El acto moral

En el artículo anterior, tratamos los impedimentos remotos al acto humano, que se dividen en naturales (el temperamento, el carácter, la edad y el sexo), psicológicos (diversos grados de afecciones mentales) y sociológicos (educación, moral social, ideologías o filosofías imperantes, así como los ejemplos cercanos al sujeto agente). Salvo algunos trastornos mentales graves, que nublan completamente el juicio, los impedimentos remotos jamás anulan totalmente la libertad del sujeto, ni por tanto su responsabilidad.

 

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Definición de acto moral y moralidad

 

En artículos previos hemos tratado el acto humano (su definición, su elemento voluntario, su libertad, y sus diversos tipos de impedimentos, del conocimiento, de la voluntad, de la ejecución, y los llamados remotos). Una vez definido este con precisión, iniciaremos un apartado dedicado a la moralidad de los actos humanos, es decir, el núcleo de la teología moral.

 

Para poder calificar la moralidad de un acto, se impone definir primeramente qué es la moral. Se define moral como la regla de la costumbre (del latín mos, de donde viene la palabra “moral”), ajustada a la recta razón. Es decir, aquello que impone la norma acordada por una comunidad, basada en lo que la razón dicta como correcto, y enunciado como norma o ley.

 

Un acto será moral si el sujeto agente lo realiza con advertencia de que su objeto es conforme o disconforme a dicha regla.

 

El lenguaje popular atribuye la cualidad de moral a lo moralmente bueno, y por ende llama inmoral a lo moralmente malo. En teología, sin embargo, todo acto consciente de su adecuación a la costumbre es en sí moral, y lo no-moral o amoral sería aquel acto que  carece de dicha advertencia. En esta serie de artículos, no obstante, emplearemos, al modo común, el concepto de inmoral como sinónimo de moralmente malo.

 

Los animales sólo presentan acto físico (natural u ontológico), puesto que al carecer de razón, no pueden tener costumbre moral, y se guían únicamente por sus instintos. Por tanto, la moralidad (o calificación moral) de un acto es intrínsecamente humana, aunque por analogía podamos hablar de palabras, obras literarias, espectáculos, leyes o políticas morales o inmorales.

 

Según Santo Tomás, no hay más que dos especies de moralidad completas: la buena y la mala, pues todo acto humano (libre y consciente), o se ajusta a la norma moral o no lo hace, siendo acto bueno en el primer caso, y malo en el segundo. En lo concreto no existen actos humanos moralmente indiferentes (aunque sí en abstracto). Cada acto humano, a su vez, puede tener mayor o menor grado de adecuación o alejamiento de la norma moral, estableciendo diversas grados de bondad o maldad de los actos.

 

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Clasificación de la moralidad de un acto

 

Por razón del objeto (objetivo): según si el objeto se adecúa o no a la norma moral. El objeto define la esencia de la moralidad del acto. Los medios empleados en el acto también serán criterios de moralidad, aunque en un plano inferior.

Por razón del sujeto (subjetivo): según si la conciencia del sujeto está conforme o no a la norma moral.

 

Dada la falibilidad humana, existe la posibilidad de que la conciencia no se ajuste a la norma moral según la recta razón, habiendo casos en los que la moralidad objetiva y la subjetiva no se compadezcan. Así, un sujeto puede levantar falso testimonio (acto objetivamente malo) para favorecer a quien cree que lo merece (acto subjetivamente bueno). Del mismo modo, otro sujeto puede tener escrúpulos morales (acto subjetivamente malo) en aplicar un castigo proporcionado al culpable (acto objetivamente bueno).

 

Según su fuerza, la moralidad puede ser coercitiva (en virtud del pecado original, todas las prohibiciones de lo inmoral lo son), o libre, es decir aconsejada a la conciencia libre. Las indicaciones de los moralmente correcto pueden ser libres o coercitivas.

