Otra vez Kasper, otra vez el ecumenismo.
He de confesar que cuando he leído las últimas declaraciones de Kasper sobre el ecumenismo, me ha invadido la preocupación. Siendo uno de los miembros menos conservadores del colegio cardenalicio y de la curia, resulta lógico pensar que es la persona ideal para el diálogo ecuménico. Pero anda tristón el cardenal alemán. Es como si se hubiera dado cuenta de que hay abismos que no se pueden cruzar ni con todo el voluntarismo del mundo. Pero lo que más preocupa es el desconocimiento de aquello que se supone que es la materia de la que se ocupa. Por ejemplo, me quedo perplejo al leer a su Ilustrísima decir esto:
¿Por qué se estancó el diálogo ecuménico?
Debemos colocar las cosas en perspectiva. Inicialmente se pensó que el proceso iba a ser más rápido, pero ahora se coincide en que será más lento. Hay menos euforia. El crecimiento de las iglesias pentecostales y ciertas diferencias con algunas de ellas, por ejemplo en cuestiones de bioética como aborto y eutanasia, dificultaron más las cosas.
A ver, ¿desde cuándo las iglesias pentecostales mantienen posturas diferentes de la Iglesia Católica en esas cuestiones? No existe ni una, pero lo que se dice ni una, iglesia pentecostal que no condene el aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones. Así que una de dos. O el que ha traducido la entrevista ha traducido mal u omitido algo, o el cardenal no se entera. Y si no se entera de lo que creen las iglesias protestantes que más crecen numéricamente en el mundo, ya me contará cómo puede dialogar con ellos.
Walter Kasper vuelve a constatar un hecho que no puede sorprender cualquiera que conociera de verdad las enormes diferencias entre el catolicismo y el protestantismo: