En guerra por amor a la verdad y por la verdad en el amor
Ocurre con frecuencia, por no decir siempre, que cuando determinados blogueros católicos escribimos en defensa de la verdad que está presente de forma absoluta en nuestra fe, recibimos la acusación de no tener caridad, de ser integristas, fariseos, etc.
Es cierto que la verdad sin caridad se convierte en una pálida sombra de lo que Dios quiere para el hombre. Siendo ella la que, según Cristo, nos hace libres, corremos el riesgo de afearla, de convertirla en un instrumento de agresión más que de salvación. Como dice San Pablo “Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad” (1ª Cor 13,13).
Cuando el Padre manda al Hijo a morir por nosotros en la Cruz, lo que brilla es el amor. No en vano, como recuerda San Juan, “Dios es caridad” (1 Jn 5,8;16) -vale igual decir “amor"-. Pero también dice la Escritura que “si alguno de vosotros se extravía de la verdad y otro logra reducirle, sepa que quien convierte a un pecador de su errado camino salvará su alma de la muerte y cubrirá la muchedumbre de sus pecados” (St 5,19-20). No sé ustedes, pero a mí se me ocurren pocas cosas que demuestren tanto amor por el prójimo como ayudarle a salvar su alma. Y sé que no hablo solo por mí sino por la inmensa mayoría de esos blogueros si digo que lo que buscamos con nuestros escritos no es el demostrar lo mucho o poco que sabemos, que al fin y al cabo lo sabemos por el don de la fe, sino para ser instrumentos en las manos de Dios de cara a la salvación de los hombres.

Días atrás estuve hablando con un hermano en la fe que me dijo cuál era su análisis sobre la situación en la Iglesia en las últimas décadas. Intentaré resumir sus palabras: “Luis, he llegado a la conclusión de que buena parte de los que tienen encomendado el ministerio de velar por la doctrina católica están tomando el pelo a los fieles. Sí, nos toman el pelo cuando no hacen nada para evitar que sacerdotes y religiosos hagan escarnio público de nuestra fe. Nos toman el pelo cuando miran para otro lado si se les señala que no tiene sentido admitir que la Iglesia cuente con monjas proabortistas, curas que apoyan las uniones homosexuales, teólogos cuya heterodoxia indignaría al mismísimo Arrio o a Lutero".
Este fin de semana ha tenido lugar la segunda reunión de blogueros de InfoCatólica. Aunque nuestra idea es celebrar al menos una al año, diversas razones impideron que la misma se celebrara en el 2012. El
Es habitual que aquellos que tienen un problema existencial consistente en que no aceptan el magisterio de la Iglesia, me acusan de querer echarles de ella. A decir verdad me importa relativamente poco que se me acuse de inquisitorial, fundamentalista, ultraconservador -los lefebvrianos me llaman liberal-, talibán, etc. Ya lo dijo, entre otros, San Pío Pietralcina: “El mundo os llamará fanáticos, locos y creaturas miserables; amenazarán haceros vacilar en vuestra constancia con su elocuencia engañosa“.
Con el


