Primeras reflexiones sobre el concilio pan-ortodoxo del 2016
A falta de saber muchos datos sobre el anunciado concilio pan-ortodoxo del 2016, del que InfoCatólica informa hoy en primicia para los lectores de lengua española, quiero señalar algunos puntos que creo necesarios para comprender no solo la importancia del evento sino para aventurar posibles consecuencias desde el punto de vista de la relación entre católicos y ortodoxos.
Que estamos ante un hito histórico lo demuestra el hecho de que en más de mil años los ortodoxos han sido “incapaces” de organizar un concilio que, para ellos, será ecuménico. Es decir, desde que se separaron del Sucesor de Pedro, no han podido reunirse todos. Primera consecuencia, pues, de esta convocatoria: aludirán a la misma como prueba de que no necesitan ni Papa ni emperador -como pasaba en el primer mileno- para convocarlo y/o legitimarlo. Saquen ustedes sus propias conclusiones de lo que significa eso.
El principal problema interno de los ortodoxos hoy es el conflicto existente entre el patriarcado de Constantinopla y el de Moscú a cuenta de la aplicación del canon 28 de Calcedonia, que el patriarca ecuménico interpreta como que le da legítima autoridad sobre diócesis ortodoxas fuera de su ámbito geográfico (en un principio el Imperio bizantino), algo que Moscú niega. El asunto tiene mucha importancia para ver de qué manera se configura la situación de los ortodoxos en el continente americano y en algunas de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas que hoy son naciones independientes. En Ucrania, por ejemplo, hay tres iglesia ortodoxas separadas por esta cuestión. Tengo muchas dudas de que se logre un acuerdo definitivo, dada la primacía REAL de Moscú sobre la primacía histórica de Constantinopla. No se olvide que los ortodoxos rusos consideran Moscú como la “tercera Roma”.

Las cosas se pueden hacer bien, regular o mal. Pero si hay que hacerlas, convendrán ustedes que es mejor hacerlas bien. En la archidiócesis de Oviedo han tenido la feliz idea de editar un vídeo para la Campaña vocacional de este año. Y les ha salido una maravilla que merece la pena difundir por todo el mundo.
Ciertos sectores del periodismo eclesio-progre de este país daban por hecho que el papa Francisco iba a poner patas arriba la Iglesia en España aprovechando la visita ad limina de los obispos españoles. Pues bien, “lasciate ogni speranza". Los mismos que llevan meses haciendo el ridículo asegurando el relevo inmediato del cardenal Rouco -a quien odian y desprecian de manera enfermiza-, los mismos que pensaban que en Roma el Santo Padre iba poco menos que a señalar el nombre del próximo presidente de la CEE, los mismos que aventuraban un rapapolvo pontificio a los pastores de este país, ahora empiezan a mostrar su desconcierto. Si uno lee el discurso que el Papa entregó a los prelados y luego los titulares de prensa de esos medios, da la sensación de que intentan encajar dicho discurso en un guión previamente escrito, cuando la realidad es que no hay manera de hacer ese encaje.
Por si algún despistado creía que el papa Francisco no conoce bien lo que está ocurriendo en España, hoy ha despejado todas las dudas en su discurso a los obispos españoles:


