InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sobre el autor

21.10.09

Datos a tener en cuenta con la llegada de los anglocatólicos

Sin la menor duda el patio está muy alterado desde que ayer se hizo público que el Papa abre los brazos de la Iglesia Católica a los anglicanos que quiere formar parte de la misma, sin perder por ello todos los rasgos de la tradición religiosa a la que han pertenecido. La alegría de la mayoría de los católicos de bien contrasta con las quejas que ya se están produciendo desde sectores “progre-eclesiales, que ven con preocupación el hecho de que los anglocatólicos que van a entrar en la Iglesia son ciertamente conservadores en lo moral y en lo litúrgico. No olvidemos, por ejemplo, que la Traditional Anglican Communion se separó de la Comunión Anglicana, entre otras razones, por la aprobación de la ordenación de mujeres como presbíteras en el seno del anglicanismo. No hace falta que expliquemos cómo consideran la cuestión del avance del lobby gay en el anglicanismo esos anglocatólicos que pronto estarán en plena comunión con el resto de católicos. En otras palabras, los futuros católicos procedentes del anglicanismo representan mejor el “ethos” católico que aquellos que estando hoy en el seno de la Iglesia Católica viven apartados de su magisterio.

Existe también una preocupación legítima en algunos católicos que no entienden cómo se puede conjugar bien el hecho de que los anglocatólicos, cuyo rito se puede decir que es latino, van a mantener su tradición de poder ordenar sacerdotes a hombres casados. Eso ya ocurre en los católicos de ritos orientales que están en comunión con el Sucesor de Pedro, pero los anglocatólicos no son orientales sino hijos de una tradición “occidental", por decirlo de alguna manera. Yo creo que lo que se va a producir a partir de ahora es, introducidas las modificaciones necesarias que garanticen la aceptación de todo el corpus doctrinal católico, la asunción del rito anglicano dentro de la Iglesia Católica como “nuevo rito". Debemos esperar a ver cómo soluciona el Papa esa cuestión en la Constitución Apostólica que se nos ha anunciado. Si se me pregunta si creo que este tema va a afectar a la cuestión de la obligatoriedad del celibato para los sacerdotes católicos de rito latino, mi respuesta es que a corto y medio plazo no afectará pero que, en todo caso, y aun siendo yo partidario de que las cosas se queden como están, tampoco supondría ningún drama que afectara.

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9.10.09

Comunión y crítica

Parece ser que a algunos elementos del “Parque Jurásico progre-eclesial", que se pasan la vida quejándose de lo que hace o deja de hacer el cardenal Rouco, al que fustigan constantemente, se han sorprendido de que haya católicos fieles al magisterio de la Iglesia en su totalidad -factor éste incomprensible para ellos-, que puedan opinar en contra de la no presencia del cardenal en la manifestación del 17-O. Es más, mostrando lo que para ellos es su concepción del término “opinión”, consideran que quienes osan criticar a don Antonio María, y de paso a cualquier obispo “conservador", lo que en realidad quieren hacer es ganarles el pulso, marcarles la senda por la que tienen que andar, etc. Y ya el colmo, llegan a decir que la “caverna” es mucho más antijerárquica que la progresía. ¡¡Ole, ole…. y olé!!

Pues no, queridos, no es así la cosa. Yo sólo puedo hablar por mí, pero desde hace tiempo tengo como norma de mi actuación como “opinador", lo que dijo Pío XII en 1950 sobre la opinión pública dentro de la Iglesia:

Finalmente, Nos querríamos todavía añadir una palabra referente a la opinión pública en el seno mismo de la Iglesia (naturalmente, en las materias dejadas a la libre discusión). Se extrañarán de esto solamente quienes no conocen a la Iglesia o quienes la conocen mal. Porque la Iglesia, después de todo, es un cuerpo vivo y le faltaría algo a su vida si la opinión pública le faltase; falta cuya censura recaería sobre los pastores y sobre los fieles. Pero también aquí la prensa católica puede hacer un servicio muy útil. A este servicio, sin embargo, más que a cualquier otro, el periodista debe aportar aquel carácter del que Nos hemos hablado, y que está formado por un inalterable respeto y un amor profundo hacia el orden divino, es decir, en el caso presente, hacia la Iglesia tal como ella es, no solamente en los designios eternos, sino tal como vive concretamente aquí abajo en el espacio y en el tiempo, divina, sí, pero formada por miembros y por órganos humanos.

