InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cristianos en la vida pública

1.01.10

2010, ¿año de transición?

El año 2010 de la era cristiana acaba de dar su primer paso. Quedan por delante 365 días cuyo “contenido” ignoramos, aunque deseamos que sean buenos para la Iglesia, para nuestras familias y para nuestras respectivas naciones. De momento, tenemos todo un Año Santo compostelano por delante, fuente de gracia abierta para saciar la sed de Cristo de un país que desgraciadamente no parece ser muy consciente de estar sediento. Allá para agosto tendrá lugar, precisamente en Santiago, el Encuentro Internacional de la Familia, que servirá para dar testimonio, una vez más, del papel fundamental que debe jugar en el futuro esa institución creada por Dios. Los que me conocen saben mi poca querencia hacia este tipo de encuentros especiales, jornadas, semanas, etc, pero si la Iglesia cree que valen de algo además de para decirnos los unos a los otros lo mucho que creemos en lo que creemos, pues adelante con ellos. Se ha sugerido la posibilidad de que el Papa visite Santiago para esos días. No sería un viaje muy agotador para quien, no lo olvidemos, está ya en una edad en la que más le vale que se tome con mucha calma sus salidas fuera de Roma. En cualquier caso, si viene, bienvenido sea.

El año 2010 será el de la nueva ley del aborto. Se va a legalizar lo que lleva años siendo una realidad: el aborto libre. Con el agravante de que se lo considerará como un derecho. El plan de ingeniería social zapateril va llegando a su estación de término, aunque todavía le queda un buen trecho por recorrer. Yo sospecho que Zapatero pisará el acelerador si ve que puede perder las próximas elecciones. De ser así, tras el aborto llegará la eutanasia y, sobre todo, el pisoteo definitivo del derecho los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos. Creo que aquellos que se pusieron de perfil ante la EpC van a comprobar aquello de que “Roma no paga traidores". Y no hablamos de la Roma eclesiástica, precisamente. Ésta, curiosamente, acoge en su seno a esos traidores, conformándose con llamarles la atención de vez en cuando.

La nueva ley de libertad religiosa está también llamando a la puerta. Y no precisamente a la puerta abierta ayer por Monseñor Julián Barrio. Me temo que la libertad religiosa en manos de Zapatero y sus correligionarios sea algo así como la democracia en manos de Stalin o Hitler o el Catecismo en manos de Masiá, Tamayo y Castillo. Probablemente pretenderán meter la fe católicas en los templos para encerrarla allí con un candado de siete llaves. No hay más que ver la actividad de esos grupejos de indeseables que llamándose iglesia de base o coordinadora de mil nombres van marcando el camino al gobierno. Son la avanzadilla del totalitarismo laicista dentro de la Iglesia. Iglesia que, vuelvo a decir, parece incapaz de hacer gran cosa para librarse de esas escamas muertas. Escamas que no sólo la afean externamente, sino que hacen que se extienda por la misma un olor a pescado podrido muy desagradable. Necesitamos determinación en los pastores y en los fieles para tirar la basura al vertedero y para perfumar luego la Iglesia con el incienso de la sana doctrina y la fidelidad plena a Cristo y su evangelio. Si no hacemos tal cosa, estamos atados de pies y manos para combatir la buena batalla de la fe.

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29.12.09

El éxito de la campaña de las esquelas es vuestro

Ayer fue un día muy especial en la breve historia de InfoCatólica. Decenas de medios de comunicación de España y de todo el mundo se hicieron eco del éxito de la campaña de esquelas en favor de los no nacidos abortados en las clínicas de la muerte de todo el mundo. Ocho periódicos publicaron esquelas, aunque cinco se negaron a ello. De hecho, sólo por la tarde nos enteramos de que el Diario de Jerez se había “rajado” en el último minuto.

Ahora bien, el éxito no es nuestro sino de todos los que han hecho posible la publicación de las esquelas con sus donativos. InfoCatólica, a través de su Fundación, se ha limitado a ser canal de la generosidad de nuestros lectores. Ellos son los verdaderos protagonistas de este testimonio púbico de petición de oración en favor de las almas de los más inocentes y de oración por la conversión de los que facilitan el aborto desde la política y la sociedad. Nosotros creemos sinceramente que “mucho puede la oración fervorosa del justo” (Stg 5,16) y que Dios no dejará sin atender todas las oraciones que hayan partido del corazón de sus fieles tras la lectura de esas esquelas. Es en el cielo donde llevan la verdadera contabilidad de esta campaña.

Personalmente, he de confesar que al principio de la campaña tuve el temor de que no lográramos que se publicara una sola esquela. Hombre de poca fe soy, lo confieso. Pero el Señor me ha demostrado una vez más que Él sabe cómo tocar el corazón de su pueblo para que haya hombres y mujeres dispuestos a colaborar en causas que merezcan la pena. También económicamente.

