InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

6.05.15

Si dices que crees en Cristo pero no crees a Cristo

Como muchas otras herejías, la herejía calvinista que consiste en que Dios ha decretado infaliblemente la condenación de muchos, y por tanto da absolutamente lo mismo que se les predique el evangelio, tiene una parte atrayente. A saber, que te encuentras con mucha gente que parece encajar como mano en guante en esa descripción. Especialmente gente que dice tener, o que se supone que alguna vez tuvo, algo que se puede llamar fe, pero vive literalmente como le da la gana, incumpliendo uno o varios mandamientos de la ley de Dios, bajo mil excusas. A esas personas les muestras la verdad y reaccionan con una furia y una rabia que no parecen naturales.

Por supuesto, que parezca atrayente o verdadera, no la convierte en deseable y cierta. Sigue siendo una herejía. Suele ser llamada la herejía de Jonás, el profeta que no quería ir a predicar la conversión entre los ninivitas y que se enfadó considerablemente cuando esos paganos se convirtieron y se salvaron.

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4.05.15

¿Y tú qué haces por tus buenos sacerdotes?

Debido a mi trabajo, he establecido contacto con curas de muchas diócesis, tanto de dentro como de fuera de España. Por lo general, son sacerdotes de buena doctrina, que no hacen de la liturgia  el lugar para hacer exhibición de su ingenio personal, que se toman la administración de los sacramentos en serio, que quieren servir al Señor y dar buen fruto. Pues bien, creo que va siendo hora de dar la voz de alarma.

Un porcentaje preocupante de esos sacerdotes, tanto si son párrocos como no, llevan un tiempo muy descolocados. Primero de todo, se sienten solos, muy solos. Algunos ven como sus obispos andan desnortados ante determinadas cosas que están pasando en la Iglesia. Desnortados y sin capacidad de reaccionar. Y si en vez de desnortados están indiferenes, la cosa es peor. Otros ven que sus compañeros de presbiterio están pasando por problemas parecidos pero se impone la ley del silencio, la ley del “no compliques más las cosas, que ya escampará”. Pero, ¿cuándo escampará? Solo Dios sabe. Y mientra tanto ¿qué?, ¿quién se preocupa de la salud espiriual y anímica de esos sacerdotes?

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23.04.15

Mons. Doeme, un obispo de los de verdad

De entre las muchos testimonios impactantes del reciente congreso sobre cristianos perseguidos celebrado en Madrid, hubo uno que dejó boquiabiertos a los participantes. Mons. Oliver Dashe Doeme, obispo de Maiduguri (Nigeria) nos contó una visión que tuvo en un sueño. En la misma, un hombre con una espada se le acercó. El obispo sintió miedo porque pensaba que le iba a atacar, e incluso decapitar, con el arma, pero el hombre se le acercó y le puso la espada en sus manos. En ese momento, la espada se convirtió en un rosario. Y el obispo entendió que era la oración, especialmente la del Rosario, el arma para combatir a Boko Haram y a cualquier demonio que busque aniquilar la fe.

Mons. Doeme, dicho sea de paso, no niega que haya que hacer uso de la fuerza para acabar con el grupo terrorista islámico. Tanto él como el otro obispo nigeriano que participó en el congreso, explicaron que no se puede pretender que el ejército de su país proteja a los cristianos cuando es incapaz de protegerse a sí mismo. Es por eso que pidieron la intervención de la comunidad internacional que, de hecho, se está dando. Pero no por parte de Occidente, sino por parte de Sudáfrica y Rusia, que ya ha conseguido hacer retroceder a los islamistas en algunas zonas del país.

Pero evidentemente los cristianos nigerianos no tienen capacidad militar de oponerse a quienes buscan su aniquilación. “Sólo” cuentan con la oración y con la fidelidad a Cristo. Nos decía Mons. Doeme que exhortaba a sus fieles a no dejarse robar la fe. Escribo de memoria pero dijo algo muy parecido a esto: “Os pueden quitar las casas, os pueden hacer huir a las montañas o a los bosques, pero no os pueden robar la fe. Y si tenéis la fe, lo tenéis todo“.

Precisamente esa fidelidad es una formidable fortaleza contra la que Boko Haram, y el resto de grupos fundamentalista islámicos, no puede hacer absolutamente nada. La sangre de los mártires es semilla de cristianismo auténtico. No hay ejército humano en este mundo que pueda derrotar a la gracia eficaz de Dios obrando en sus elegidos.