Si posee este carácter, el publicista católico sabrá evitar tanto un servilismo mudo como una crítica descontrolada. Ayudará con una firme claridad a la formación de una opinión católica en la Iglesia, precisamente cuando, como ahora, esta opinión oscila entre los dos polos, igualmente peligrosos, de un espiritualismo ilusorio e irreal y de un realismo derrotista y materializante. Alejada de estos dos extremos, la prensa católica deberá ejercer entre los fieles su influencia sobre la opinión pública en la Iglesia. Solamente así se podrán eludir todas las ideas falsas, por exceso o por defecto, sobre la misión y sobre las posibilidades de la Iglesia en el dominio temporal y, en nuestros días, sobre todo en la cuestión social y el problema de la paz.

Queda claro pues, que la crítica moderada dentro de la Iglesia no sólo es buena, sino incluso aconsejable. El “oficialismo” es tan nefasto para la salud de la Iglesia como el ataque brutal y desconsiderado que el progresismo eclesial hace a todas horas contra todo aquello que no se pone de rodillas ante sus pretensiones, que por mucho que las disfracen de Vaticano II, son la antítesis del ethos católico. La gran diferencia entre ellos y los que criticamos desde la comunión eclesial es precisamente que jamás se nos verá decir algo que vaya en contra de una sola tilde de las doctrinas que pertenecen al depósito de la fe. Profesamos la fe y la moral católica en su totalidad, no en comunión con el espíritu de la potestad del aire (Ef 2,2), con el príncipe de este mundo (Jn 14,30), con ese Belial (2ª Cor 6,15) que quiere que la modernidad sea la sal de la Iglesia en vez de que la Iglesia sea la sal del mundo moderno.

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5.10.09

En pie, corremos hacia la meta

Ayer domingo, 4 de octubre, el servidor dedicado donde está alojado InfoCatólica sufrió un ataque DDoS a las 4:00 de la madrugada, hora de la España peninsular. Tal hecho no era en principio ninguna novedad pues desde que llegamos a dicho servidor ese tipo de ataques se repiten con cierta frecuencia, pero en esta ocasión el mismo fue brutal y sus consecuencias parecían nefastas. El disco duro donde estaba alojado todo -incluso los back ups diarios- pasó a “mejor vida” y había verdadero riesgo de perder todo el contenido de la web, al menos desde el 12 de septiembre hasta la caída del domingo. Esta mañana, tras la paliza nocturna de nuestro director técnico -voy a iniciar una suscripción para hacerle un monumento- la web estaba lista para reiniciarse partiendo de esa fecha. Pero a Dios gracias, lo hemos recuperado todo. Bueno, gracias a Dios y al responsable del servidor en España, mi buen amigo Isaac, del que todo lo que diga es poco.

Como se pueden ustedes imaginar, el susto inicial fue grande y se convirtió en pavor ante la tesitura de perder el trabajo de semanas. Pero al mismo tiempo, este incidente ha servido para constatar dos cosas:

1- Hay un maravilloso equipo que hace posible que InfoCatólica salga adelante. El consejo de redacción es mucho más que un “consejo". En sus miembros encuentro apoyo y ganas de trabajar. Y a fe que ayer trabajaron de forma coordinada para poder minimizar las pérdidas en caso de que finalmente la base de datos se hubiera dañado irremediablemente. Además han dado ideas para que en un futuro podamos evitar graves pérdidas en caso de que se repitan, como cabe esperar, los ataques. Algunas de esas ideas ya se han implementado hoy. Es muy destacable también la paciencia y comprensión de todos nuestros bloggers, muchos de los cuales nos han sostenido con sus oraciones.

