2.02.24

Menos sustancia que cáscara de avellana

Si es que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Pero bueno, hay gente que sigue empeñada en demostrar la posibilidad y conveniencia de la cuadratura del círculo. No seré yo quien les quite la ilusión y el entretenimiento.

Pues hete aquí que reuniose la comisión permanente de la conferencia episcopal española. Si no me fallan mis cuentas, veintiséis miembros. Evidentemente distintos, diversos. Muy distintos. Con visiones abiertamente contrapuestas me atrevo a decir en algunos asuntos, porque todos hemos leido que los curas de Leon con su obispo al frente están felices de dar bendiciones a parejas homosexuales, tanto que hasta los hay que lo anuncian en sus propias redes sociales, mientras que basta pasar el puerto de Pajares para encontrarte con que el arzobispo de Oviedo que dice que lo de la Fiducia rien de rien. Podríamos hacer un análisis más detallado para constatar sin demasiado esfuerzo que las discrepancias entre sus eminencias y excelencias existen y punto.

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1.02.24

Me acabo de meter en otro charco

Debe ser que me encantan los retos. 

El caso es que he aceptado la propuesta del canal En la Iglesia para llevar adelante un programa semanal de treinta minutos para comentar las noticias más relevantes de la Iglesia en la última semana. Evidentemente uno no puede hablar de todo, pero sí es una oportunidad para destacar noticias y comentarlas, de forma que no solo lleguen a las personas las cosas que pasan, sino ofrecer una interpretación desde la absoluta fidelidad al magisterio de la Iglesia. 

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30.01.24

El celibato, la castidad y la virginidad como bofetadas proféticas

Dicen que ya no se habla de sexo en las homilías. Será en algunas, porque este pasado domingo servidor se permitió el lujo de centrarse en la segunda lectura de la liturgia y hablar de sexo, abusos, celibato, castidad y virginidad. Rarezas de uno.

Vivimos en un mundo hiper sexualizado. No es solo que en nuestros colegios se empeñen en enseñar la teoría y la práctica de comportamientos del todo ajenos a la edad de los que lo reciben o en imponer la ideología de género, es que la cosa se ha ido a tal punto que hasta el gobierno quiere controlar el acceso de los menores a la pornografía. 

Es igual. Todo es sexo hasta el punto de que ya no nos sorprenden noticias de violaciones en solitario o en manada, separaciones, divorcios, exaltación del culto al cuerpo, disfruta de ti mismo. 

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28.01.24

De cartel en cartel y tiro porque me toca

Cada vez que me llega un cartel a la parroquia o lo veo en redes sociales, me echo a temblar, porque lo primero que suelo observar es el terror a salirnos de lo politicamente correcto. Ya saben, lo fundamental es que los no creyentes, los anti católicos, no se sientan molestos. A partir de ahí, nos llegan unas cositas que ni sí, ni no, sino todo lo contrario, que en ocasiones se limitan a un mensaje buenecito estándar, no católico por supuesto, cuando no en un guiño de complacencia hacia los que nos van a señalar, y no para bien, en cualquier caso.

Acaban de llegarme los carteles de Manos Unidas de la presente campaña. Como siempre, y a pesar de que la colecta se hace en todas las parroquias y de que los católicos somos los grandes donantes y colaboradores, un cartelito light, o no tanto, o tal vez muy escorado hacia lo que no debiera. Las razones son bien sabidas: como hay donantes no católicos, que no se molesten. Fantástico. Manos Unidas, organización católica que funciona estupendamente, oculta su identidad, o al menos la disimula. Con lo bueno que sería decir: “ahí tienen cómo funcionamos los católicos, de lujo", con lo bueno de unos carteles específicamente católicos, nada. Calladitos por si arañamos dinero de gente agnóstica. Sigamos. Los católicos se apearán de la campaña y el dinero que llegue a costa de silenciar la identidad católica será un dinero de infamia. 

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26.01.24

Perder la vergüenza

Lo de tener o no tener fe es cosa íntima de cada uno que solo Dios sabe. Lo recordamos en el canon romano: “Acuérdate, Señor, de tus hijos … y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces". Dios, que no nosotros.

Demasiadas veces oigo decir de alguien que si este ha perdido la fe, que si el P. Fulánez no cree en nada, el obispo Merengánez más de lo mismo, los catequistas de santa Veneranda vaya usted a saber en qué leches creen y así hasta casi el infinito.

Una barbaridad, porque la fe y la entrega de cada uno solo las conoce Dios, y porque de lo que hay en el corazón del hombre, de su intimidad más íntima, no juzga ni la Iglesia. Por tanto, decir si Fulano tiene fe o ha dejado de tenerla es, cuando menos, muy arriesgado. De lo único que puede juzgar uno externamente es de si alguien, sin entrar en la cosa de sus creencias más internas, lo que ha perdido ha sido la vergüenza, y eso sí es un dato objetivo.

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