El Papa cedió
Cuando monseñor Marcel Lefebvre fue excomulgado, la razón fue que decidió ordenar obispos en contra del mandato pontificio. Es decir, se rebeló contra la autoridad del Papa Juan Pablo II y a éste no le quedó más remedio que constatar la excomunión del prelado francés. Pues bien, acabamos de asistir en Austria a algo que canónicamente no tiene mucho que ver pero que en el fondo es exactamente lo mismo. La autoridad papal ha sido puesta en entredicho. Pero en esta ocasión el Papa ha cedido. Gerard Wagner no será obispo auxiliar de Linz. Las presiones para tirar abajo el nombramiento del padre Wagner han sido muy efectivas. Y eso puede suponer un antes y un después no sólo para la Iglesia en Austria sino para la Iglesia Católica en todo el mundo.
Sin duda Benedicto XVI ha valorado todos los pros y los contras de la decisión que ha tomado. De haber mantenido el nombramiento de Wagner, se habría presentado como un golpe de autoridad en contra de todos los obispos austriacos. El hecho de que el propio sacerdote austriaco haya “colaborado” presentando la renuncia ha facilitado las cosas, pero aquí todo el mundo sabe bien cuál es la partida que se ha jugado, quién la ha ganado y quién la ha perdido. La autoridad del Vaticano, sobre todo la de la Curia pero también la del propio Papa, ha recibido uno de sus peores golpes de las últimas décadas. Vendrán ahora los oficialistas a vendernos otra historia, a justificarnos lo ocurrido con mil y un argumentos, pero los hechos son irrefutables: el Papa elige a un sacerdote para ser obispo, obispos y sacerdotes del país se muestran contrarios a dicha elección, el sacerdote se ve obligado a “renunciar” y el Santo Padre se echa atrás de su primera intención “aceptando la renuncia".
¿Consecuencias para el futuro? Pues sólo Dios lo sabe. El método de elección de obispos ha variado mucho a lo largo de la historia. Y actualmente ni siquiera es el mismo dependiendo de si el obispo es de rito latino o si es de las iglesias orientales en comunión con Roma, en cuyo caso el Papa se suele limitar a dar el visto bueno a los candidatos elegidos por las mismas. Pero por encima del debate sobre la necesidad de mantener o reformar el actual sistema de elección, lo que acá está en juego es en qué queda eso del primado jurisdiccional del Papa sobre toda la Iglesia. Es obvio que no todas las iglesias locales van a estar tan ensoberbecidas como la austriaca, pero ¿qué se hará con las que sí lo estén? ¿ceder?
El mecanismo de cambio, reforma y recuperación de las iglesias enfermas pasa necesariamente por el nombramiento de buenos pastores. Precisamente por eso, si se las permite oponerse a la llegada de esos buenos pastores, ¿qué instrumento le queda al Papa para forzar dichas reformas? Si cunde el ejemplo, estaremos ante un desastre de proporciones considerables. El Papa se ha atado de pies y manos respecto al futuro de la Iglesia en Austria, cuyos obispos necesitarán ahora el visto bueno de personajes como el arzobispo de Salzburgo e incluso de curas contrarios al conservadurismo de Wagner. Si algo positivo podemos sacar de todo esto es que la figura del cardenal Schönborn ha quedado ya absolutamente desacreditada para ser papable en el futuro. Su papel en todo este asunto ha sido patético, cobarde y de nula fidelidad al Papa, si no en las formas, sí en el fondo. Quien se comporta así no es digno de ser sucesor de Pedro en el futuro.
Tampoco se puede dejar de lado la responsabilidad del dicasterio presidido por el cardenal Re, quien no sé a qué espera para presentar su dimisión de manera conjunta con el Nuncio de Su Santidad en Austria. Ellos son los responsables directos de la elección del padre Wagner y, por tanto, los que han hecho pasar al Papa por esta Vía Crucis estúpido. Lo que ocurre es que en la Iglesia las cosas no son así de simples. Los fallos, por muy graves que sean, no implican necesariamente que el que los comete coja la puerta para largarse con la música a otra parte. Ahora bien, ya me dirán ustedes qué tipo de confianza puede guardar el Papa hacia un dicasterio que le ha puesto en semejante tesitura. Y es que, se quiera reconocer o no, Benedicto XVI no ha estado especialmente feliz a la hora de elegir a la persona que tiene que controlar al resto de la Curia. El cardenal Bertone no vale para eso. Tendrá muchas cualidades que debido a mi falta de discernimiento espiritual soy incapaz de ver, pero dije hace años y vuelvo a decir que él es el gran error del papado de Benedicto XVI.
Vuelvo al principio de mi post. Lefebvre fue excomulgado por ordenar obispos que el Papa no quería que fueran ordenados. Ahora el Papa acepta que no se ordene como obispo a quien había elegido. El arzobispo francés se oponía, en mayor o menor grado, a la autoridad de un concilio ecuménico. La Iglesia en Austria se ha opuesto a la autoridad del Papa. Me parece más grave esto último.
