InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Espiritualidad cristiana

2.08.16

Obedecer hasta la muerte

Nos conformamos con demasiado poco. Unos, con cumplir más o menos bien con los mandamientos de Dios y de la Santa Madre Iglesia. Otros ni eso, pues creen que la vida cristiana consiste en que Dios te acepta tal cual eres y te va a seguir aceptando de la misma manera si dentro de cuarenta años sigues siendo exactamente igual que ahora.

Mas, ¿cuál ha de ser la medida de nuestro proceder? Lo enseña San Pablo:

Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y, mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Y por eso Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese: «¡Jesucristo es el Señor!», para gloria de Dios Padre.
Fil 2,5-11

Ahí lo tenemos. Cristo, el Verbo de Dios, el Hijo eterno del Padre eterno, se humilla a sí mismo, se hace carne como nuestra carne, y obra aquello que nosotros jamás podríamos haber obrado por nosotros mismos. Cristo obedece al Padre hasta la muerte, y muerte de Cruz. “No se haga mi voluntad sino la tuya” (Luc 22,42), dijo Aquél que era tan divino como el Padre a quien hablaba. Y nosotros, simples mortales, ¿acaso discutiremos con Dios sobre aquello en lo que debemos obedecerle? ¿Acaso hay margen para la desobediencia? ¿acaso el “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” puede ser suspendido en algunas áreas de nuestras vidas?

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1.08.16

Es mentira que el pecado sea invencible

Que levante la mano aquel que no tiene o ha tenido pecados en su vida que parecen invencibles, que no hay manera de desprenderse de ellos. Pues bien, para todos nosotros, una gran noticia:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
1ª Cor 10,12

Estimados, la Escritura no miente. Si dice que Dios nos da el modo de poder vencer al pecado, es que nos lo da. Y no hay vuelta atrás.

Por supuesto, aun habiendo sido redimidos, seguimos bajo la influencia de la caída del primer Adán. Pero a diferencia de lo que enseñaba Lutero, esa influencia puede ser sometida a la soberanía de Cristo en nuestras vidas por medio de la acción del Espíritu Santo, que derrama sobre nosotros todas las gracias eficaces para crecer en santidad.

En ese camino de lucha contra el pecado, caeremos muchas veces. De todas ellas nos levanta Dios a través del sacramento del perdón. Pero el pecado no puede tener la última palabra. Si hay gracia para el perdón, la hay para la santificación. 

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12.07.16

Fortaleced las manos débiles y consolidad las rodillas que flaquean

Estimados, va siendo ya hora de que aquello que leemos para edificación del alma pase a ser una realidad viva, palpable, contagiosa, que impregne todo aquello que nos rodea.

Conózcate a ti, Conocedor mío, conózcate a ti como soy por ti conocido. Fuerza de mi alma, entra en ella y ajústala a ti, para que la tengas y poseas sin mancha ni defecto. Esta es mi esperanza, por eso hablo; y en esta esperanza me gozo cuando rectamente me gozo. Las demás cosas de esta vida tanto menos se han de llorar cuanto más se las llora, y tanto más se han de deplorar cuanto menos se las deplora. He aquí que amaste la verdad, porque el que obra la verdad viene a la luz. Yo quiero obrar según ella, delante de ti por esta mi confesión, y delante de muchos testigos por este mi escrito.
De las Confesiones de san Agustín, obispo

¿Somos arcilla humedecida por el Espíritu Santo o barro secado por el pecado que se quiebra en manos del alfarero? ¿Puede la arcilla dirigir las manos de quien la moldea? ¿se quejará la rosa de las espinas que recorren su tallo?

¿Alguien puede decir que tiene el alma tan limpia que no necesita pasar por el fuego purificador que elimine todo aquello que le aleja de la plena comunión con Dios? Ni siquiera los más grandes santos pretendían tal cosa. Solo aquella que fue concebida sin pecado original y se convirtió en trono de gracia para acoger al Salvador, podía reclamar tal virtud y sin embargo irrumpió en un canto de humildad que reconocía la soberanía absoluta de Dios.

¿Quién de nosotros puede decir que ha resistido hasta la sangre al combatir contra su propio pecado (Heb 12,4)? ¿Quién ha sido probado hasta el extremo de estar dispuesto a sacrificar lo más preciado como hizo Abraham (Heb 11,17)? ¿quién ha sido cargado con una cruz insoportable?

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30.05.16

Un corazón fiel para cumplir sus preceptos

Jer 17,9-10
Lo más falaz de todo es el corazón, y lo más insanable. ¿Quién lo entiende? Yo, el Señor, escudriño el corazón, examino las entrañas, para retribuir a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras.

2 Tes 2,11-13
Por eso Dios les envía un poder seductor, para que ellos crean en la mentira, de modo que sean condenados todos los que no creyeron en la verdad, sino que pusieron su complacencia en la injusticia. Nosotros, en cambio, debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque os eligió Dios como primicias para la salvación, mediante la acción santificadora del Espíritu y por la fe en la verdad.

Rom 16,17-19
Os ruego, hermanos, que tengáis cuidado con los que producen discordia y escándalos contra la doctrina que aprendisteis. Alejaos de ellos, pues ésos no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino a su propio vientre, y mediante palabras dulces y aduladoras seducen los corazones de los ingenuos. Vuestra obediencia ha llegado al conocimiento de todos; por eso me alegro por vosotros, pero quisiera que fuerais sabios para el bien y sencillos, en cambio, para el mal.

Luc 6,43-46
Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas del zarzal. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de la abundancia del corazón habla su boca. “¿Por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?”

Heb 3,12-14
Vigilad, hermanos, para que ninguno de vosotros tenga un corazón malvado y sin fe que le haga apostatar del Dios vivo; al contrario, exhortaos mutuamente todos los días, mientras perdura aquel “hoy", para que nadie se endurezca por la seducción del pecado.  Pues hemos sido hechos partícipes de Cristo a condición de que mantengamos firme hasta el fin la segura confianza del principio.

Fill 3,18-19
Porque muchos -esos de quienes con frecuencia os hablaba y os hablo ahora llorando- se comportan como enemigos de la cruz de Cristo: su fin es la perdición, su dios el vientre, y su gloria la propia vergüenza, porque ponen el corazón en las cosas terrenas.

Heb 12,4-6
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado,y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.

Salm 36,2-5
Un oráculo de pecado habla al impío en lo íntimo del corazón. El temor de Dios no está ante su vista. Se engaña a sí mismo, a sus propios ojos, para no descubrir su culpa y detestarla. Las palabras de su boca son malicia y fraude, ha renunciado a ser sabio y obrar el bien. En su lecho maquina malicia, se obstina en camino nada bueno, no reprueba el mal.

Salm 86:11
Enséñame, Señor, tu camino, para que ande en tu fidelidad. Haz que mi corazón sea sencillo, para que tema tu Nombre. 

Salm 119:34
Dame inteligencia para guardar tu Ley, y observarla de todo corazón.

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25.05.16

Venid a mí y yo os aliviaré

Si un ser querido y/o tú mismo estáís pasando por una enfermedad grave, dolorosa, tanto si es curable como si no:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si estás pasando por dificultades económicas importantes, y no sabes si mañana tendrás el pan nuestro de cada día:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si estás pasando por una crisis matrimonial de la que no sabes cómo salir:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si temes caer en el pozo de la depresión, sea por la razón que sea:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si te angustia la situación en tu país:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si te angustia la situación en el mundo:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Si te angustia la situación en la Iglesia:

Mat 11,28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

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