 

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Calificación de la moralidad de un acto

 

La calificación moral de un acto se basa en su fundamento. Por razón del fundamento, se distingue la moralidad objetiva del acto en mandatos internos o externos. Los internos son aquellos derivados de la ley natural y divina, accesibles por sí mismos a la razón (el amor a Dios es intrínsecamente bueno, matar al inocente es intrínsecamente malo), necesarios e irreformables, y los externos son promulgados por el legislador legítimo, con ánimo de mejoramiento social (obligar a ponerse el cinturón de seguridad al volante, prohibir comer carne en día de vigilia), son contigentes y modificables.

 

El punto clave es la existencia o no de un fundamento interno del orden moral objetivo, que tendría rango superior per se al externo. Sobre la existencia de la ley natural, remito al lector al artículo que sobre ese tema escribí en esta bitácora.

 

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La negación del mandato interno del orden moral. El positivismo

 

Los reparos filosóficos al mandato interno de la ley natural se pueden resumir en la doctrina del positivismo, que atribuye la disposición de lo bueno o lo malo a la voluntad libre (o libertad positiva), bien de los hombres (positivismo humano), bien de Dios (positivismo divino).

 

El positivismo divino sostiene que la libre voluntad de Dios hubiese podido disponer que lo malo fuese bueno y lo bueno malo (por ejemplo que robar hubiese sido lícito, y honrar a los padres ilícito). Posición sostenida por Occam y los nominalistas, Gerson, Descartes, Osiander o Pufendorf.

 

Sobre el positivismo humano y sus diversos enunciados, Royo Marín hace un listado de errores que podemos agrupar del siguiente modo:

 

A) Democratismo moral. La norma proviene de la convención de los hombres. Subtipos:

- la norma moral depende de la costumbre lata (no ligada a la recta razón) o de la mera opinión del pueblo. Sostenido en un modo u otro por Arquelao, Aristipo, Protágoras, Gorgias, Carnéades, Teodoro de Ciro y Saint-Lambert.

- la norma moral proviene de un pacto libre entre los hombres. Sostenido por Rousseau.

- la norma moral depende del influjo social. Sostenido por Durkheim y Levy-Brühl

 

B) Aristocratismo moral. La norma es dictada por un pequeño grupo de hombres superiores por algún concepto (es decir, la libertad positiva moral no sería universal, sino restringida a este grupo).

- la norma moral proviene del influjo de la educación (reglas transmitidas por los docentes). Sostenido por Montaigne.

- la norma moral es un producto del intelecto de los hombres superiores (filosofismo o aristocracia filosófica). Sostenido por Mendeville.

- la norma moral sólo puede evolucionar, y evoluciona, debido al progreso científico (cientifismo moral o positivismo científico). Sostenido por Compte, Stuart-Mill, Litré o Taine.

- la norma moral proviene de hombres psíquicamente superiores, que pueden imponerla a los demás. Sostenido por Nietzsche.

 

C) Telurismo moral. Hay fuerzas en el espíritu de la humanidad que marcan la norma moral a lo largo del tiempo (sustituye a Dios como legislador moral).

- la norma moral proviene de una evolución del instinto animal conforme este se va haciendo más complejo y superior (evolucionismo moral). Sostenido por Spencer, Haeckel y Darwin.

- la norma moral proviene de las “leyes de la historia” (historicismo). Sostenido por Dilthey.

- la norma moral proviene de las costumbres de los pueblos modificadas por el tiempo. Sostenido por Savigny y Hugo Paulsen.

- la norma moral está en relación con la psicología humana (pragmatismo). Sostenido por W. James.

 

D) Legalismo o estatismo moral. Que pone la esencia de la norma en el promulgador de la misma (conduciendo de ese modo al autoritarismo moral, y por su medio, al totalitarismo).

- la norma moral sólo surge del estado legítimo. Sostenido por Hobbes.

 

E) Nihilismo moral. Esta variante radical niega cualquier mandato moral, sea interno o externo.

- la norma moral proviene del yo (egoísmo). Sostenido por Max Stirner.

 

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La crítica de la teología moral contra el positivismo

 

La doctrina verdadera de la teología moral católica sostiene que “existen ciertas acciones que por su misma naturaleza son intrínsecamente buenas o malas, independientemente de toda voluntad humana o divina”.

