El Nuncio en España y Quas primas

- ¿Otra vez dando la paliza en contra del actual sistema político en España y su Constitución? ¿No se cansa usted? ¿no ve que casi nadie está de acuerdo? ¿no ve que predica en el desierto?

- Pues sí, ya ve. Amo a mi patria y no sé amarla de otra manera que no sea reclamando y anhelando que se arrepienta de su apostasía y vuelva a someterse a la Soberanía de Cristo.

El nuevo Nuncio del Vaticano en España, Mons. Bernardito Auza, elogió el pasado miércoles la Constitución de 1978 como fundamento de la convivencia de una unidad «tan variopinta y rica como es España». 

El prelado calificó el texto constitucional como «una declaración de valores y principios» que hermana a España con las naciones y democracias modernas.

Bien. Eso hoy, año 2020

Año 1978. Cardenal Marcelo González, Arzobispo de Toledo, Primado de España, sobre dicha Constitución:

Estimamos muy grave proponer una Constitución agnóstica –que se sitúa en una posición de neutralidad ante los valores cristianos- a una nación de bautizados, de cuya inmensa mayoría no consta que haya renunciado a su fe…

Consecuencia lógica de lo anterior es algo que toca a los cimientos de la misma sociedad civil: la falta de referencia a los principios supremos de ley natural o divina. La orientación moral de las leyes y actos de gobierno queda a merced de los poderes públicos turnantes.

Antes de esa Constitución, España era un país confesionalmente católico. Es decir, reconocía la Soberanía de Cristo. No es que todo fuera una maravilla, no es que la santidad revoloteara alegremente por la jefatura de Estado, los ministerios y las Cortes, pero los principios eran claros. Eso fue lo que se desechó. Eso es lo que alaba el Nuncio. Y esto es lo que Pío XI escribió en su encíclica Quas Primas, por la que instituía la Fiesta de Cristo Rey:

La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes.

A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres.
Quas Primas,33

Mons, Auza, a Cristo dará cuenta por sus palabras.

¡Viva Cristo Rey!

Luis Fernando Pérez Bustamante