InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

30.12.17

Lo que plantea el cardenal Müller es inadmisible

El cardenal Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha concedido una entrevista al Vatican Insider en la que se posiciona a favor de las texis de Rocco Buttiglione sobre el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Tesis que fueron rebatidas claramente por el profesor Seifert (ver artículo y artículo).

El purpurado alemán se permite hablar por boca de los cardenales que expresaron sus dudas sobre el capítulo VIII de Amoris Laetitia.  Pero hasta donde sabemos, ninguno de los dos que todavía viven y expresaron tales dudas han dicho que el filósofo italiano, cercano a Comunión y Liberación, les ha convencido. Bien haría entonces el cardenal germano en hablar por sí mismo y no por boca de otros.

Sin embargo, lo más preocupante de la entrevista es la respuesta a una de las preguntas:

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18.12.17

Una "boda" entre homosexuales por cada 6-7 bodas católicas

En el primer semestre de este año se han producido en España 13.101 bodas católicas y 1.996 “matrimonios” civiles entre personas del mismo sexo. El porcentaje de bodas sacramentales no llega ya al 20% del total. Aun así, sigue por encima del tanto por ciento de católicos practicantes en edad casamentera (20-40 años por lo general). Pero como en las estadísticas no figuran las cifras de aquellas parejas que no pasan ni por el juzgado ni por el altar, que deben ser tambièn bastantes, es probable que ya estemos cerca de la paridad entre el porcentaje de católicos practicantes y el de bodas católicas. Lo cual no quiere decir, bien lo sabemos, que todos los que se casan por la Iglesia sean de misa dominical o siquiera mensual.

De hecho, es cuestión de tiempo que uno de los problemas para los jóvenes católicos practicantes sea encontrar novios que compartan esa característica. Dentro de ciertas “realidades” eclesiales es más fácil encontrar cónyuge con quien fundar un hogar cristiano, pero eso puede producir un cierto efecto “ghetto".

El desplome de las bodas reliigiosas se ha dado en los últimos años. En el 2008 todavía había más bodas por la Iglesia que civiles. En menos de una década, se ha pasado de más o menos la mitad a solo una de cada cinco. Si echamos la vista 20 años atrás, la situación era justo al contrario. Es decir, por cada cuatro bodas religiosas, había otra civil.

Si esto siguiera así, de aquí a diez años habrá en este país más “matrimonios” civiles entre homosexuales que bodas católicas. No creo que se llegue a tanto, pero teniendo en cuenta que entre los jóvenes el porcentaje de católicos practicantes es bastante menor que en el resto de la población (hace 9 años solo lo eran el 11% y ahora serán menos), es probable que lleguemos a una situación en la que apenas el 6-7% de las bodas sean por la Iglesia. O sea, apenas algo más del doble de las uniones civiles entre homosexuales, que suelen andar por el 2-3%.

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11.12.17

Aunque nosotros mismos...

El apóstol San Pablo lanza una advertencia a los cristianos en Galacia que sin duda sirve para todos los cristianos en todo el mundo y en todas las épocas:

Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo.
Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!
Gal 1,6-9

Que el apóstol insista en su advertencia dos veces seguidas indica la gravedad del asunto. De sus palabras cabe sacar una conclusión evidente. Es posible que incluso un apóstol como él decida predicar un evangelio diferente. Y la reacción de los fieles ante esa coyuntura ha de ser la del rechazo.

Por si no quedara clara la cuestión, en la misma epístola vemos a San Pablo ejerciendo ese “rechazo” ante una mala actitud de San Pedro:

Ahora bien, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión. Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio arrastrado a su simulación.
Pero cuando vi que no se comportaban correctamente, según la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?
Gal 2,11-14

No era la primera vez que Pedro recibía una represión pública delante de toda la Iglesia. Justo después de que Cristo dijera que fundaría la Iglesia sobre él y su confesión pública de fe.

Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo: -¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso.  Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo: -¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.
Mat 16,22-23

Ciertamente son muy escasas las ocasiones a lo largo de la historia de la Iglesia en las que esas palabras del Señor y el apóstol han debido ser aplicadas. Pero ejemplos hay. Es el caso de Santa Brígida de Suecia, patrona de Europa, quien no tuvo problema en decir del Papa de su tiempo, sin negar su condición de Pontífice, que era un “asesino de almas, más injusto que Pilato y más cruel que Judas”.

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29.11.17

El cardenal Müller, las preguntas serias y los hechos

Desde que pasó a ser Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller se ha prodigado en declaraciones acá y allá. También ha tenido tiempo para prologar un libro del filósofo Rocco Buttiglione, en el que consigue la increíble hazaña de dar la razón al italiano en su polémica con el profesor Josef Seifert, a la vez que se sitúa en una postura similar a la de éste en relación a la interpretación que hace aquél de Amoris Laetitia. Muy coherente no parece la cosa.

En su última entrevista concedida al Corriere della Sera, el purpurado alemán, tras negar que encabece ninguna oposición al Papa, afirma lo siguiente:

La autoridad de la Iglesia, no obstante, debe escuchar a quien tiene preguntas serias o reclamos justos; no ignorarlo, o peor, humillarlo. Además, sin quererlo, puede aumentar el riesgo de una lenta separación que podría derivar en un cisma de una parte del mundo católico, desorientado y desilusionado. La historia del cisma protestante de Martín Lutero de hace quinientos años debería enseñarnos sobre todo qué errores evitar.

Y luego añade:

Cuidado: se pasa la percepción de una injusticia por parte de la Curia romana, casi por fuerza de inercia podría ponerse en modo una dinámica cismática, difícil de reparar después. Creo que los cardenales que han expresado sus dudas sobre Amoris Laetitia, o los 62 firmantes de una carta con críticas incluso excesivas al Papa deben ser escuchados, no liquidados como «fariseos» o quejosos. La única manera de salir de esta situación es un diálogo claro y franco.

El caso es que llevamos más de año y medio con la polémica acerca de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia y las cosas están exactamente igual o peor que el principio. En el camino se han muerto dos de los cardenales que presentaron “preguntas serias” al Papa y se han escrito artículos y posts en blogs como para llenar un par de tomos de cientos de páginas.

El cardenal Müller dice que conviene escuchar a quienes hacen las preguntas. Bien, pero es que resulta que los dos cardenales que siguen vivos están todavía esperando que el Papa quiera recibirles. Y por otra parte, ¿de verdad alguien cree que esto se soluciona escuchándose los unos y los otros?

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8.11.17

Cardenal George, cardenal Cupich, la fidelidad y la capitulación

Palabras del cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, durante una charla de 2010 a sacerdotes recién ordenados sobre la creciente secularización de la sociedad y la persecución a la Iglesia por mantenese firme en sus principios:

«Espero morir en la cama, mi sucesor morirá en prisión y su sucesor morirá como mártir en la plaza pública. Su sucesor recogerá los fragmentos de una sociedad en ruinas y lentamente ayudará a reconstruir la civilización como la iglesia lo ha hecho con tanta frecuencia en la historia humana».

El cardenal, que falleció de cáncer el 18 de abrirl del 2014, explicó sus palabras en un artículo publicado en la web de su archidiócesis, que ya fue retirado de la misma, aunque fue recogido por el National Catholic Register. Al final del mismo escribió:

El mundo divorciado del Dios que lo creó y redimió inevitablemente tiene un mal final. Está en el lado equivocado de la única historia que finalmente importa. El Sínodo sobre la Nueva Evangelización está teniendo lugar en Roma este mes porque sociedades enteras, especialmente en Occidente, se han colocado en el lado equivocado de la historia.

El cardenal George fue un claro defensor de los principios no negociables marcados por Benedicto XVI en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis:

… el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana.

Cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, durante una charla ante la Catholic Theological Union el pasado mes de octubre:

«Es nuestro trabajo llevar a cabo ese discernimiento. Toma tiempo. Implica disciplina. Y lo que es más importante, requiere que estemos preparados para abandonar las creencias preciadas y los prejuicios arraigados desde hace mucho tiempo».

Aunque no está claro a qué “creencias preciadas” se refiere el purpurado, cabe recordar que siendo obispo de Spokane, en septiembre del 2014 prohibió a sus sacerdotes y seminaristas rezar ante las clínicas abortistas durante la campaña de 40 Days for Life (40 Días por la Vida).

Los dos cardenales, los dos arzobispos de la misma diócesis. Apenas unos años de diferencia. Paradigma de la Iglesia en todo el mundo a dia de hoy.

Luis Fernando Pérez