 

La teología clásica argumenta contra ambos positivismos.

 

A) Contra el positivismo divino

 

La naturaleza de las cosas creadas por Dios proviene de su entendimiento o inteligencia (que les da aquello que conviene a su naturaleza), y no de su voluntad (que es la que decidió la existencia de esas cosas). Del mismo modo que Dios no puede decretar que dos más dos sean cinco, por ir contra el propio orden divino, tampoco puede decretar que la blasfemia sea lícita. Por ello, la norma moral impresa intrínsecamente en la naturaleza de las cosas no puede ser modificada por Dios, ya que la voluntad de Dios no puede ir contra su inteligencia, ya que Dios es perfecto.

 

B) Contra el positivismo humano

 

- Argumento metafísico. La noción de bien implica necesariamente conveniencia con la naturaleza de algo. La naturaleza del hombre es racional. Por tanto, hay actos que intrínsecamente se adecúan a la naturaleza racional del hombre, y por tanto, son buenos. Y su opuesto, los actos malos, por el mismo motivo.

 

[Ejemplo 1: la razón exige que las potencias inferiores se sometan a las superiores. Por ello, el hombre se ha de someter a Dios, y el cuerpo al alma. Cuanto así lo procure, será intrínsecamente bueno, y lo contrario, malo. Ejemplo 2: el hombre no se basta por sí sólo para procurarse todas sus necesidades, sino que precisa a sus semejantes. Por tanto, todo aquello que favorezca la convivencia (como por ejemplo el respeto a los pactos libres) será de suyo bueno, y todo cuanto la perturbe (por ejemplo, tomar injustamente lo ajeno), malo. Ejemplo 3: el ser humano emplea naturalmente las cosas exteriores a él para alcanzar sus propios fines, pero si estos, sobrepasando su medida, son empleados contra la propia vida y la ajena, serán naturalmente malos (por ejemplo, la adicción a drogas o las conductas innecesariamente arriesgadas).]

 

- Argumento histórico. Es el mismo que se emplea ocasionalmente para demostrar la existencia de la ley natural: existen normas morales comunes a los hombres de todas las culturas a lo largo del tiempo, lo cual demostraría que son actos intrínsecamente buenos o malos según la razón humana (el único elemento común a todas las culturas y pueblos).

 

- Argumento por reducción al absurdo. Si la norma moral depende únicamente de la libre voluntad de los hombres (o de algunos hombres), estos podrían dictar como bueno o malo el mismo acto, según qué voluntad les animase en cada momento. Si cualquier acto puede ser bueno o malo indiferentemente, se destruye el concepto de bondad o maldad, y por tanto, la propia norma moral.

 

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Resumen

 

La moral es la norma de la costumbre ajustada a la recta razón. Si el sujeto advierte que su objeto es conforme o disconforme a dicha regla, ese acto será moral.

 

Todo acto libre y consciente sólo puede ser moralmente bueno o malo.

 

El acto moral se califica de forma subjetiva (según la conciencia del sujeto esté o no de acuerdo con la norma moral) y objetiva (según el objeto del acto sea o no conforme a dicha norma). Es el objeto del acto lo que determina la esencia de la moralidad del mismo.

 

La moralidad de un acto viene determinada por sus mandatos internos o intrínsecos (derivados de la ley natural y divina y accesibles a la razón), necesarios e irreformables, y sus mandatos externos (proclamados por el legislador legítimo) contingentes y modificables.

 

Los reparos al mandato intrínseco de la norma moral provienen del positivismo, que sostiene que las disposiciones de la norma moral provienen de la libre voluntad o libertad positiva. Este puede ser divino (Dios podría haber dispuesto en su libre voluntad que lo bueno fuese malo y viceversa), sostenido por Occam y los nominalistas o Descartes, o humano.

