Cómo hacer bulto para parecer que se es lo que no se es
En el ámbito de la política, una de las estratagemas típicas de los grupos extremistas marginales es la proliferación de siglas, de tal forma que en cada una de ellas se amparan cuatro gatos mal contados. La extrema izquierda eclesial sigue la misma estratagema. De vez en cuando paren comunicados a los que se suman decenas y decenas de siglas que en realidad no consiguen representar a más allá de dos o tres centenares de personas. Con la particularidad de que, salvo las bajas por defunción, llevan siendo los mismos desde más o menos la batalla de Brunete. Dar cobertura mediática a quienes nada son salvo que asomen en los medios, es un error que debemos empezar a dejar de cometer. Es por ello que hace tiempo que no escribo sobre esos grupos como tales. Si acaso me refiero a tal o cual personaje que forma parte de los mismos.
Hace unos días han vuelto a reunirse para animarse los unos a los otros, que es la única manera que tienen de creer que son lo que no son. El tema de las cifras de asistentes a estos encuentros de nostalgias pasadas es casi lo de menos. Incluso aunque fueran mil quinientos, que ni de lejos lo son, ¿qué es eso en el ámbito de millones de fieles que van cada domingo a misa?
Más grave me parece el hecho de que buena parte de ellos sean profesores de religión en colegios públicos y privados. Dado que los obispos son los responsables de la elección y renovación de dicho profesorado, pregunto: ¿qué razón pueden darnos nuestros pastores para mantener como profesor de religión a quien está en abierto enfrentamiento contra la doctrina de la Iglesia y su jerarquía? ¿qué pecado han cometido los niños y jóvenes que tienen a esa gente como profesores? Si mi esposa y yo nos enteramos de que el profesor de religión del colegio donde van nuestros hijos forma parte de este tipo de grupos, ellos no darían la asignatura. Es preferible la ausencia de formación que la formación deficiente.
Va siendo hora de que la Iglesia acabe por apartar a toda esta gente de todos los puestos de responsabilidad en la formación de los fieles, aunque esos fieles vayan por la calle con una mochila de libros a la espalda. Cuanto antes se certifique oficialmente lo que es una realidad eclesial desde hace décadas, mejor.
Luis Fernando Pérez Bustamante
18 comentarios
Por ese motivo no tengo la menor intención de que mis hijos reciban la asignatura de Religión: no me fío ni un pelo de quién les va a enseñar qué. Para eso estamos mi mujer y yo.
Aún es más, tengo no sólo la plena seguridad sino la total certeza de que no sólo NO se les va a explicar el Magisterio de la Iglesia en la clase de Religión sino que, además, lo que se les va a explicar, aún sin ser el Magisterio de la Iglesia, se les a a explicar mal.
No conozco a nadie (sí: no conozco a nadie) que, siendo fiel al Magisterio de la Iglesia, esté conforme con la enseñanza de Religión que reciben sus hijos en la asignatura de Religión. (¿En cuántas clases de Religión se usan los Evangelios?)
Los cristianos a la carta parecen ser más pragmáticos. Tanto les da que les da tanto. Total, no les van a enseñar nada malo ¿verdad?
Éso por no empezar a hablar de lo que se enseña en las catequesis parroquiales preparatorias de la Comunión. Claro que si habláramos de las de confirmación, el asunto aún sería peor.
Sin embargo, las catequesis de confirmación, a pesar de los pesares, no son peores que las de "post-confirmación" que, a su vez y para desgracia de todos, resultan ser infinitamente superiores a los cursillos matrimoniales.
No conozco ningún cursillo matrimonial diocesano en el que se mencionen los métodos naturales de regulación de la natalidad. Supongo que haberlos, los habrá. Como las meigas, yo no los he visto.
De hecho, en la mayoría ni siquiera se habla de la confesión. Y alguno hay en el que tampoco se habla de la fidelidad. ¿Que de qué se habla? Pues de confianza, acuerdo ("si los dos están de acuerdo...").
Sí ya sé: esto último es excepcional. Pero por desgracia no es tan excepcional como los cursillos matrimoniales que cumplan efectivamente su función.
Prefiero no tratar el tema de la formación en los seminarios. A todos nos resulta dolorosa y patéticamente evidente cuál es la formación de nuestro clero y cuál es la actitud de muchos obispos hacia sus seminarios.
Hemos llegado a tal punto en la Iglesia en España que ya no está garantizada la transmisión del Magisterio. Así, con familias de misa semanal ayunas de Magisterio, los nuevos católicos crecen creyendo serlo pero sin serlo. Son, en la forma y en el fondo cultural, paganos, id est: católicos a la carta. Y votan como tales y en consecuencia.
Francamente, la Iglesia no se hunde porque Dios no quiere. Pero sus príncipes y soldados no paran de intentarlo. Unos callando, otros disparando los cañones sobre cubierta.
Como ejemplo, ahí están la FERE-CECA & EyG, con la editorial SM a la cabeza, secundados por el inexistente documento de la Conferencia Episcopal Española entorno a EpC. Ahí están para darnos ejemplo a todos de lo que NO debemos hacer.
Como católicos fieles no podemos dejar la enseñanza del Magisterio de la Iglesia en manos de nadie. De nadie. Hoy por hoy, es de nuestra exclusiva responsabilidad.
