Elecciones en España el 20-N
José Luis Rodríguez Zapatero acaba de anuciar que las próximas elecciones generales tendrán lugar el próximo 20 de noviembre. Fecha “peculiar” debido a que fue el día del año en que murió Francisco Franco (1975) y José Antonio Primo de Rivera (1936) fue fusilado por el régimen republicano. Dado que Zapatero podía haber elegido cualquier otra fecha del mes de noviembre, es evidente que alguna intención política tiene al optar por esa. Lo mismo es su último “servicio” a la “memoria histórica” del siglo pasado.
En todo caso, mi opinión sobre los casi ocho años de gobierno se resume de la siguiente manera: Es, de lejos, el peor presidente de gobierno que ha tenido España desde el regreso de la democracia. ¿Por qué?
- Por declarar como derecho el aborto, el asesinato de un ser humano en el seno materno.
- Por su traición a las víctimas del terrorismo etarra.
- Por pretender que la unión entre dos personas homosexuales es un matrimonio.
- Por hacer del matrimonio civil una farsa sin protección legal alguna mediante el divorcio express.
- Por imponer una asignatura adoctrinadora, Educación para la ciudadanía, que atenta contra el derecho de los padres a que sus hijos sea educados según sus valores.
- Por reabrir las heridas del pasado, empeñándose en que España vuelva a mirar hacia la Guerra Civil en vez de dejarla, de una vez por todas, en los libros de historia.
- Por haberse puesto al servicio de la destrucción de la unidad de España, situándose al frente de las reinvidicaciones del nacionalismo separatista.

No es ni será la primera vez que pasa. Los médicos pueden equivocarse en el diagnóstico de las enfermedades. El problema llega cuando la equivocación produce efectos mortales. Y es lo que
Dado que Mons. Julián Barrio no es un arzobispo dado a dar grandes titulares en la prensa, puede que resulte sorprendente lo que predicó ayer durante la homilía con motivo de la Festividad del Apóstol Santiago, patrón de España. Dijo don Julián:
Ayer fue un día de gracia y alegría para la Iglesia en Huesca. John Kahuthu Mwaura y Manuel Alonso Martín recibieron la ordenación sacerdotal en la Catedral de nuestra diócesis, en una ceremonia presidida por nuestro obispo, Mons. Julián Ruiz. Ambos son un regalo de Dios para una iglesia local que sufre, como tantas otras, una crisis de vocaciones que se prolonga demasiado en el tiempo. El P. John Kahutu nos llega de Kenia, mientras que el P. Manuel Alonso es madrileño -vallecano, para más señas-. Es decir, ante la falta de vocaciones nativas, nuestro anterior obispo, Mons. Jesús Sanz Montes, decidió que tanto Huesca como Jaca debían abrir sus puertas a la llegada de seminaristas de fuera. La mayor parte vienen de Hispanoamérica, aunque también tenemos algunos de África. El caso del P. Alonso, que pertenece a Comunión y Liberación, es diferente. Él concluyó hace años sus estudios eclesiásticos en Madrid, concretamente en San Dámaso, pero decidió tomarse un tiempo de reflexión antes de recibir la ordenación. Don Jesús le ofreció venir a Huesca como profesor de religión y desde entonces se ha convertido en un oscense más.
El histerismo del progresismo eclesial va in crescendo una vez que han comprobado que entre las nuevas hornadas de obispos españoles se aprecia una clara y nítida actitud pastoral encaminada a atajar la raíces de la secularización interna de la Iglesia, que en opinión de muchos es la principal responsable de la crisis eclesial que llevamos padeciendo durante décadas. Esos obispos son el aire fresco y renovado en contraposición al mortecino aroma a naftalina que desprende ese sector progre de la Iglesia, que no se resiste a pasar a la historia a pesar de que ha demostrado sobradamente su incapacidad de producir fruto. De la higuera muerta del progresismo no se recogen ni vocaciones religiosas, ni vida sacramental sana, ni otra cosa que no sea un neo-cesaropapismo izquierdista -y nacionalista en Cataluña, Euskadi y Galicia- de vía estrecha.