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23.12.09

Campaña de esquelas por los inocentes abortados

La campaña de InfoCatólica a favor de la contratación y publicación de esquelas por las víctimas de los abortos voluntarios llega a su fin. Durante estos días hemos recibido emails de personas que aseguraban que iba a contratar ellas mismas una esquela y otras enviando un donativo para que nos encargáramos nosotros del tema. Alguno de esos donativos ha sido ciertamente “sustancial", aunque todos sabemos que el Señor valora más la calderilla de la viuda que no tiene ni para comer.

Una esquela pidiendo oraciones por los que no han podido ver la luz del sol al ser objeto de la violencia de sus madres y de galenos asesinos, cumple una doble función. La más importante, la de encomendar las almas de esos seres humanos a la misericordia de Dios. La Iglesia no se ha definido de forma definitiva sobre cuál puede ser el destino de esas almas. Por eso mismo, rogar a Dios por ellas y confiar en su misericordia es lo mejor que podemos hacer.

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17.12.09

A Dios gracias, las universidades católicas en España no dependen de la FERE

La Universidad de Navarra ha sido la primera en pronunciarse contra todo intento del gobierno, o del parlamento, de que el aborto sea enseñado en las facultades universitarias relacionadas con el mundo de la medicina. Hoy se anuncia que el CEU sigue esa senda y parece que otras universidades católicas harán lo mismo. Es decir, los médicos católicos de este país, al menos los que se dedican a la docencia, no tienen la menor intención de convertirse en correas de transmisión y propagación de la cultura de la muerte.

Y es que cuando el mal quiere hacer la guerra, no caben capitulaciones ni componendas de ningún tipo. A Dios gracias, el espíritu de la FERE parece que no ha logrado llegar al territorio de los responsables de las universidades católicas. No parece que haya ninguna facultad dispuesta a adecuar el aborto a su ideario. No asoma ningún eclesiástico encorbatado a explicarnos que un secretario de estado le ha enviado una carta tranquilizadora. También es cierto que no existe ningún concierto económico que sostenga las universidades católicas, que han de sobrevivir gracias a su capacidad de conseguir financiación no estatal. Es lo que tiene no depender de 30 monedas de plata: uno es más libre para ser fiel a los valores que se profesan. Y es que ya sabemos aquello de que no se puede servir a dos señores.

El caso es que ni siquiera haría falta ser católico para negarse a enseñar a los futuros médicos a practicar abortos. Recordemos el juramento hipocrático:

Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.

No cortaré a nadie ni siquiera a los calculosos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deban ser públicos, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.

Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.

Ese juramento demuestra que aquellos que practican abortos, y de paso la eutanasia, no son médicos. Son profesionales de la muerte indignos de llamarse a sí mismos con el nombre de una profesión que está para dar vida y no muerte. Así que por más que un parlamento ordene que el aborto debe de enseñarse en las facultades de medicinas, éstas, si quieren seguir llamándose así, deben rebelarse y negarse a obedecer una ley infame.

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14.12.09

Democracia en Alemania: A la cárcel por no querer que el Estado se apodere de tus hijos

Lo que está ocurriendo en Alemania, y que antes o después ocurrirá en España, es una señal inequívoca de que bajo el barniz de la democracia se nos está colando un totalitarismo de corte pagano y anticristiano que se parece mucho a los totalitarismos de ese cariz del siglo XX. A unos padres que no quieren que a sus hijos les enseñen la moral sexual que dictamina el Estado, les han multado y metido en la cárcel por ello. Y mucho me temo que acabarán por retirarles la custodia de los menores si no acaban cediendo o largándose a otro país.

Ahora bien, lo noticiable no es que haya ocho padres y madres que acepten pagar e ir a la cárcel con tal de defender su derecho a que sus hijos sean educados según sus valores. Lo verdaderamente grave es que son miles y miles las familias que sí ceden ante “papá-estado”, ese señor que dice cómo tienen que pensar tus hijos, qué tienen que creer y cómo y cuándo tienen que dedicarse a tener relaciones sexuales.

Parece mentira que un país que sufrió el nazismo y el comunismo vuelva a tropezar en la misma piedra. Yo desde luego optaría por emigrar antes que quedarme en una nación así. Y parece mentira que los obispos católicos alemanes miren para otro lado. Porque, a día de hoy, no se sabe que ninguno de ellos haya salido en apoyo de esas familias. Tampoco la iglesia evangélica oficial (luterana). Quizás teman a que el Estado decida suprimir el impuesto religioso y se queden sin financiación. Pero prefiero mil veces una Iglesia pobre y fiel a su misión, que una Iglesia rica e imbuida del espíritu de Judas Iscariote. No se puede vender la primogenitura espiritual por un plato de lentejas. No se puede vender la condición de luz del mundo y sal de la tierra por las treinta monedas de plata entregadas en mano por el mismísimo César. Y esa es una tentación en la que se ha caído demasiadas veces.

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