Salvos por elección divina antes de los siglos

Segunda lectura del Primer domingo de Cuaresma

… antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.
2Ti 1,8b-10

Gran misterio el de la predestinación. Los que se salvan fueron elegidos para tal fin antes de todos los siglos por pura voluntad divina. Por tanto, no podía haber nada que hicieran los elegidos para merecer semejante elección, aunque ciertamente el Señor preparó las buenas obras que han de hacer (Ef 2,10) y les capacita para llevarlas a cabo (Fil 2,13), a fin de que el juicio final sea justo: vida eterna para los que obran bien y condenación para los que obran mal (Jn 5,29 y Rom 2,6-8).

Esta enseñanza aparece también en la epístola a los Efesios

ya que en Él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor; nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad.
Efe 1,4-5

La elección la vemos operante en la persona de Abraham, a quien está dedicada la primera lectura de este domingo. Dijo el Señor de él:

Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición.
Gen 12,2 

Y así fue, pues nada impide que se cumplan los designios del Altísimo.

Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos.

Luis Fernando