)

20.3. “La fe y la razón no sólo no pueden nunca disentir entre sí, sino que además se prestan mutua ayuda, ya que, mientras por un lado la recta razón demuestra los fundamentos de la fe e, iluminada por su luz, desarrolla la ciencia de las realidades divinas; por otro lado la fe libera a la razón de errores y la protege y provee con conocimientos de diverso tipo” (CVI, cap.4)

20.4. “De ahí que también hay que mantener siempre el sentido de los dogmas sagrados que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, y no se debe nunca abandonar bajo el pretexto o en nombre de un entendimiento más profundo” (CVI, cap.4)

PD .-Es de sentido común volver al Angélico. Para que la razón y la fe concierten en consonancia, dando un principio de estabilidad en que podamos reposar y detenernos en el Señor.

3 comentarios

  
Luis Fernando
Se me ocurre otra figura sacada de la naturaleza, aunque en este caso se trata de fenómenos astronómicos lejanos a la tierra.

El modernismo y el liberalismo teológico son a la fe lo que los agujeros negros a la luz. La atrapan, se queda dentro, probablemente aplastada, y ya no puede volver a salir.


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A.G.- Pues sí, en efecto, la imagen del agujero negro es perfecta. Como que la voy a introducir en el post, con tu permiso, jeje
04/10/14 10:43 PM
  
Luis Fernando
Son dos maravedíes por derechos de autor, :D
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A.G.- Incluido. Jeje, no me he podido resistir. Te mando los maravedíes en un giro :D
04/10/14 10:48 PM
  
ult
Yo, desde luego, defiendo el sentido común -así defiendo la fe y la razón ¿no?
Eso se entiende perfectamente.
Y ya puestos a decir cosas un poco más raras, diré que el sentido común es para mí como un agujero de gusano. Ahí lo dejo.
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A.G.-Lo del agujero de gusano me deja K.O. Pero vislumbro algo....viajes en el tiempo a través del sentido común. Eso sería la repera. A veces parece que lo hacemos, jeje

Saludos cordiales
05/10/14 9:52 PM

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