El verdadero rostro del liberalismo teológico
Si Dios no dispone otra cosa, gran parte del resto de mi vida lo seguiré dedicando a combatir ese hijo predilecto de Satanás que es conocido como liberalismo teológico. Nacido en el seno del protestantismo en el siglo XIX -aunque podría buscarse sus raíces más atrás-, y extendiéndose con saña dentro de la propia Iglesia Católica, ha sido, y es, el ataque más formidable del reino de las tinieblas contra la fe cristiana.
Su esencia se resume en llevar a dar la vuelta al calcetín y permitir que el espíritu del mundo, según la definición bíblica del término, impregne el cristianismo. Es decir, en vez de que la fe cristiana sea luz del mundo y sal de la tierra, se convierte a la ideología mundana en el referente para la configuración de la conciencia y proceder de los cristianos. Lo cual, dicho sea de paso, hace que los cristianos dejen de ser cristianos y caigan en la apostasía más rampante.
El teólogo, pastor, sacerdote u obispo liberal sabe usar la Biblia para sus fines. No tiene nada de particular que así sea. Satanás mismo citó la Escritura para tentar a Cristo. Sus hijos hacen lo mismo para tentar a los hijos de Dios. Pero de hecho, ellos odian la Biblia y por eso una de las características típicas del liberalismo teológico es el ataque constante contra la Sagrada Escritura. De hecho, es quizás en ese campo donde más “éxito” han conseguido.