 

Las escuelas del positivismo humano se agrupan en aquellas que propugnan el origen de la norma moral en la  convención de los hombres (Aristipo, Protágoras, Georgias, Rousseu), en un grupo de hombres superiores (Montaigne, Mendeville, Compte, Nietzsche), en fuerzas del espíritu humano (Darwin, Dilthey, Sauvigny, James), en el mero legislador legítimo externo (Hobbes), o en el yo de cada hombre (Stirner).

 

La doctrina católica enseña que hay acciones intrínsecamente buenas o malas, independientemente de toda voluntad. Contra el positivismo divino sostiene que la norma moral forma parte de la naturaleza de las cosas, y esta proviene del entendimiento de Dios, no de su voluntad, que no puede contradecir a aquel. Contra el positivismo humano emplea el argumento metafísico (el concepto de bien proviene de la naturaleza, y la del hombre es racional, por lo que lo todo lo bueno es necesariamente racional, y a la inversa), el argumento histórico (la ley natural como prueba) y el argumento por reducción al absurdo (si la libre voluntad de los hombres dicta la norma moral, cualquier cosa puede ser buena o mala según cada sujeto y momento, y por tanto, las nociones de bien y mal desaparecen, para no caer en el principio de contradicción, que un mismo acto pueda ser bueno y malo a la vez).

3 comentarios

  
Anónimo acongojado
Le voy a poner un caso moral concreto.

Dice Royo Marín
Se entiende por movimientos carnales la erección o excitación de los órganos sexuales producida por la afluencia de sangre a aquellas partes.

2º. Si son tan sólo indirectamente voluntarios en la causa, serán pecado grave, leve o ninguno, según haya habido o no causas debidamente proporcionadas para permitirlos.

Me gusta imaginarme ciertas historias con seres con dragones antropomorfos. Pensaba cada vez que pienso en esas historias tengo movimientos carnales por alguna extraña raZón. Y siempre ocurre, ignoro qué relación puede tener una cosa con la otra.
No sé si estoy obligado a dejar esas imaginaciones por esos movimientos o si es licito tenerlos e ignorar esos movimientos.

Me aflije no saber que es lo correcto.


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LA

Me temo que se aparta usted del tema del artículo.

Por lo demás, como ha sido tan hábil de encontrar el apartado del tratado de teología moral adecuado a su caso, no dudo que su prudencia le dictará cuál es la conducta moral más correcta en el mismo.
05/11/20 7:33 PM
  
Pablo
Según Santo Tomás, no hay más que dos especies de moralidad completas: la buena y la mala, pues todo acto humano (libre y consciente), o se ajusta a la norma moral o no lo hace, siendo acto bueno en el primer caso, y malo en el segundo.

Si "matar al inocente es intrínsecamente malo" entonces "matar al culpable no es intrínsecamente malo", es decir, "matar al culpable es intrínsecamente bueno" por el principio de moralidad completa. Existen actos que con independencia de su objeto son intrínsecamente buenos o malos como se da en el caso de la mentira. Por eso es necesario matizar el grado de bondad y de maldad introduciendo lo bueno, lo no malo, lo no bueno y lo malo con el fin de dar cabida a lo posible.


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LA

Este artículo sólo pretende hacer una presentación general del acto moral y sus fundamentos. Las particularidades y matices se irán desarrollando en ulteriores. Ahí podremos entrar en casos concretos, dudas y controversias, y ver cómo el Aquinate, y otros teólogos morales, argumentan.
06/11/20 12:28 AM
  
esron ben fares
Buenos días:
He escuchado mucho el término moral católica, pero no ética católica. ¿Existe alguna razón?

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LA

Etimológicamente, ética en griego proviene de ethos, que quiere decir carácter o naturaleza, normalmente aplicado a las normas del correcto obrar. Como se ve, su significado coincide en gran parte con el de moral (costumbre o norma de conducta). Tradicionalmente se ha asignado a la ética la parte más especulativa y analítica sobre lo bueno y lo malo (la filosofía de lo moral), y a la moral propiamente dicha la parte más normativa y comunitaria.

El término moral católica es más antiguo, y enlaza directamente con la doctrina de la Iglesia, por lo que se ha mantenido vigente.
06/11/20 12:45 AM

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