Es cierto que también es responsabilidad de otros. Sin embargo, no pienso poner en peligro el alma de los hijos que Dios me ha dado esperando a que quienes detentan esa responsabilidad se dignen a cumplir con un deber tan elemental como la transmisión de la fe a través de la enseñanza del Magisterio de la Iglesia.
Allá ellos. Cuando Dios me juzgue no me preguntará por lo que hicieron los demás sino por lo que yo hice, o por lo que yo dejé de hacer.
Vale.
Gran y acertado comentario el suyo de hoy. Sin embargo creo que el análisis adolece de un aspecto fundamental: ¿por qué se ha pertimido que lo que en un principio eran cuatro filomarxistas trasnochados haya calado en la soliciedad?
Es cierto que a lo largo de la historia de la Iglesia, esta ha tenido que hacer frente a numerosas "herejías" que surjian en su propio seno, pero ha sido quizás en los últimos 30 años cuando han empezado a proliferar grupillos que, no solo se atreven a cuestionar determinados dogmas, sino que atentan de forma reiterada contra la doctrina. Permitame decirle que la difusión de estos "grupillos" ha sido posible gracias a la laxitud con la que han venido actuando por un lado los propios obispos españoles, y, por otro, los teólogos ortodoxos, ambos influenciados por los aires "liberales" que, desgraciadamente, derivaron del Vaticano II (siento ser reiterativo).
Eso sí, no hay mejor desprecio que no hacer aprecio, y la mejor forma de combatir a esta gente es no dandoles voz, a la vez que desde los estamentos correspondientes se debe colocar a cada uno en su sitio.
+ Un saludo.
contestatario, acusando a la propia Madre Iglesia de retrógrada.
Está imperando la "teología de la azafata", porque, si alguien con seductora sonrisa profiere una herejía, recibe elogios y es aplaudido, mientras que si otro, con algo de entusiasmo y convicción, propone el Evangelio, es tachado de "agresivo", "poco ecuménico", "tridentino" y otras etiquetas al uso.
Simplemente: acabo de enviar un comentario, que veo no ha sido publicado y me intriga saber por qué.
Si en algo me he equivocado, quisiera saber a qué se debe el "aliquid obstat".
Es casi mejor que los niños no sepan nada de religión: cuando empiecen, que se les enseñe lo bueno desde el inicio, si no, hay doble trabajo: eliminar las ideas peregrinas que les han metido con calzador los catequistas y/o profesores y enseñar la doctrina correcta.
En efecto, la mayoría de los católicos españoles no han tenido una formación doctrinal correcta y son católicos a la carta: "creo" esto porque me parece lógico
y no porque Dios me lo haya dicho. En fin, ¿tienen los cristianos de la treintena o incluso cuarentena demasiada culpa de esta triste situación? Muchísimos no han oído en su vida ni una idea cristiana correcta y supongo que Dios, en su Misericordia, no se lo tendrá en cuenta, puesto que nadie les ha hablado lo que es bueno y correcto, pero sí que llamará al orden a quienes por contemporizar y ser simpáticos, modernos, aggiornados, no dieron la buena nueva en su verdad
Paniaguados los unos y los otros.
Carecen de credibilidad.
Mis hijos aquí en la Argentina van a un colegio católico, "conservador".
Los otros días viene mi hija y me dice que Abrahám era el "Padre de la Fe", porque de él surgían tres religiones. Le preguntè de dónde había sacado eso, y me dijo que lo dijo la maestra. Me mostró el libro de religion, y ahí decía eso, complementado con que adorábamos al mismo Dios que musulmanes y judíos.
Tuve que explicarle que eso era falso, lo dijera quien lo dijera. Y le di un breve texto de Monseñor Castro Mayer sobre la especificidad del Dios Trinitario.
Es una lucha contra la desidia, la heterodoxia y la idiotez. En partes iguales.
Ahora ya estamos en la crisis, pero cuantos años se permitio enseñar herejias y por cada una que decia, se hacia mas famoso el hereje y despues con aclamaciones venia a America a continuar contaminando.
Por eso hay pocos obispos venerables, menos beatos y menos santos.
Todo este ganado de la izquierda eclesial lleva décadas minando las bases de la Iglesia.
No sé dónde vives, pero parece que tenéis un serio problema de catequización.
Por supuesto que en todas partes cuecen habas, y conozco alguna parroquia en la que el párroco parece más luterano que católico. Pero en las dos que tengo más cerca no es así, y en la que acudo es todo lo contrario de lo que dices. Gracias a Dios, aún tenemos santos como mi recientemente fallecido párroco (si quieres conocer cursillos-meiga, te puedo presentar unos, con celebración de la conversión incluida).
A veces también nos falta a los fieles un poco de amor por nuestros presbíteros, que en ocasiones se debe manifestar llevando ante el obispo, o el vicario de zona nuestro malestar por las carencias que observamos.
En realidad, todos somos débiles, y la comodidad, la falta de valor para arriesgarnos a perder la cara por nadie nos afecta a todos.
Incluidos los anuncios, verdadera empanada mental con mensajes subliminales producto de la psicología aplicada a la mercadotecnia.
Paz y bien.
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