No hay derecho a que usen el nombre de un Papa beato
Supongo que cuando allá por el año 1982 se creó la Asociación de Teólogos Juan XXIII, algunos ya se alarmaron de que se usara el nombre de un Papa por quienes eran protagonistas del avance de la secularización interna en la Iglesia del post-concilio. A lo largo de los años, esa asociación ha ido avanzando por el camino del esperpento, convirtiéndose en la bandera más visible de ese sector para-eclesial que hace décadas que perdió cualquier vestigio de catolicismo que hubiera en su seno.
El último congreso de la Juan XXIII ha parido, en forma de comunicado, una criatura infame y deforme que nadie que se llame a sí mismo católico puede adoptar. Uno de sus puntos dice:
5. Algunas de estas actitudes hemos podido comprobarlas en la reciente Jornada Mundial de la Juventud, que ha ofrecido una imagen autoritaria y patriarcal de la Iglesia, ajena a los problemas reales de los jóvenes, y ha fomentado la exaltación del pontífice, hasta caer en la papolatría, una de las más nítidas expresiones del fundamentalismo. Y todo ello con el apoyo y la legitimación de las diferentes instituciones municipales, autonómicas, militares y empresariales.

Ignacio Villota Elejalde es licenciado en teología, doctor en historia y presbítero diocesano en Bilbao. Pero también es el autor de uno de los artículos más directos contra el sacramento de la confesión tal y como la Iglesia Católica lo enseña y lo propone a todos sus fieles, sacerdotes incluidos. Dicho artículo
En estos días se está celebrando en Madrid, en la sede del sindicato Comisiones Obreras, el congreso anual de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Teólogos serán, no lo dudo, pero tampoco albergo dudas de que en ellos el nombre del “Papa bueno” es profanado. Aquel que habló de la Iglesia como Madre y Maestra no admitiría que bajo su nombre se amparen aquellos que ni tienen a la Iglesia como Madre ni hacen otra cosa que luchar contra sus enseñanzas como Maestra.
“Pido, con Pagola, que nuestros obispos desautoricen públicamente a ambos colectivos: a los inquisidores y, sobre todo, a los trolls“.
Pues sí, he titulado mi post de hoy de la misma manera que Francisco José Fernández de la Cigoña


