La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca

Primera lectura del jueves de la Tercera semana de Cuaresma:

Así habla el Señor: Esta fue la orden que les di: Escuchen mi voz, así yo seré su Dios y ustedes serán mi Pueblo; sigan por el camino que yo les ordeno, a fin de que les vaya bien.
Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante.
Desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy, yo les envié a todos mis servidores los profetas, los envié incansablemente, día tras día. Pero ellos no me escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que sus padres.
Tú les dirás todas estas palabras y no te escucharán: los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: “Esta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, ni ha recibido la lección. La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca“.
Jer 7,23-28

Israel, pueblo elegido por Dios, sacado de la esclavitud, guiado, alimentado en el desierto, asentado en una tierra rica, receptor de la ley divina para prosperar y de profetas para su conversión… y como pago a semejantes dones, respondió con la rebeldía.

¿Haremos nosotros lo mismo? Hoy somos el Israel de Dios (Gal 6,16), “linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa” (1ª Ped 2,9). Dios también nos ha enviado profetas para esta generación. Si Israel tenía la ley mosaica, escrita en piedra, nosotros tenemos el Evangelio y el don del Espíritu Santo que escribe en nuestros corazones. Así lo explica San Pablo:

Es evidente que sois carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones de carne.
2ª Cor 3,3

Y aun así, ¿transitaremos el camino de la rebelión? ¿nos dejaremos atrapar de nuevo por la esclavitud del pecado? ¿prestaremos oído a los falsos maestros que, disfrazados como ministros de justicia (2ª Cor 11,15), nos conducen en dirección al abismo? ¿se dirá que la verdad ha desaparecido y ha sido arrancada de nuestra boca porque hablamos conforme a lo que el mundo quiere oír y no coforme a lo que el Señor nos manda predicar y poner por obra? 

¡No sea así! Es tiempo de Cuaresma, tiempo de conversión personal y comunitaria. Es tiempo de que la gracia de Dios obre en nosotros lo indicado en el libro de Hebreos:

Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino de los que tienen fe para la salvación del alma. 
Heb 10,39

Concédenos Señor, por tu gracia, hacer un alto en nuestro camino para mirar y preguntar por las sendas antiguas cuál es el camino del bien, para así seguirlo y hallar descanso para nuestras almas (Jer 6,16).

Santidad o muerte.

Luis Fernando