Mi batalla era y es contra el liberalismo teológico
En breve se cumplirá el 14 aniversario del regreso de mi esposa y yo a la Iglesia Católica. Tuvo lugar en octubre del año 1999. Yo había dejado de ser protestante evangélico -lo fui durante 8 años y medio- unos meses antes y en ese periodo de tiempo estuve muy cerca de convertirme en cristiano ortodoxo. Hablo en primera persona porque la madre de mis hijos no pasó por esa etapa “intermedia". Dado que ya he escrito el relato de mi peregrinaje espiritual en esa etapa de mi vida, no tiene mucho sentido que vuelva a contarlo detalladamente.
Sin embargo, sí me parece oportuno compartir algunas reflexiones. Paseando con mi mujer estos días por las calles de Huesca -estamos en plenas fiestas de San Lorenzo- hicimos memoria de las personas con las que compartimos esos años como evangélicos. Algunos nombres, no las caras, empiezan a perderse en el cajón del olvido. Fueron años intensos dado que pertenecíamos a una comunidad eclesial relativamente pequeña, de entre 30-40 personas, lo cual ayudaba bastante a que nos sintiéramos como en familia. Seguimos guardando un inmenso cariño al que era entonces nuestro pastor -ya ha dejado el “ministerio"-, un norteamericano con un gran corazón y que fue fundamental a la hora de ayudarnos a que nos mantuviésemos unidos. Pocas personas -incluidos familiares y amigos- daban algo por el futuro de nuestra relación pero Dios tenía la sana intención de que la nuestra fuera una familia cristiana. Con todos los defectos y pecados que se quiera -y que fueron y son muchos- pero cristiana. Que hoy llevemos más de 25 años juntos es debido en buena medida a esa etapa de nuestras vidas.

En la batalla por la audiencia, algunas cadenas de televisión llegan a veces a emitir programas que deberían ser rechazados de pleno por la sociedad, si esta tuviera un armazón moral mínimamente decente. En España hemos contemplado desde hace ya bastantes años espectáculos denigrantes. Todo empezó el día en que
Mons. José Ignacio Munilla concedió hace un par de días una entrevista de media hora a Euskadi Irratia. La misma tuvo lugar en euskera, pero alguien debió traducir parte de la misma al castellano, de forma que a las pocas horas teníamos en las agencias -sobre todo Europa Press- algunos titulares. En InfoCatólica
Todos sabemos que la adolescencia y los primeros años de la juventud es un tiempo complicado por la sencilla razón de que la personalidad se está terminando de forjar. Como dice el Catecismo “el dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida (cf Tt 2, 1-6). El esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas épocas, como cuando se forma la personalidad, durante la infancia y la adolescencia“.
A falta de saber en qué se sustancia la “revolución” del papado de Francisco, son muchos los que están escribiendo artículos sobre los posibles cambios que el Santo Padre va a introducir en la doctrina y la moral de la Iglesia. Parece que hay quienes creen que, en vez de su custodio, el Papa es el amo de la fe, de la doctrina y de la moral, pero intentar explicarles a estas alturas que eso no es así, me parece una pérdida de tiempo.








