11.09.24

Si fuerais ciegos, no tendríais pecado

Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver.
Isaías 4,18

Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
Juan 9, 41

Cristo es la luz del mundo, la luz que alumbra a todo hombre. Y eso ha de ser especialmente cierto en aquellos que han recibido el don de la fe, una fe viva, que va acompañada de obras.

Sin embargo, hay una terrible ceguera espiritual en torno a lo que está ocurriendo en la Iglesia.

Ciego está quien no ve que Amoris Laetitia es el fin de la moral católica. Sus frutos son hoy muy claros. Ciego está quien no ve que Fiducia Supplicans es una blasfemia al pretender que Dios bendice el pecado. No es solo que se use el nombre de Dios en vano, sino que se profana de forma repugnante. Y todo ello viene de Roma.

Ciego está quien no ve que el falso ecumenismo supone el fin de la fe católica. Digo falso porque hay uno bueno, como es el caso de los ordinariatos anglocatólicos, que vienen a ser parecidos a los católicos de rito bizantino. Pero quien pretende que puede darse una comunión real entre quienes no profesan la misma fe, es porque le importa un bledo esa fe.

Ciego está quien no ve que el sincretismo lleva instalado en la Iglesia desde hace décadas, algo que este pontificado no hace otra cosa que reafirmar y, si cabe esa posibilidad, empeorar. Tan pronto se acepta sin más que un Papa reciba un rito animista o rece al lado de politeístas, como que se firme una declaración en la que se dice que Dios quiere que haya muchas religiones, o que se celebre un rito pagano en el corazón del Vaticano.

Ciego está quien no ve que Cristo ha sido destronado de las naciones que fueron cristianas, con la bendición de las más altas instituciones eclesiásticas. Ciego quiere estar quien no ve que se idolatra la Ilustración masónica, la democracia liberal y las constituciones ateas, aunque sus frutos sean tan espantosos que hasta cuesta creer que no haya un mínimo de reacción: familias destruidas, holocausto abortista, degeneración sexual, eutanasia, locura satánica de género. A veces parece que ni el mismísimo Satanás es capaz por sí solo de inventar tantos males como los que salen de los parlamentos que han sido votados por los ciudadanos.

Se me dirá, y no sin razón, que no es posible que la fe católica desaparezca. Tan cierto es eso como que Cristo lanzó la pregunta de si habría fe en la tierra a su regreso. Señal inequívoca de que habrá más bien poca.

Siempre quedará un remanente fiel. El Señor no se va a quedar sin testigos. Pero será eso, un remanente. No sé lo que pasará en los próximos años o décadas, pero sí sé que debemos pedir al Señor el don de la perseverancia final. Porque sin ese don, estamos perdidos.

Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
Ap 2,21-23

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
Ap 22,11

Soli Deo gloria

Luis Fernando Pérez Bustamante

26.08.24

Sin hijos, sin futuro

Los que hace mucho que pintamos canas recordamos cuando en los 70 se hablaba mucho de la liberación de la mujer que iba a suponer su acceso al mercado de trabajo. Las mujeres podrían «realizarse» trabajando fuera sin tener que dedicarse solo al hogar. Maravilloso, ¿verdad? Pues hete aquí que hoy no tienen esa libertad. No pueden elegir trabajar o quedarse en casa. Tiene que trabajar sí o sí. 

La gran mayoría de los de la generación boom nacieron en una familia de clase media donde trabajaba solo el padre. Y en España, con más o menos holgura, llegaban a fin de mes. Algunos incluso aprovechaban la extra de junio para irse de vacaciones en verano. Hoy eso solo lo pueden hacer las familias ricas.

A eso se le llama progreso. Así lo explica un artículo del diario El País en su edición de hoy: Acercarse a los 40 y no tener hijos: “Ya no sé si es que no quiero o no quiero porque no puedo ni planteármelo”

Hay quien piensa que con políticas de apoyo económico a las familias, la natalidad puede despegar. Hungría está demostrando que eso no es así. Tras dedicar ni más ni menos que el 5% de su PIB a fomentar los nacimientos, estos se mantienen estables e incluso bajan.

Seamos claros, en Europa la gente no quiere tener hijos. La secularización y la apostasía están muy extendidas y también llegan a países como Hungría y Polonia. Las razones económicas son solo un factor que explica lo que está ocurriendo. Pero lo que de verdad está convirtiendo al continente en un país de viejos, es la adopción masiva de los métodos anticonceptivos y, en no poca medida, el aborto. Europa no solo no quiere hijos, sino que en casi todos los países los mata a mansalva antes de nacer. 

Leer más... »

12.07.24

Chiodi y Castillo van a discernir

El pasado martes la Santa Sede dio el nombre de los componentes de 15 grupos de estudio a los que «se les confía la tarea de profundizar en los temas surgidos del informe de síntesis de la primera sesión e identificados por el Papa al final de una consulta internacional. Estos grupos de estudio, formados por pastores y expertos de todos los continentes, utilizan un método de trabajo sinodal»

El grupo 9 tiene como epígrafe “Criterios teológicos y metodologías sinodales para el discernimiento compartido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas". Muy pomposo, como casi todo lo que tiene que ver con este sínodo. El coordinador de dicho grupo es uno de los prelados más modernistas de todo el continente americano: Mons. Carlos Castillo Mattasoglio, arzobispo de Lima. Entre otras lindezas el primado del Perú por obra y gracia del papa Francisco, sostiene la tesis de que nadie se convierte con el Sagrario. Desde luego es evidente que tal tesis se le puede aplicar a él, pero no a muchos fieles como es el caso de Marina Frattaroli, que acaba de dar testimonio de que rezar ante la Eucaristía le ha cambiado la vida. Mucho más grave fue cuando dijo que la muerte de Cristo en la Cruz no es un sacrificio. Es evidente que quien afirma semejante barbaridad no es cristiano, por mucho que sea arzobispo.

