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27.09.16

Combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos

Como habrán podido comprobar, mi firma se encuentra entre las ochenta primeras que suscriben la «Declaración de fidelidad a la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio y su ininterrumpida disciplina», cuyo texto completo pueden leer en este enlace.

Para explicar la razón de mi adhesión a esa iniciativa, basta citar un versículo que ha sido, por pura gracia, frontispicio de mi torpe servicio a Dios y su Iglesia desde hace ya más de quince años:

Queridos míos, al poner todo mi empeño en escribiros acerca de nuestra común salvación, me he visto en la necesidad de hacerlo animándoos a combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos.
Judas 3

Mientras que en los primeros tiempos tras mi regreso a la fe católica me dediqué a defenderla en debates con protestantes y resto de cristianos no católicos, finalmente me di cuenta que la gran batalla por la fe se jugaba dentro del seno del catolicismo. Y es que, no lo duden amigos, la guerra, porque guerra es, se libra en el interior de la Iglesia. 

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31.08.16

Breves reflexiones (XI)

El llanto por tus pecados es agua viva del Espíritu Santo limpiando tu alma.

La indiferencia ante tus pecados es el viejo Adán que se resiste a morir.

Abrázate a la Cruz de Cristo para poder cargar tu propia cruz.

Esta vida es solo efímero camino hacia la eternidad. Procura que Cristo sea tu única senda.

Las nanas con las que María arrullaba al Niño Jesús son ahora oraciones por las que te obtiene las gracias que necesitas para el descanso de tu alma.

Si la infancia de Dios encarnado fue custodiada por San José, ¿no harás bien en pedir su intercesión para que tu vida sea custodiada y protegida del mal que te acecha?

El confesionario es el Jordán en el que lavas tu alma de la lepra del pecado.

El precio de tu alma quedó tasado por lo que Cristo pagó por ella en la Cruz. No malgastes semejante tesoro.

El celo santo por las cosas de Dios se pudre cuando se ensucia de orgullo y arrogancia carnal sin caridad.

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12.08.16

Alemania se despertó un día y gimió de verse luterana

Poco después del concilio de Nicea, en el que la plena divinidad de Cristo había sido proclamada como dogma de fe por la Iglesia Católica, la herejía arriana, que se oponía a dicho dogma haciendo de Jesucristo una especie de dios menor, logró alcanzar a gran parte de la cristiandad. Tanto fue el avance del arrianismo, que san Jerónimo escribió: “El mundo se despertó un día y gimió de verse arriano".

Pues bien, cinco siglos después de que Lutero iniciara el segundo gran cisma de la historia de la Iglesia, su patria, todo indica que se produce un avance importantísimo del luteranismo en Alemania. No puede calificarse de otra manera el hecho de que la Conferencia Episcopal alemana califique al ex-monje agustino como un “pionero religioso, testigo del Evangelio y maestro de la fe”.

Es posible que haya obispos católicos alemanes que no estén de acuerdo. Espero que se decidan a declararlo públicamente, para no hacerse partícipes de la confusión creada.

A nadie debería provocar sorpresa lo que ha pasado. Es claro que la Iglesia Católica en Alemania y en gran parte de Centroeuropa lleva décadas caminando por la senda de la apostasía. El luteranismo es un paso más, pero el destino final es el maridaje completo con la teología liberal, que es el cáncer asesino que no deja ni rastro de fe cristiana allá donde se impone.

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31.07.16

Ser cristiano

Con permiso…

Llevo cierto tiempo con el convencimiento de que para ser un buen cristiano, por gracia he de…:

- Dar gloria a Dios a todas horas. Darle las gracias en todo momento.

- Reconocer que soy pecador, rogar a Dios el perdón y obtenerlo por el sacramento de la confesión.

- Reconocer que no tengo capacidad para abandonar el pecado e implorar a Dios que me dé las fuerzas para vencerlo.

- Clamar al Señor especialmente por aquellos pecados que parecen enquistados en mi alma. Negarme a aceptar que voy a seguir con ellos durante lo que me queda de vida. Pero tampoco angustiarme hasta caer en la desesperación: “Te basta mi gracia” (2ª Cor 12,9).

- Alimentarme de Cristo en la Eucaristía. Adorar a Cristo.

- Pedir al Espíritu Santo que me guíe hasta en las cosas más pequeñas de mi vida.

- Rezar en cuanto tenga posibilidad de hacerlo.

- Meditar en la Palabra de Dios.

- Acogerme a la intercesión de los santos y muy especialmente de la Virgen María.

Solo así podré algún día amar al prójimo como se debe. Solo así podré algún día ser santo.

Paz y bien,

Luis Fernando

20.06.16

Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar

Como bien dijo Cristo, san Juan Bautista fue el más grande profeta nacido de mujer. Su labor de preparación de la llegada del Mesías llevaba aparejada el llamado a la conversión de los pecados (Mt 3,2). Una conversión real, no de mera palabra, no una trampa legal para quedar bien. No en vano, cuando Cristo empieza su ministerio público, dice las mismas palabras que el Bautista: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos” (Mat 4,17).

El caso es que cuando el profeta vio que el Mesías comenzaba su labor, supo claramente cuál era su papel a partir de entonces:

El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar.
Jn 3,29-30

Aunque el paralelismo puede parecer exagerado, creo que, efectivamente, hay ocasiones en la vida en que uno debe dejar paso a otros, sobre todo si esos otros están más capacitados para llevar a cabo la obra del Señor. Eso es especialmente necesario cuando pueden darse conflictos entre el que lleva mucho tiempo haciendo una labor y el que llega de nuevo para realizarla mejor según el plan de Dios. Algo así pasó entre los discípulos de San Juan y los del Señor.

En casos así, no es necesario esperar a la decapitación para retirarse de circulación. Tampoco hace falta largarse de inmediato. En ese crecimiento del que llega y mengüe del que ha estado y ya se va, hay un tiempo de coincidencia temporal, que solo Dios sabe lo que puede y debe durar.

Por otra parte, no siempre es fácil discernir cuando uno debe largarse para dejar paso a otros. Ir contra la voluntad de Dios es mal negocio para quien anda en las cosas de la fe. El profeta Jonás quiso huir de su ministerio profético y ya sabemos lo que le pasó. Y el profeta Elías sufrió una crisis de desesperación justo después de haber derrotado públicamente a los falsos profetas de Baal. Esos que hoy tan ufanos andan porque creen haber vencido. 

De lo único que podemos estar seguros es que el único camino del que no podemos apartarnos es del de la santidad personal. Y ello, si Dios nos lo concede, pues sin Cristo nada podemos hacer.

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