Comunión eclesial. Mucho más que irse de cañas
No sé cuántas veces tengo escuchado eso de ser prudentes, discretos y comedidos para no romper jamás la comunión en la Iglesia. Y en positivo: buscar la comunión, signos de comunión, promover la comunión.
Ya saben que la cosa está siempre en aclarar las palabras. La comunión eclesial a todos nos preocupa e inqiuieta y todos queremos promoverla, pero no será tarea fácil si primero no nos ponemos de acuerdo en lo que significa la comunión y lo que exige.
Teología básica, catecismo elemental.

Como somos a veces medio bobos, pero progresando haca el master en estulticia, muchos eclesiásticos, especialmente el sector progre, tienen como fuente de sus sesudas elucubraciones no los documentos de la Iglesia -vade retro-, no los estudios más reputados -seguramente fascistas-, no el sentido tan común de la gente corriente -vivan Rafaelas y Joaquinas-, sino lo que se lleva, se dice, se declara en las más sesgadas tertulias, los partidos solidarios y ejemplares de la ultraizquierda, aunque para ello tengan que apoyarse en las ideas y los abundantísimos millones de los más ricos de este mundo, pensando que de repente se han hecho solidarios y que sus propuestas no son para enriquecerse ellos más.
Los más viejos del lugar recordarán un famosísimo programa de la radio española, “Ustedes son formidables", que se emitió semanalmente entre los años 1960 y 1977. Lo presentaba Alberto Oliveras y se iniciaba con la sinfonía del Nuevo Mundo de
Fue la vivienda del párroco durante años y años. Una gran casa de dos plantas, con vivienda y buen despacho en la planta superior, y salones y la cuadra del burro abajo. Por circunstancias y el mal estado en su momento, a finales de los años ochenta se levantó una casa de nueva planta en La Serna, comodísima por cierto, donde actualmente reside un servidor.





