El nuevo arzobispo de Tanger es un hombre obediente
Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios. Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
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Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.
Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Hechos 4,17-20 y 5,26-29
El padre franciscano Santiago Agrelo Martínez fue nombrado ayer por Su Santidad nuevo arzobispo de Tánger. Nacido el 20 de junio del 1942, inició sus estudios en el Seminario Menor franciscano de Herbón-Padrón (A Coruña) y desarrollo Filosofía y Teología en Ponteareas (Pontevedra) y la Universidad Pontificia de Salamanca. Especializado en Liturgia, obtuvo el doctorado en Roma, ofreció sus votos solemnes en la Orden franciscana de la provincia de Santiago de Compostela en 1963 y fue ordenado sacerdote en Salamanca en el 1966. Profesor de Liturgia en Roma y Santiago, ha sido director espiritual del Seminario Menor de Herbón y, entre otras funciones, fue Visitador General de la Provincia franciscana de Portugal y Ecónomo de la de Santiago.
Bien, en El Correo Gallego me encuentro con las siguientes declaraciones del arzobispo electo:
En Marruecos está prohibida la conversión, pero el padre Agrelo señala que "si voy a un país, sus reglas empiezan a ser las mías". Además, "no tenemos ningún interés en hacer prosélitos. No se trata de eso. Y tengo el convencimiento de que todos los hombres y mujeres de este mundo, a su modo, buscamos al mismo Dios, aunque le demos nombres o figuras distintas".
A ver si lo he entendido bien. Como en Marruecos la ley prohibe predicar el evangelio a los musulmanes, el futuro arzobispo piensa obedecer a la ley. Y no sólo lo piensa: ¡¡¡ LO DICE ABIERTAMENTE !!!
Yo entiendo que la prudencia aconseja no sacar pecho y decir "voy a intentar convertir a Cristo a todo musulmán que se me cruce por el camino en Tánger", pero lo que no entiendo, no me explico, no tolero y no admito es que un arzobispo de mi Iglesia diga que como una ley prohiber predicar el evangelio, él no lo va a predicar. Porque el que hace eso no es un digno sucesor de aquellos apóstoles que tuvieron la santa valentía de arriesgar sus vidas predicando a Cristo, a pesar de que sus leyes y sus gobernantes se lo prohibían. No es sucesor de Pedro, de Juan, de Pablo el que presume de estar dispuesto a obedecer leyes que atentan contra la el mandato de Cristo de "id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". El hoy padre y mañana Monseñor Agrelo se jacta de estar dispuesto a desobecer a Dios para obedecer la ley de un reino, donde la conversión al cristianismo acaba con los huesos del converso en la cárcel o bajo tierra.
No sólo eso, de sus palabras parece desprenderse también la idea de que como todos los hombres buscan a Dios (léase Rom 3,10-12), lo mismo da ocho que ochenta, Cristo que Mahoma, Yavé que Alá.
El caso es que en la liturgia de ordenación como arzobispo, tendrá que responder a unas cuantas preguntas. Entre ellas, estas tres:
- "¿Quieres predicar fielmente y sin desfallecer el Evangelio de Cristo?"
- "¿Quieres conservar íntegro y puro el depósito de la fe, tal como fue recibido de los apóstoles y conservado en la Iglesia siempre y en todo lugar?"
- "Cómo buen pastor ¿quieres buscar las ovejas dispersas y las conducirlas al rebaño del Señor?".
Su respuesta debería ser: Sí, quiero. Pero o cambia de opinión radicalmente de aquí al día en que se ordene -mayores milagros se han visto-, o tendrá que elegir entre ser un perfecto hipócrita y mentiroso o responder "no", con lo cual no podrá ser ordenado.
Lo peor de todo es que probablemente don Santiago no es sino espejo de lo que muchos otros piensan y hacen. Y mientras tanto, muchos millones se quedan sin que se les anuncie el evangelio, sin que se les abra las fuentes de la vida eterna. Dios juzgará a quienes incumplen aquello para lo que han sido llamados.
Luis Fernando Pérez Bustamante