Tolerancia 100 para los pederastas de la «zeja»
¡Qué suerte tiene Roman Polanski de no ser sacerdote! En 1977 violó a una niña de 13 años, Samantha Geimer, en una sesión fotográfica en casa de Jack Nicolson. Polanski le prometió hacerle unas fotos para la revista Vogue, la emborrachó, la drogó y abusó de ella sexualmente.
Polanski tenía 43 años. Fue declarado culpable, y esperando la condena se fugó. En 2009 fue arrestado en Suiza y ayer la judicatura suiza negó su extradición a Estados Unidos. Quedan atrás los ignominiosos apoyos de Almodóvar y otros sectarios de la farándula.
Imaginemos que Polanski hubiese sido sacerdote. Describía muy bien esta fantasía Ignacio Aréchaga el año pasado:
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