InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Julio 2014

31.07.14

Nadie es bueno por sí mismo

Tengo la certeza de que una de las necesidades más acuciantes en esta etapa de la historia de la Iglesia que nos toca vivir es dar a conocer la sana doctrina sobre la gracia, e igualmente creo entre los males más “esterilizantes” para la vida de un católico está precisamente la mala praxis derivada de un deficiente y/o heterodoxa comprensión de dicha gracia.

Son muchos los que viven engañados en la idea de que “el que quiere, puede”. Pues bien, en relación a la santidad, el hombre natural ni quiere ni puede, ni podría aunque quisiera. Y el hombre redimido, solo puede querer y poder por la obra de Dios en él.

Pocos fieles conocen el Indículo, texto magisterial relacionado con el concilio de Éfeso en el Denzinger. Cito alguna de sus enseñanzas:

Nadie es bueno por sí mismo, si por participación de sí, no se lo concede Aquel que es el solo bueno.

No se enseña que no haya hombre bueno. Se indica que solo se puede ser bueno si Dios, el único realmente bueno, nos lo concede. En el pasaje evangélico del joven rico que ama más sus riquezas que a Dios, nuestro Señor Jesucristo responde lo siguiente ante la alarma de los apóstoles, que veían la dificultad para salvarse: “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” (MT 19,26). La obra de salvación tiene en Dios su origen, desarrollo y final, lo cual no quiere decir que no tengamos algún tipo de participación en la misma, pero eso es así porque Dios mismo lo ha dispuesto y obrado.

Nadie, ni aun después de haber sido renovado por la gracia del bautismo, es capaz de superar las asechanzas del diablo y vencer las concupiscencias de la carne, si no recibiere la perseverancia en la buena conducta por la diaria ayuda de Dios.

Cuando rezamos el padrenuestro, pedimos al Padre que nos dé el pan nuestro de cada día. Ciertamente es un pan material, pero a continuación le rogamos por el pan espiritual del perdón y la gracia para no caer en la tentación. Sin la ayuda de Dios somos cual crías sin pecho del que amamantarnos, sin brazos que nos acunen. Morimos sin remedio.

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29.07.14

Consejos bíblicos para tu vida cristiana

¿Quién no quiere ser feliz? ¿quién quiere vivir en desgracia? He aquí una serie de consejos la mar de útiles para que se nos conceda esa dicha:

Guarda sus leyes y sus mandamientos que hoy yo te prescribo, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y permanezcas largos años en la tierra que te da Yavé, tu Dios.
(Deut 4,40)

No tengan ustedes la menor duda de que el camino seguro hacia la felicidad es vivir conforme a la voluntad de Dios. Y eso implica cumplir sus mandamientos. Algo posible de hacer si por gracia amamos a Dios. Como dice San Juan:

Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues ésta es la caridad de Dios, que guardemos sus preceptos. Sus preceptos no son pesados.
(1 Jn 5,2)

Hemos de saber todos que cuanto más amamos a Dios, más fácil nos resulta cumplir sus mandamientos, porque ese mismo amor es gracia que nos ayuda a no pecar. El que ama al Señor acaba odiando el pecado que le aleja de Él. Mas no debemos desesperar si vemos que todavía pecamos, pues Él es fiel para perdonarnos cada vez que caemos si en verdad nos acercamos con un corazón contrito y humillado. Imploremos de su misericordia el perdón y de su gracia la capacidad para vencer toda tentación.

Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé, tu Dios, te lo ha mandado, para que vivas largos años y seas feliz en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará.
(Deut 5,16)

Honrar a los padres es propio de personas decentes. Les debemos obediencia mientras estamos sujetos a ellos. Y respeto siempre, mientras vivan. Independientemente de cómo se comporten con nosotros. Por supuesto, dentro de ese respeto no entra el permitirles que interfieran en asuntos que son de nuestra absoluta incumbencia. Si Dios mismo dice que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, es claro que no debemos permitir que los padres pongan en peligro un matrimonio. Pero hágase tal cosa sin faltarles al respeto y la honra debida.

