InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Benedicto XVI

20.05.07

Lo que el Papa no puede hacer

Como era de esperar, la visita del Papa a Brasil ha provocado una catarata de artículos analizando el discurrir de la misma y las previsibles consecuencias de sus discursos. Pero en realidad, por mucho que Benedicto XVI haya dado discursos de oro y brillantes, por mucho que sus exhortaciones hayan estado llenas de sabiduría espiritual y pastoral, de poco valdrá si el campo sobre el que se ha plantado esa semilla no es reparado, abonado y regado.

Por más que tuviéramos el Papa más grande de la historia, poco podría hacer si el resto de obispos no fueran diligentes en su ministerio pastoral. Es por ello que el futuro de la Iglesia en Latinoamérica no depende tanto de Roma como de los obispos latinoamericanos. Es a ellos a quienes corresponde buscar la manera de lograr que el cada vez más menguante pueblo que está a su cargo sea formado en la fe y sea animado a la conversión constante, que es la única garantía de que sea realmente luz en un continente tan necesitado del testimonio auténtico de los que andan en la verdad.

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12.05.07

Obediencia, palabra sobre la que ha girado la homilía del Papa a los obispos brasileño

Homilía que pronunció este viernes Benedicto XVI a los obispos de Brasil en la catedral de la ciudad de Sao Paulo, dedicada a Nuestra Señora de la Anunciación.

Amados hermanos en el Episcopado,
«El Hijo de Dios con lo que padeció aprendió la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen» (cf. Hb 5,8-9).

1. El texto que acabamos de oír en la Lectura Breve de las Vísperas de hoy contiene una enseñanza profunda. También en este caso constatamos como la Palabra de Dios es viva y más penetrante que una espada de dos filos, llega hasta la juntura del alma, reconfortándola, estimulando a sus fieles servidores (cf. Hb 4,12).

Agradezco a Dios por haber permitido encontrarme con un Episcopado prestigioso, que está al frente de una de las más numerosas poblaciones católicas del mundo. Yo os saludo con sentimientos de profunda comunión y de afecto sincero, conociendo bien la dedicación con que seguís las comunidades que os fueron confiadas. La calurosa acogida del Señor Párroco de la Catedral de la Sé y de todos los presentes me hizo sentir en casa, en esta grande Casa común que es nuestra Santa Madre la Iglesia Católica.

Dirijo un especial saludo a la nueva Presidencia de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil y, al agradecer las palabras de su presidente, monseñor Geraldo Lyrio Rocha, hago votos por un provechoso desempeño en la tarea de consolidar siempre más la comunión entre los obispos y de promover la acción pastoral común en un territorio de dimensiones continentales.

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5.04.07

Benedicto XVI: Tres días para revivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo

Benedicto XVI: Tres días para revivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general de este miércoles dedicada a meditar sobre el Triduo Santo, que revive la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Queridos hermanos y hermanas:

Mientras concluye el camino cuaresmal, comenzado con el Miércoles de Ceniza, la liturgia del Miércoles Santo nos introduce en el clima dramático de los próximos días, impregnados por el recuerdo de la pasión y de la muerte de Cristo. En la liturgia de hoy el evangelista Mateo presenta a nuestra meditación el breve diálogo que tuvo lugar en el cenáculo entre Jesús y Judas. «¿Soy yo acaso, Rabbí?», pregunta el traidor del divino Maestro, que había preanunciado: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará». La respuesta del Señor es lapidaria: «Sí, tú lo has dicho» (Cf. Mateo 26, 14-25). Por su parte, san Juan concluye la narración del anuncio de la traición de Judas con pocas y significativas palabras: «era de noche» (Juan 13, 30).

Cuando el traidor abandona el Cenáculo, la oscuridad penetra en su corazón –es una noche interior–, el desaliento se apodera del espíritu de los demás discípulos –también ellos penetran en la noche–, mientras las tinieblas del abandono y del odio se adensan alrededor del Hijo del Hombre que se prepara para consumar su sacrificio en la cruz. En los próximos días conmemoraremos el enfrentamiento supremo entre la Luz y las Tinieblas, entre la Vida y la Muerte. También nosotros tenemos que situarnos en este contexto, conscientes de nuestra «noche», de nuestras culpas y responsabilidades, si queremos revivir con provecho espiritual el Misterio pascual, si queremos llegar a la luz del corazón, mediante este Misterio, que constituye el fulcro central de nuestra fe.

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29.03.07

El Papa, San Ireneo de Lyon y la sucesión apostólica

Esta es la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles, 28 de marzo, en la que continuó con su serie de meditaciones sobre los padres apostólicos. En esta ocasión, presentó la figura de san Ireneo de Lyon.

Queridos hermanos y hermanas:

En las catequesis sobre las grandes figuras de la Iglesia de los primeros siglos llegamos hoy a la personalidad eminente de san Ireneo de Lyon. Sus noticias biográficas nos vienen de su mismo testimonio, que nos ha llegado hasta nosotros gracias a Eusebio en el quinto libro de la «Historia eclesiástica».

Ireneo nació con toda probabilidad en Esmirna (hoy Izmir, en Turquía) entre los años 135 y 140, donde en su juventud fue alumno del obispo Policarpo, quien a su vez era discípulo del apóstol Juan. No sabemos cuándo se transfirió de Asia Menor a Galia, pero la mudanza debió coincidir con los primeros desarrollos de la comunidad cristiana de Lyon: allí, en el año 177, encontramos a Ireneo en el colegio de los presbíteros.

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26.03.07

El infierno

Ez 18,32
Porque no quiero la muerte del que muere, dice el Señor. Convertíos, pues, y viviréis.

Benedicto XVI acaba de recordarnos que el infierno existe y es eterno. En una homilía predicada ayer domingo en la parroquia romana de "Santa Felicidad e hijos mártires", el Papa dijo que Jesús "ha venido para decirnos que nos quiere a todos en el Paraíso y que el infierno, del que se habla tan poco en nuestro tiempo, existe y es eterno para cuantos cierran su corazón a su amor".

Es obvio que la idea de un infierno eterno no es políticamente correcta en estos momentos. Es obvio también que a los fieles hoy no se les habla casi nunca del concepto de atrición. Pero si hay una obviedad irrefutable es la contundencia con la que Cristo advirtió de la existencia de un lugar de castigo, que además es eterno, para los que se pierden. Y es más, no sólo nos dijo que la puerta a la salvación era más estrecha que la que conduce a la condenación, sino que aseguró que los que cruzan esta última son más que los que atraviesan la primera. Por tanto, o creemos a Cristo o dudamos de su palabra. Y si le creemos, no tenemos derecho a negar o disminuir la gravedad del destino al que se enfrentan aquellos que rechazan la salvación que gratuitamente Dios les ofrece.

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