Católicos y vida pública. Hora del cambio
El P. José María Iraburu ha escrito tres artículos (1, 2 y 3) sobre la desmovilización de los católicos en la acción política. Entre los muchos comentarios que ha recibido, no he leído ninguno que le haya refutado yendo a la cuestión de fondo. A saber, por qué no es posible que haya un partido político confesionalmente cristiano en España.
Una de las estrategias favoritas de los que quieren que todo siga igual es mantener el silencio ante los que proponen, desde el Magisterio de la Iglesia, un cambio que pueda llevar a un cambio efectivo de la orfandad política del catolicismo en España.
La idea de que tiene que haber católicos en todos los partidos que ejerzan influencia para hacer el bien lleva vigente en este país desde hace 30 y tantos años. Y ha demostrado que no sirve para nada. Literalmente para NADA.
Es lógico. En una partitocracia donde el que se mueve no sale en la foto, el político católico que quiere conservar su puesto opta por no moverse. Y si se mueve, le echan y se va a la nada. Solo desde un partido confesionalmente cristiano se podría ser libre para defender el modelo de sociedad que deseamos para nuestra nación.

Es cosa buena y recomendable analizar todas las intervenciones que se dieron en el último Sínodo de obispos celebrado en Roma, que buscaba reafirmar a la Iglesia en la tarea de la Nueva Evangelización. A mí lo de “nueva” no me acaba de convencer porque se supone que Iglesia y evangelización deben ir siempre de la mano y no deberíamos llamar novedad a lo que es el cumplimiento de la tarea más importante del Cuerpo de Cristo.
El 28 de noviembre de 1978, uno de los pocos obispos católicos que ejercía de buen pastor en España, tuvo a bien escribir
Ya estamos en pleno Año de la Fe y en medio de un impulso eclesial a la nueva evangelización. Sin embargo, leyendo todo lo que se publica y se comenta sobre la manera de evangelizar, me da la sensación de que se buscan demasiadas explicaciones a sobre cómo se debe construir la rueda cuando solo hay una de hacerla bien: que sea redonda.
En breve empieza el Año de la Fe. Y antes tendremos la declaración solemne de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia. Será en Roma el próximo 7 de octubre. Patrono del clero español, la vida de San Juan es digna de ser estudiada para sacar de ella el agua viva que emana de la gracia que el Señor derramó sobre su vida.








