21.05.10

La música como instrumento de unión entre cristianos

Es evidente que las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa han mejorado notablemente en los últimos años. La llegada de un nuevo Patriarca, Kiril I, ha servido para limar asperezas de etapas pasadas. De hecho, antes de sentarse en el trono de la iglesia rusa, Kiril I mantuvo no pocos encuentros con obispos y cardenales católicos dada su condición de director de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú y mano derecha del anterior patriarca, Alexis II. Precisamente ese es el puesto que desempeña uno de los nombramientos más interesantes del patriarca ruso recayó sobre la persona de una de las figuras más deslumbrantes de su iglesia. Me refiero al Metropolita Hilarion Alfeyev, de tan solo 43 años de edad, autor de más de 300 publicaciones, incluidos numerosos libros en ruso, inglés, francés, alemán, italiano y finés. Sencillamente impresionante.

Pero si por algo destaca el arzobispo Hilarion es por su condición de compositor. Se dice de él que puede llegar a ser uno de los grandes de la música clásica no sólo de Rusia sino de Europa y del mundo entero. Su Pasión según San Mateo -de la que al final pondré algunos vídeos- es una auténtica obra maestra. He de reconocer que no soy un experto en música clásica, pero creo que sé discernir cuando estamos ante una gran obra. Y esa lo es. Es por ello que no resulta extraño que en el concierto que el Patriarca Kiril I ofreció en honor del Papa Benedicto XVI en el Vaticano, la última pieza que se tocó fuera precisamente la “Ascensión del Señor” del metropolita Alfeyev. Conociendo como conocemos el amor del Vicario de Cristo por la buena música, no dudo que el de ayer fue uno de los momentos más felices para Benedicto XVI de lo que llevamos de año. Si el Patriarca Kiril I quería hacerle un gran regalo al Papa, no ha podido elegirlo mejor.

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20.05.10

Carta abierta al director de Radio María Argentina

El P. Javier Soteras, director de Radio María Argentina, ha publicado un comunicado en el que arremete contra los que han acusado a dicha emisora de dar un tratamiento cuanto menos equívoco a la cuestión de los matrimonios o uniones civiles entre homosexuales. El padre Soteras no se anda por las ramas y habla de una “serie de publicaciones y denuncias virtuales y gráficas que han sido ciertamente injuriosas, comunicacionalmente manipuladoras, intolerantes y cargadas de mentira. No se ha sabido comprender y contextualizar la compleja problemática abordada en el tratamiento del tema de la unión civil de personas del mismo sexo que salió al aire los días 11 y 13 de mayo del corriente“. O sea, hay que ver qué gentuza es aquella que ha acusado a Radio María Argentina de separarse del magisterio de la Iglesia en ese tema. Supongo que entre esos medios está InfoCatólica, que se hizo eco de lo ocurrido y de las denuncias de bloggers y fieles católicos argentinos.

Ahora bien, yo propongo a los lectores de InfoCatólica que escuchen el siguiente audio. A partir del minuto 2,35, la presentadora del programa dice lo siguiente: “Con respecto a la ley natural… bueno, este es un tema todavía para profundizar mucho más, pero es interesante, por ejemplo, que sepamos que hay aproximadamente 140 especies que tienen prácticas homosexuales -especies animales-. Los chimpancés pigmeos, por ejemplo… los pinguinos, por ejemplo… entre las cacatúas enanas, por ejemplo, hay un 40% de homosexualidad. Y en la cuna de nuestra civilización occidental, recordarán ustedes, la civilización griega, que fue una civilización que reforzó mucho el modelo patriarcal -madre/eposa y padre/pater de familia/jefe), sin embargo en sus prácticas sexuales eran muchos de ellos homosexuales y lo tenían como muy naturalmente“. No hace falta que le diga, padre Soteras, que Gabriela Lasanta demuestra una profunda ignorancia sobre qué eso de la ley natural. Y es evidente que está intentando llevar a los oyentes a la idea de que la homosexualidad es la cosa más natural del mundo y que, al fin y al cabo, en la Grecia cuna de nuestra civilización se veía la mar de bien. Oiga, don Javier, ¿es normal que la conductora de un programa católico cometa semejantes errores?

A Dios gracias, en el mismo programa se entrevista a don Jorge Nicolás Laferrier, doctor en Ciencias Jurídicas por la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina, quien corrige la postura errónea de la presentadora sobre la ley natural (ver minuto 33), pero no sin que a la misma se le note un pelín alterada con las palabras del doctor.

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19.05.10

No podemos matar al hijo para salvar a la madre

El 25 de marzo de 1968 nació en Madrid una niña cuya madre estaba sobrellevando un embarazo que, según los médicos, puso en peligro su vida. La mujer padecía una hipertensión muy elevada provocada por la gestación. Al llegar al sexto mes de embarazo, los doctores le plantearon la alternativa de realizarle una cesárea, porque el peligro era cada vez mayor. Estamos hablando de hace 42 años, cuando los nacimientos prematuros tenían muchas menos posibilidades de sobrevivir que ahora. Sin embargo, la cría, que pesó un kilo al nacer, sobrevivió. La madre también. Hoy una es mi esposa y la otra es mi suegra.