Con tal coordinador, cabe esperar que ese grupo pueda entrar en un deriva muy peligrosa. Y tal temor se confirma cuando se lee el nombre de uno de sus miembros: P. Maurizio Chiodi, profesor de teología moral en el Pontificio Instituto Teológico «Juan Pablo II» de Roma. 

Que este señor sea profesor de teología moral en una institución católica es como que un Testigo de Jehová sea profesor de teología trinitaria en dicha institución. O un cuáquero profesor de teología sacramental.

Leer más... »

7.07.24

En tiempos de desolación

Ni el más optimista de los modernistas del siglo XX podría haber pensado que justo cuando estamos a las puertas del primer cuarto del siglo XXI, la Iglesia parecería estar en manos de aquellos que luchan denodadamente por poner fin a más de veinte siglos de Tradición.

¿Quién de esos modernistas podía imaginar que hoy se daría de comulgar a adúlteros y amancebados?; ¿quién de ellos habría previsto, incluso bajo intoxicación etílica, que se bendecirían uniones homosexuales?; ¿cuántos sospecharon por un momento que, tras una reforma litúrgica pergeñada por masones, la Misa tridentina iba a ser perseguida e incluso prohibida?; ¿qué modernista de mediados del siglo pasado habría soñado con ver un altar profanado por budistas en Asís, un culto pagano en los jardines vaticanos, o un documento sincretista firmado por un Papa?

Y sin embargo, ese es el panorama al que se enfrentan los católicos que quieren ser fieles a Cristo y la Tradición de la Iglesia. Católicos que son perseguidos, insultados, despreciados y arrinconados por quien tiene el ministerio de confirmar en la fe. Se hace uso de la autoridad no para preservar a la Iglesia del error, sino para intentar destruir a los que quieren seguir creyendo hoy lo que siempre ha creído la Iglesia, a los que quieren celebrar la Misa como la celebraron miriadas de santos. Es la perversión de la autoridad. Algo bueno se corrompe para obrar el  mal.

Esa perversión de lo bueno se extiende a muchos ámbitos de la Iglesia. Por ejemplo, la misericordia se ha convertido en vía libre a la vida de pecado. La gracia se ha pisoteado ignorando la enseñanza del apóstol:

“Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, ya que no estamos bajo la Ley sino bajo la gracia? De ninguna manera”
(Rom 6,15)

Siendo así las cosas es hasta cierto punto normal que muchos tengan la tentación de salir corriendo. Ahora bien, ¿hacia dónde?. San Ignacio de Loyola tiene una frase muy oportuna para este tiempo: 

«En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación, o en la determinación en que estaba en la antecedente consolación. Porque, así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para acertar».

¿A qué nos llama el santo? No solo a no salir corriendo en tiempos como los actuales, sino a permanecer firmes en la consolación de andar por gracia en la verdad.

Leer más... »

5.07.24

Pecadores orgullosos

«Los afeminados recorrían las calles de Cartago con cabello ungido, rostros maquillados, cuerpos relajados y andares mujeriles, exigiendo a la gente los medios para mantener sus vidas ignominiosas.»

San Agustín (Civ. Dei VII,26)

Como ven ustedes, lo del Orgullo Gay no es cosa nueva. Pecar y hacer exhibición del pecado es propio de los que van camino del infierno. San Pablo lo explicó muy bien en Romanos:

Dios los entregó a pasiones deshonrosas, pues sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contrario a la naturaleza, y del mismo modo los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos de unos por otros, cometiendo torpezas varones con varones y recibiendo en sí mismos el pago merecido por sus extravíos. Y como demostraron no tener un verdadero conocimiento de Dios, Dios los entregó a un perverso sentir que les lleva a realizar acciones indignas, colmados de toda iniquidad, malicia, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidio, riñas, engaño, malignidad; chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, inventores de maldades, rebeldes con sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados. Ellos, aunque conocieron el juicio de Dios -que quienes hacen estas cosas merecen la muerte-, no sólo las hacen, sino que defienden a quienes las hacen.
Rom 1,26-32

No hay mejor apoyo para el pecador que otro que peca en lo mismo. Siempre encuentran una razón para justificar su iniquidad. En el caso de los adúlteros , amancebados y parejas homosexuales, la excusa suele ser el amor. “Si nos amamos, Dios, que es amor, no puede estar en contra". 

En todo caso, es prácticamente imposible que quien vive voluntariamente alejado de la gracia de Dios se dé cuenta de su error y se arrepienta. El verdadero drama para el alma no es que peque, sino que se cierre las puertas al arrepentimiento. Dios salva al pecador que busca el perdón y la gracia de la conversión. Dios condena irremisiblemente a quien justifica sus pecados y no busca cambiar de vida.

Leer más... »