2- Las muestras de apoyo hacia InfoCatólica han sido muy numerosas. Además de nuestros lectores y comentaristas habituales, hemos recibido emails y llamadas telefónicas de obispos, sacerdotes, religiosos, laicos e incluso instituciones. Vamos, que sólo nos ha faltado que el Papa nos mandara su bendición apostólica. Y en la web han sido numerosos los bloggers que han informado de lo que pasaba y se han solidarizado con nosotros. A todos ellos, gracias.

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3.10.09

Jornada diocesana de pastoral en Huesca

Esta mañana la he pasado en la Jornada Diocesana de Pastoral de la Iglesia en Huesca. Desde que estoy en tierras oscenses, y va ya camino de la década, he asistido unas 6 veces a este tipo de jornadas. La de hoy ha sido la más concurrida de todas en las que he estado. Eso en sí es ya un buen dato. Tras la oración inicial ha tomado la palabra nuestro obispo, monseñor Sanz Montes, al que yo ya llamo el “monseñor pluriempleado". Tiene a su cargo dos diócesis, la presidencia de una comisión nada “cómoda” en la CEE, trabajo en San Dámaso y, por si fuera poco, el Papa le pidió hacerse cargo de la dirección de Lumen Dei, lo cual, como nos ha dicho hoy, es como si le hubieran dado otra diócesis. No por la cantidad de fieles a su cargo en esa asociación de fieles pero sí por el trabajo que da. Don Jesús le dijo al mismísimo Papa cuál era su situación, pero el Santo Padre decidió que, aun así, debería de hacerse cargo de esa tarea eclesial. La cual, dicho sea de paso y aunque no puedo dar detalles, va por buen camino.

Y precisamente esa ha sido la razón por la cual no se puede llevar a cabo la puesta en marcha este año del sínodo diocesano, que el propio obispo dijo hace doce meses que tenía intención de convocar. Don Jesús ha pedido comprensión. Las caras que yo he visto eran más bien de resignación, pero hay más días que longanizas y quizás el año próximo podamos abordar ese sínodo, sea con don Jesús al frente de nuestra diócesis o sea con otro pastor si es que alguno de los infinitos, y nunca realizados, rumores sobre su traslado a otros destinos se cumple. Sospecho, aunque no deseo, que más pronto que tarde le pondrán de pastor de una diócesis o archidiócesis más “poblada” -importantes lo son todas-, pero eso depende de Roma.

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2.10.09

Montes, el sedador sedado

El doctor Montes es un médico peculiar. Partidario de la eutanasia, tenía como costumbre el practicar sedaciones propias de los enfermos terminales a los ancianos incautos que caían en sus manos en el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés. Algunos de ellos murieron aunque, por lo que tengo entendido, la falta de una autopsia a tiempo impidió que se pudiera demostrar la relación directa entre la sedación y las muertes. Juzgado por ello salió indemne, a pesar de que los peritos médicos reconocieron que en no pocos de esos casos su praxis médica había sido inadecuada. Pero la misma justicia que le libró del lugar que en mi opinión merece, la cárcel, le ha impedido aprovecharse económicamente de su repugnante proceder médico. Este tipo quería que los periodistas que describieron su actuación fueran condenados por ello. La indemnización que habría recibido de haber ganado la querella contra César Vidal, Federico Jiménez Losantos, Cristina López Schlichting, Pedro J. Ramírez e Isabel San Sebastián se la habría gastado probablemente en un fiestorro pro-muerte con sus amigotes políticos.

De hecho, la figura del doctor Montes es el paradigma de lo que nos espera cuando el zapaterismo dé el siguiente paso en su “solución final” para lanzar a España por el abismo de la cultura de la muerte. Una vez que aprueben el aborto, es cuestión de tiempo que se metan con la eutanasia. Y aunque nos venderán que la misma será sólo legal por petición de los pacientes o sus familiares -cuando aquellos no puedan expresarse-, se abrirá la puerta para que los médicos sin escrúpulos decidan cuándo, cómo y a quién aplicar sedaciones “montesinas".

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