Mons. Ladaria: dos de dos
En apenas una semana hemos publicado en Infocatólica dos noticias realmente importantes que tienen como protagonista al arzobispo jesuita que ha recibido el encargo del Papa de la promoción y defensa de la fe católica:
Mons. Luis Ladaria, Prefecto de la CDF, en un artículo publicado en L´Osservatore Romano, lamenta que, pese al carácter definitivo de la doctrina sobre la ordenación sacerdotal reservada solo para hombres, sigue habiendo quienes confunden a los fieles.
Por medio de una carta enviada por Mons. Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y con la aprobación del Papa, la Santa Sede ha ordenado no publicar la guía de la Conferencia Episcopal Alemana a favor del acceso a la comunión de los cónyuges protestantes de matrimonios mixtos.
Efectivamente, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) es el dicasterio encargado de promover y defender la fe. Ambas realidades necesariamente han de ir de la mano. El actual Prefecto, y en breve cardenal, Mons. Ladaria, explicaba tal hecho en una entrevista concedida a Vatican.news:
… si nosotros tenemos como función promover y defender la fe pues, evidentemente, la promoción de la fe tiene que ver con el anuncio, es algo eminentemente pastoral. Defender también la fe, porque si en algún momento la fe está amenazada por una razón o por otra, también defenderla es algo eminentemente pastoral.
La fe es algo que nos lleva a la salvación, ¿verdad? Y por consiguiente todo lo que sea promover, defender la fe, es eminentemente pastoral. Sin olvidar que nosotros tenemos una responsabilidad en el campo disciplinar. Y también aquí, no es indiferente para la vida de la Iglesia, que estos casos muchas veces tristes, con los cuales nos encontramos, sean tratados también con justicia y sean tratados teniendo muy presente que también esto incide muy profundamente en la vida de fe de las personas.
Si todo dicasterio vaticano está al servicio del ministerio petrino, y por tanto al servicio de la Iglesia, el que preside el prelado español tiene una misión especialmente “delicada". Sobre todo en tiempos donde la sana doctrina está siendo sacudida tanto desde fuera como, y esto es lo más grave, desde dentro de la propia Iglesia.