La confrontación es inevitable
Estos días se está hablando mucho sobre la misa que va a tener lugar en la madrileña plaza de Colón, el próximo 28 de diciembre. No pienso hablar sobre la asistencia y no asistencia de obispos. Allá cada cual con su conciencia y su parecer pastoral. Lo que me interesa es señalar la imposibilidad de que un acto de esa naturaleza no suponga un enfrentamiento contra los que atacan la vida y la familia.
Cuando uno está en una habitación totalmente a oscuras, el simple hecho de encender un mechero o una cerilla hace que dicha oscuridad pase a mejor vida. Si lo que se hace es abrir la ventana para que entre el sol a raudales, las tinieblas de la habitación pasan a ser historia. La luz y la tiniebla no pueden coexistir en el mismo espacio. La primera siempre derrota a la segunda. Ocurre lo mismo con la verdad y la mentira. Allá donde la verdad gana terreno, lo hace siempre a expensas de la mentira, a la que siempre derrota.