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8.04.15

Son un insulto a la memoria de San Ignacio de Loyola

El pasado domingo de Resurrección, publicamos un artículo de Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, en el que el obispo se limitaba a recordar que es doctrina católica -y de paso de ortodoxos y protestantes evangélicos (no liberales)- algo tan elemental como que Jesucristo resucitó de verdad y que tal hecho, además de ser un dogma de fe, es historico. Además, arremete contra los que niegan dicha historicidad.

Decía el obispo:

Algunos teólogos, en su intento de conseguir que la fe cristiana esté plenamente integrada en los parámetros de la cultura contemporánea, pretendieron realizar una reinterpretación de la resurrección, de forma que la fe cristiana en la resurrección de Jesucristo no implicase la historicidad del sepulcro vacío, la revivificación del cadáver, ni las apariciones de Jesucristo resucitado a los apóstoles. Todo eso no serían más que construcciones literarias de los evangelios. Para estos autores, la resurrección de Cristo se reduce a la experiencia subjetiva de que Jesús vive dentro de nosotros, y de que inspira nuestra existencia.

Pues hete aquí que el “teólogo” José María Castillo se ha enfadado con el prelado vasco. Y no ha tenido mejor idea que escribir otro artículo diciendo que tal resurrección no es un hecho histórico sino, ojo al dato, meta-histórico. Así lo explica:

El obispo Munilla se ha puesto nervioso porque algunos se atreven a decir que la resurrección de Cristo no es un hecho histórico. Los entendidos en historiografía discuten lo que se debe entender cuando hablamos de un “hecho histórico". Sea cual sea la postura que cada cual adopte en esa discusión, lo que parece que se puede afirmar con seguridad es que un hecho se puede considerar como histórico cuando ese hecho sucede dentro de la historia. Lo que le ocurra (o le pueda ocurrir) a un ser humano después de su muerte, eso ya no está, ni puede estar dentro de la historia, sino más allá de la historia.En tal caso, ya no estamos hablando de lo “histórico", sino de lo “meta-histórico“. Por supuesto, puede haber personas (y las hay en abundancia) que, por sus creencias (religiosas, filosóficas o de otra índole), están persuadidos de que un difunto vive, ya sea en el cielo, junto a Dios, en la eternidad o en alguna otra modalidad que los humanos podemos imaginar o idealizar. Pero, cuando esto sucede, ya no estamos hablando de la historia, sino de lo que trasciende la historia. En otras palabras, una cosa es “lo histórico” y otra cosa es “lo trascendente". Que puede ser “real", pero no es “histórico".

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25.03.15

Respecto al pecado mortal del adulterio

Como ya he comentado en alguna ocasión, las palabras “pecado mortal” parecen haber sido arrancadas del lenguaje habitual de multitud de pastores y fieles. Sobre todo si dicho pecado tiene algo que ver con el sexto mandamiento del Decálogo. Siempre se ha dicho que la Iglesia parecía obsesionada con dicho pecado, pero ahora parece que la obsesión consiste en restarle importancia.

Me produce enorme tristeza que se esté dando en la Iglesia la imagen de que el pecado del adulterio o el de la fornicación ha de tener un tratamiento especial, en plan “bueno, no está bien, pero no os obsesionéis, que tampoco es para tanto” o llamándolo simplemente “situación irregular".

¿Cómo que no es para tanto? ¿Acaso no escribió San Pablo que ese tipo de pecados son especialmente graves?:

Huid de la fornicación. Todo pecado que un hombre comete queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. 

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? 

Habéis sido comprados mediante un precio. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. 
1ª Cor 6,18-20


El apóstol nos pide que huyamos de ese pecado, ¿y nosotros nos ponemos a discutir sobre si los que VIVEN en él que pueden acercarse a comulgar al altar como si tal cosa? ¿a cuento de qué?

No piensen ustedes que esto es cosa solo de los prelados alemanes o de algún obispo cuasi-apóstata. El otro día el cardenal Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, hizo unas declaracions a TV3 de las que se hace eco Europa Press de la siguiente manera:

… Martínez Sistach, se mostró convencido de que se hallarán soluciones para que separados y divorciados católicos vueltos a casar puedan comulgar y vivir su fe de forma normal, aunque dejó claro que no se cambiarán cuestiones doctrinales.

Recordó, asimismo, que el Papa Francisco está preocupado por esta cuestión, y por ello la abordó en dos sínodos, uno de ellos extraordinario. Y explicó que los divorciados que se han vuelto a casar o se han juntado con otra persona son miembros de la Iglesia, no están excomulgados y la comunidad cristiana les debe ayudar y acoger.

“Tengo la esperanza de que se encontrarán caminos, algún camino que ayudará si no a una solución total, sí a una solución de misericordia y fidelidad“.

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