Ni que decir tiene que en su vejez los padres han de ser objeto del mayor de nuestros cariños. Tanto más si están enfermos. Y permitidme añadir también a nuestros padres espirituales, los sacerdotes. Que no tienen hijos en la carne pero muchos de ellos nos han engendrado y criado en Cristo. Seamos especialmente atentos con ellos.

Porque, siguiendo la verdad, serás feliz en todas tus obras, como todos los que practican la justicia. Según tus facultades, haz limosna y no se te vayan los ojos tras lo que des. No apartes el rostro de ningún pobre, y Dios no los apartará de ti.
(Tobías 4,6-7)

Verdad y caridad, caridad y verdad, binomio inseparable para alcanzar la fidelidad. Goza más el que da que el que recibe. Y pocas cosas hay tan satisfactorias para el alma como ayudar al necesitado.

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28.07.14

Pedro Sánchez, más de lo mismo

EL PSOE tiene nuevo líder. Pero aparte de su apariencia juvenil y del hecho de que todo cambio suele aportar una dosis de optimismo a los que lo realizan, en realidad nada ha cambiado en lo fundamental.

Pedro Sánchez vuelve a vender la burra del socialismo como si fuera un caballo de pura raza. Andaluz, para más señas. Pero las patas del equino ya nos las conocemos. Una es el aborto como un derecho, al que seguramente añadan la eutanasia. Otra es el anticlericalismo de toda la vida, al que ponen como máscara carnavalera el anuncio de la suspensión del concordato de España con el Vaticano. La tercera es una política económica que ha demostrado ser un fracaso, y que además no se diferencia esencialmente de la que pueda hacer el PP. Es más una cuestión de matices que de fondo. Y la cuarta pata es el proverbial cainismo que la izquierda quiere imponer a los españoles, bajo el mantra de “vamos a derrotar a la derecha". Ayer Pedro Sánchez dijo: “Lo que queremos es una España digna… dirigida por una izquierda que construya el futuro gobernando el presente. Esa es la España por la que tenemos que luchar y con la que yo estoy convencido de que podemos parar a la derecha“. O sea, se ve que los españoles de derechas no son dignos y hay que pararlos.

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24.07.14

El matrimonio cristiano es cosa de tres

El Vicario de Cristo ha querido que la Iglesia celebre un Sínodo extraordinario sobre la familia. Quiera Dios que sea provechoso para el bien de su pueblo y para ser luz en medio de un mundo que vive en tinieblas. Son muchos los temas a tratar en el Sínodo, pero creo que conviene reafirmar la verdad sobre el verdadero amor conyugal y la importancia de la gracia como fuente inagotable de vida.

Seamos claros. El enamoramiento y la pasión son algo muy bonito, pero el verdadero amor, que es mucho más, solo lo puede poner Dios. Y es Él quien lo sostiene cuando aquellos desaparecen, cosa que puede ocurrir. Por eso hay tantas separaciones. Si no dejamos que el Señor tome control del matrimonio, este se desmorona.

No hay crisis matrimonial que dure si ambos cónyuges se ponen en manos de Dios y dejan que Él sane las heridas y restaure lo que el pecado ha destruido. Una verdadera pastoral familiar debe centrarse en recuperar para el matrimonio la primacía de la gracia que se nos da en el sacramento.

Sin gracia, somos un barco a la deriva que naufragará irremediablemente. Con gracia, somos como el barco en medio de una tormenta que tiene como pasajero a Cristo. En cuanto clamamos a Él, se levanta, da una voz y los vientos se calman y las olas desaparecen.

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23.07.14

Porque no creen...

Porque no creen en el poder de la gracia, buscan atajos pastorales para tapar y justificar el pecado.

Porque no creen en el carácter redentor y expiatorio de la Cruz, buscan evitar que los fieles carguen con sus propias cruces.

Porque no creen en la gloria de Dios, glorifican e idolatran al hombre, ignorando el efecto del pecado original en él.

Porque no creen en los sacramentos, los exponen a escarnio público y los convierten en instrumento de iniquidad.

Porque no creen especialmente en la Eucaristía, profanan el Cuerpo de Cristo añadiendo pecado al que en pecado mortal está.

Porque no creen en la Escritura y en la Tradición, prostituyen la primera en manos del liberalismo teológico e ignoran y esconden la segunda.

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