¿Quién les haría caso si no fueran religiosos?
El mundo del circo, con sus grandezas y sus miserias, a veces era un instrumento por el cual personas con “anomalías” físicas podían ganarse la vida. Es el caso de las conocidas como “mujeres barbudas", que padecían un desequilibrio hormonal que les provocaba un exceso de vello facial. En ocasiones se convertían en el mayor reclamo publicitario para atraer a la gente a las funciones.
En el no tan maravilloso mundo del circo de los medios de comunicación, es habitual ver aparecer a personajes de lo más peculiares, que se ganan una fama más fruto de sus características anómalas que de su talento personal. Ese fenómeno tiene su apartado “eclesial". En España hay dos monjas a las que se le conoce más por sus declaraciones inicuas ante cámaras y micrófonos que por su fidelidad a la Iglesia. Se trata de Sor Lucía Caram, dominica, y Sor Teresa Forcades, benedictina. Lo más patético del caso es que se supone que ambas pertenecen a comunidades religiosas contemplativas. Pero su actividad para-eclesial les ha convertido en “contempladas” por una sociedad que gusta de consumir material exótico.
A ellas quiere unirse ahora un monje trapense que, demostrando que tiene una vocación por la Trapa similar a la de Rasputín por la castidad sexual, se ha embarcado en la “nobilísima” tarea de dar un barniz espiritual a los promotores de la idolatría populista caribeña -con padrenuestro hugochavista incluído- en España. Es decir, la buena gente de Podemos. Se trata de José Antonio Vázquez, que a día de hoy todavía pertenece a la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia. A lo que se ve, va camino de convertirse en la Orden Cisterciense de la Ancha Manga.

Cada vez es más evidente que quienes se informan de lo que ocurre en la Iglesia únicamente en medios ajenos a la misma, tienen muchas posibilidades de llegar a creer que el catolicismo está a punto de convertirse en un refrito del anglicanismo o del protestantismo liberal, cambiando sus doctrinas milenarias en asuntos tan delicados como la familia, el sacramento de la confesión y la Eucaristía.
Bruno Moreno nos ha hecho el regalo de
Lo que acaba de ocurrir en Argentina, con una ceremonia religiosa de bendición de la unión entre una persona transexual y su pareja, es sin duda un escándalo y a la vez un signo de esperanza.
Algunos pensarán que me he vuelto loco, pero estoy convencido de que la retirada de la reforma de la ley del aborto propuesta por el ministro Gallardón, si finalmente se confirma -está por ver- es una buena noticia.


