InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cristianos en la vida pública

18.01.18

El Imperio vuelve a exigir a los cristianos que apostaten

Tras una persecución brutal en el primer siglo y medio del cristianismo, el Imperio romano decidió dejar a los cristianos en paz durante largos años. Pero eso cambió en el año 249, cuando el emperador Decio llegó al poder. En enero del año siguiente, 250, publicó el siguiente decreto:

Se requiere a todos los habitantes del imperio para que hagan sacrificios ante los magistrados de su comunidad «por la seguridad del imperio» en un día determinado (la fecha variaría en cada lugar y la orden pudo haber sido que el sacrificio tenía que estar consumado dentro de un específico período después de que la comunidad recibiera el edicto). Cuando hagan el sacrificio podrán obtener un certificado (libellus) documentando el hecho de que han cumplido la orden.

Ni que decir tiene que la ceremoncia sacrificial que se pedía era de naturaleza pagana. La reacción de los cristianos, a diferencia de en los dos siglos anteriores, donde prácticamente todos prefiriendo sufrir el martirio a renegar de Cristo, fue muy variada. Hubo muchos que se negaron a obedecer al emperador, lo que les llevó a entregar su sangre por el Señor. Entre ellos, el papa San Fabián. Pero otros apostataron de diversas maneras. Concretamente estas:

  • Los sacrificati, que fueron aquellos que consintieron en hacer sacrificios a los dioses romanos o a la imagen del emperador. Los thurificati, aquellos que quemaron incienso ante las imágenes de los ídolos,
  • Los libellaciti, aquellos que obtuvieron un certificado por parte de las autoridades donde constaba que habían abjurado del cristianismo y hecho ofrendas a los dioses. Muchos de estos certificados se obtuvieron también por soborno y compra.
  • Los acta facientes, que fueron aquellos que realizaron acciones directas para salvar su vida o admitieron falsedades bajo coerción.
  • Los traditori, que entregaron a las autoridades objetos sagrados o escrituras, o que delataron a otros cristianos.

No era la primera vez que el pueblo de Dios se enfrentaba a la elección entre la fidelidad al Señor o a los gobernantes de turno. Como bien relata el I Libro de los Macabeos, Antioco Epífanes…

… envió decretos a Jerusalén y a las ciudades de Judá para que vivieran conforme a tradiciones extrañas a las del país. que se prohibiera hacer holocaustos, sacrificios y libaciones en el Santuario; que profanaran los sábados y los días de fiesta; que el Santuario y los objetos sagrados fueran contaminados; que levantaran altares, templos e ídolos; que hicieran sacrificios de cerdos y animales impuros;  que no circuncidaran a sus hijos y que hicieran sus almas abominables con toda clase de inmundicia y profanación; así se olvidarían de la Ley y cambiarían todas sus buenas costumbres.
El que no cumpliera la orden del rey sería condenado a muerte. Redactó un decreto para todo su reino en estos términos y nombró inspectores para todo el pueblo. Además obligó a las ciudades de Judá, una por una, a que ofrecieran sacrificios.
1 Mac 1,44-51

Muchos judíos apostataron pero a su vez:

muchos en Israel se mantuvieron firmes y se llenaron de valor para no comer alimentos impuros. Prefirieron morir antes que mancharse con la comida o profanar la alianza santa. Y, en efecto, murieron y fue muy grande la ira que se desencadenó sobre Israel.
1 Mac 1,62-64

Es una constante que cada cierto tiempo los hijos de Dios tienen que enfrentarse a elegir por gracia el martirio o caer en la apostasía, aceptando algo que va en contra de la fidelidad al Señor. Lo vimos el siglo pasado con la persecución a los cristeros en México y a los católicos españoles durante la II República y la Guerra Civil, y lo vemos hoy en China, la India, Oriente Medio, África, etc.

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18.12.17

Una "boda" entre homosexuales por cada 6-7 bodas católicas

En el primer semestre de este año se han producido en España 13.101 bodas católicas y 1.996 “matrimonios” civiles entre personas del mismo sexo. El porcentaje de bodas sacramentales no llega ya al 20% del total. Aun así, sigue por encima del tanto por ciento de católicos practicantes en edad casamentera (20-40 años por lo general). Pero como en las estadísticas no figuran las cifras de aquellas parejas que no pasan ni por el juzgado ni por el altar, que deben ser tambièn bastantes, es probable que ya estemos cerca de la paridad entre el porcentaje de católicos practicantes y el de bodas católicas. Lo cual no quiere decir, bien lo sabemos, que todos los que se casan por la Iglesia sean de misa dominical o siquiera mensual.

De hecho, es cuestión de tiempo que uno de los problemas para los jóvenes católicos practicantes sea encontrar novios que compartan esa característica. Dentro de ciertas “realidades” eclesiales es más fácil encontrar cónyuge con quien fundar un hogar cristiano, pero eso puede producir un cierto efecto “ghetto".

El desplome de las bodas reliigiosas se ha dado en los últimos años. En el 2008 todavía había más bodas por la Iglesia que civiles. En menos de una década, se ha pasado de más o menos la mitad a solo una de cada cinco. Si echamos la vista 20 años atrás, la situación era justo al contrario. Es decir, por cada cuatro bodas religiosas, había otra civil.