Luis Fernando Pérez
20 comentarios
Terminó mal.
La Revolucion no da treguas, y se come a sus propios hijos, como lo sabran algun día estos obispos austriacos. Pero el daño lo sufrirá toda la Iglesia
El primero de ellos es la actitud, inadmisible, del cardenal Schöborn. En su día posible sucesor en el trono de Pedro, en las últimas fechas se ha visto envuelto en escandolos como el de la misa-circo, que han desdibujado su figura. En este asunto, además, por acción u omisión, ha permitido que la elección de wagner se haya visto influenciada por los llamados "progres" de la Iglesia en Austria.
En segundo lugar, me sorprende lo fácilmente que se han plegado en Roma a las "exigencias" de los que han atentado contra la autoridad papal. En estos asuntos es donde se debe mostrar firmeza y demostrar quién es el que debe tomar las decisiones y quiénes deben obedecer.
Por cierto, LF no logro ver la implicación de Bertone en todo este tinglado. Esta claro que el, como secretario de Estado Vaticano tiene una serie de funciones, entre las que no distingo la de imponer nombramientos episcopales. No es que el salesiano sea santo de mi devoción, pero creo que en este asunto debería permanecer al margen.
+ CREDO IN UNUM DEUM
Menka, no es lo mismo pero es lo mismo. Así lo veo yo. Ya puestos, Juan Pablo II también podía haber cedido a las presiones de Lefebvre y entonces no habría habido excomunión ni nada.
Luis López, si usted no entra en los motivos, yo sí. Y los motivos son claros. Wagner es conservador. Los obispos austriacos, salvo se supone que el cardenal Schönborn, no lo son. Total, que ellos no aceptan a un conservador como simple obispo auxiliar y el Papa cede. Me da que los criterios del mundo son precisamente los que han provocado que las cosas hayan sucedido así. Lo que vemos en el evangelio es otra cosa. En otras palabras, esto a San Pablo no se lo hacen.
Lo grave aquí es que ha habido algún fallo en los canales de comunicación con el Papa. Quienes tenían que informar no lo hicieron o lo hicieron mal. Ése es el problema. No otro.
Era necesario que alguien dijera lo que tú has dicho. Y, desde mi punto de vista, lo has dicho de forma impecable: clara y educada.
Sin dejar nada en el tintero.
¿Qué más pedir?
Además, eso no creo que sea lo más grave de lo que pasa en la Iglesia austriaca; y si no, mirad lo escandaloso del pago de los diezmos, que son obligatorios para todo cristiano bautizado austriaco, como un impuesto más. Así está el índice de apostasías como está.
También me ha gustado el corto pero certero comentario de luis: los obispos austriacos sabrán algún día el daño que han hecho a la Iglesia.
Lo que me consuela es que Dios a veces escribe recto con renglones torcidos y, al fin y al cabo, ama a su Iglesia. No sabemos si todo esto ocurre para bien. Lo que es un hecho es que la Iglesia austriaca (y la alemana) están podridas y esto sólo es la punta del iceberg de todo lo que hay ahí.
Hay que rezar mucho.
Un saludo muy cordial.
Al Papa le han puesto contra la espada y la pared, pero no tengo claro que la decisión que ha tomado sea la más adecuada para el futuro de la Iglesia. El tiempo lo dirá.
No es tan complicado, la verdad.
Luis Fernando, sólo matizaría lo de "forzar las reformas". En realidad, el Papa no está forzando las reformas, sino llevándolas a cabo con todo su ministerio, de enseñar, santificar y gobernar. El levantamiento de las excomuniones, el nombramiento del obispo de Nueva York o de Linz, las modificaciones litúrgicas, las explicaciones de la doctrina de los santos Padres, las visitas a EEUU y Francia... todo, todo ha de encajar en ese proceso de reintegración de la Iglesia en sus fuentes verdaderas, Palabra de Dios, Tradición y Magisterio. Por esto mismo, coincido contigo en que es una decisión que a muchos nos parece que no ayuda. Quiera Dios ayudar al Santo Padre a reconducir también la crisis enorme de la Iglesia en centroeuropa.
En términos históricos, la situación de Austria en este caso es similar a la de Holanda en el postconcilio; allí Pablo VI consideró que servir y gobernar era resistir a los disidentes, y el cisma posible no se consumó.
En términos más cercanos, en uno de los blogs han sugerido que se parece la las resistencias desbloqueadas por Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI en los nombramientos de obispos en Cataluña y el Pais Vasco. No especifico más, pues son conocidos. Si hubieran prevalecido las algaradas, las cartas de los innumerables teólogos o arciprestes, los artículos de los católicos básicos de redes, colectivos o forums de minoritarios fieles desnortados... creo que se hubiera podido hablar de "cesión del Papa" a presiones no católicas. En fin, confío en que España todavía no puede considerarse "Centroeuropa".
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