Sin embargo, en un hospital “católico” de Arizona, los médicos decidieron recientemente poner fin a la vida de un ser humano debido a que su madre sufría de hipertensión pulmonar y la gestación amenazaba su vida. Y en la toma de decisión sobre dicho aborto, además de la madre y los médicos, participó una monja miembro del comité ético de dicho hospital. Como no puede ser de otra manera, el obispo de Phoenix ha recordado que todos ellos están excomulgados.

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18.05.10

La Iglesia parece hoy un reino dividido contra sí mismo

Cristo lo dijo de forma que todo el mundo le pudiera entender: “Si un reino está dividido contra sí mismo, no puede durar. Y si una casa está dividida contra sí misma, no podrá subsistir” (Mt 3,24-25). La verdad no creo que haga falta dar muchos argumentos para que se comprenda porqué nuestro Señor tenía razón al decir tal cosa. El sentido común nos sirve para entenderlo. El mismo Jesucristo, sabiendo lo que vendría después, oró por la unidad de los cristianos. “Que sean uno, como nosotros somos uno” (Jn 17,22). La historia demostró poco después la necesidad de esa oración.

Los apóstoles, en especial San Pablo, también hicieron un llamamiento a la unidad. Pero a su vez, eran conscientes de que el pecado sigue presente, desgraciadamente, en la comunidad cristiana. Y una de las consecuencias de dicho pecado es la división. La misma puede ser provocada por muchas causas. Y aunque siempre produce un grave daño, a veces puede ser instrumento de discernimiento eclesial: “Pues, ante todo, oigo que, al reuniros en la asamblea, hay entre vosotros divisiones, y lo creo en parte. Desde luego, tiene que haber entre vosotros también disensiones, para que se ponga de manifiesto quiénes son de probada virtud entre vosotros” (1ª Cor 11,18). Mas aun así, es evidente que el camino a seguir en relación a los que producen divisiones y escándalos está marcado: “Os recomiendo, hermanos, que tengáis los ojos sobre los que producen divisiones y escándalos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Rom 16,17). En este versículo de la epístola a los romanos se establece una frontera que separa claramente a los que profesan la doctrina de la Iglesia y los que la combaten. Son estos últimos los que causan la división. Y a los fieles se les pide que se aparten de ellos.

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17.05.10

¿Presumiendo del pecado y escandalizando a los fieles? A la calle con ellos

Por alguna razón que se me escapa, el lobby gay tiende a ser muy exhibicionista donde quiera que va o está. No hay más que ver las marchas de los días del orgullo gay para comprobar que el gusto estético de muchos homosexuales -quede bien claro que no todos- es, cuanto menos, peculiar. Ocurre lo mismo con las declaraciones de sus líderes. Algunos recordarán las que realizó en la campaña electoral para las últimas generales el insigne Zerolo, alma mater de los sodomitas en el PSOE.

Dentro de la Iglesia también tenemos ejemplos de comportamientos un tanto pintorescos de individuos o grupos homosexuales. En España fue bastante famoso el cura Mantero, que apareció un día en una revista gay anunciando su condición de sodomita. Retirado del sacerdocio, mantuvo abierto un blog en Religión Digital en el que hacía proselitismo de su causa. Por cierto, en uno de sus artículos, Mantero afirmó lo siguiente acerca de los Franciscanos de la Cruz Blanca, que hoy están en boca de todos por turbios asuntos de posibles abusos y vejaciones: “Con el diluvio homófobo de la iglesia romana de hoy, los Franciscanos de Cruz Blanca, con inusitada parresía, plantan cara a la demencia antihomosexual del Vaticano y accesorias, y lo hacen sin estridencias, con la mejor política, la de los hechos consumados; lo que les lleva no sólo a admitir chicos gays como postulantes o novicios, sino además, en algunas ocasiones, a trasladar juntos a dos religiosos, para no romper su pareja sentimental“… sin comentarios.

El caso es que en EE.UU, uno de esos grupos de gays/lesbianas/bisexuales/trasnsexuales que pretende ser católico ha amenazado con montar un numerito durante las misas de Pentecostés. Al principio de las misas, los muchachos/as/es se pondrán una faja con los colores del arco iris, símbolo mundial del lobby gay. El gesto puede parecer poca cosa y no excesivamente molesto, pero no deja de ser una provocación pública a la Iglesia que busca alterar el transcurso normal de algo tan sagrado como es una misa. Lo que esta gente hace es presumir públicamente de su condición de pecadora y atacar a la Iglesia. Dicen que van contra la jerarquía, pero es obvio que pretenden escandalizar a todos los fieles. Que luego no se extrañen si son precisamente los fieles quienes, siguiendo el ejemplo y los modos y maneras de Cristo (*), les echan sin contemplaciones de los templos. Porque, señores mío, las iglesias y catedrales no son el lugar para exhibiciones reivindicativas de sodomitas y demás farándula sexualmente inmoral. Y menos aun durante la Misa.

Luis Fernando Pérez

(*) Jn 2,13-17; Mat 21,12-13; Mc 11,15-17; Lc 19,45-48