Si esto siguiera así, de aquí a diez años habrá en este país más “matrimonios” civiles entre homosexuales que bodas católicas. No creo que se llegue a tanto, pero teniendo en cuenta que entre los jóvenes el porcentaje de católicos practicantes es bastante menor que en el resto de la población (hace 9 años solo lo eran el 11% y ahora serán menos), es probable que lleguemos a una situación en la que apenas el 6-7% de las bodas sean por la Iglesia. O sea, apenas algo más del doble de las uniones civiles entre homosexuales, que suelen andar por el 2-3%.

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7.12.17

La Constitución que nos espera

Este miércoles se ha cumplido el 39 aniversario de la aprobación en referéndum por los españoles de la Constitución que previamente habían aprobado el Congreso y el Senado.

La mayor parte de la jerarquía de la Iglesia de este país apoyó el texto constitucional, a pesar de que sabían, como reconoció el cardenal Tarancón en un libro-entrevista autobiográfico, que la Carta Magna traería el aborto a España. Apenas unas pocas voces, como la del cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, don Marcelo, y el obispo de Cuenca, Mons. Guerra Campos (vean cómo le trataba El País) , advirtieron de los peligros que acechaban al país a nivel de familia, derecho a la vida y abandono absoluto de la ley de Dios como referente para el bien común.

España dejaba de ser confesionalmente católica y no tardó mucho en llegar la ley del divorcio -hoy express- y la del aborto -hoy derecho-. Por supuesto, a nadie se le pasaba por la cabeza entonces que se podría aprobar la aberración a los ojos de Dios (Rom 1,26-27) del “matrimonio” homosexual, pero ahí lo tenemos con el visto bueno del Tribunal Constitucional.

Precisamente ese “matrimonio", contrario a la ley natural, es uno de los elementos que el PSOE quiere “consagrar” en la anunciada reforma de la Constitución. También quieren que figure el derecho a la muerte digna, que suele ser el eufemismo usado para referirse a la eutanasia. Que nadie dude que en el hipotético caso de que al actual Tribunal Constitucional le quede un mínimo de decencia y deroge la calificación del aborto como un derecho, intentará que tal hecho forme parte de la próxima Carta Magna.

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21.07.17

El hombre honrado y cabal es el hazmerreír

Del Oficio de Lecturas del viernes de la decimoquinta semana del Tiempo Ordinario:

El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará. Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía hacia los goces exteriores, posponiendo las apetencias espirituales, y se complace, con un abandono total, en las alabanzas que le llegan de fuera, encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente. Y así, embelesada por las alabanzas que escucha, abandona lo que había comenzado. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación de él. Otras veces, por el contrario, la voluntad se mantiene firme en el bien obrar, y, sin embargo, sufre el ataque de las burlas de los hombres; hace cosas admirables, y recibe a cambio desprecios; de este modo, pudiendo salir fuera de sí misma por las alabanzas, al ser rechazada por la afrenta, vuelve a su interior, y allí se afinca más sólidamente en Dios, al no encontrar descanso fuera. Entonces pone toda su esperanza en el Creador y, frente al ataque de las burlas, implora solamente la ayuda del testigo interior; así, el alma afligida, rechazada por el favor de los hombres, se acerca más a Dios; se refugia totalmente en la oración, y las dificultades que halla en lo exterior hacen que se dedique con más pureza a penetrar las cosas del espíritu.

Con razón, pues, se afirma aquí: El que es el hazmerreír de su vecino, como lo soy yo, llamará a Dios y éste lo escuchará, porque los malvados, al reprobar a los buenos, demuestran con ello cuál es el testigo que buscan de sus actos. En cambio, el alma del hombre recto, al buscar en la oración el remedio a sus heridas, se hace tanto más acreedora a ser escuchada por Dios cuanto más rechazada se ve de la aprobación de los hombres.

Hay que notar, empero, cuán acertadamente se añaden aquellas palabras: Como lo soy yo; porque hay algunos que son oprimidos por las burlas de los hombres y, sin embargo, no por eso Dios los escucha. Pues, cuando la burla tiene por objeto alguna acción culpable, entonces no es ciertamente ninguna fuente de mérito.

El hombre honrado y cabal es el hazmerreír. Lo propio de la sabiduría de este mundo es ocultar con artificios lo que siente el corazón, velar con las palabras lo que uno piensa, presentar lo falso como verdadero y lo verdadero como falso.

La sabiduría de los hombres honrados, por el contrario, consiste en evitar la ostentación y el fingimiento, en manifestar con las palabras su interior, en amar lo verdadero tal cual es, en evitar lo falso, en hacer el bien gratuitamente, en tolerar el mal de buena gana, antes que hacerlo; en no quererse vengar de las injurias, en tener como ganancia los ultrajes sufridos por causa de la justicia. Pero esta honradez es el hazmerreír, porque los sabios de este mundo consideran una tontería la virtud de la integridad. Ellos tienen por una necedad el obrar con rectitud, y la sabiduría según la carne juzga una insensatez toda obra conforme a la verdad.

De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.
(Libro 10, 47-48: PL 75, 946-947)

Cuán sabias palabras nos dejó escritas San Gregorio, uno de los escasos papas magnos con los que el Señor ha obsequiado a su Iglesia.

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20.05.17

Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya

Evangelio del sábado de la quinta semana de Pascua:

Jesús dijo a sus discípulos: Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
Jn 15,18-21

Algo no va bien en nuestras vidas cuando no nos diferenciamos gran cosa de como viven los que no están en Cristo. Y algo va muy mal en la Iglesia cada vez que recibe el aplauso del mundo. Pues como dice San Pablo “todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2 Tim 3,12).

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