InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Apologética católica

17.08.12

Biblia y Tradición. La falsedad del dogma protestante "sola Scriptura"

Con cierta frecuencia recibo email de protestantes evangélicos en los que hacen gala del típico repertorio de argumentos errados en contra de la Iglesia y de las doctrinas católicas. Cuando les replico con el típico repertorio de argumentos a favor de la fe de la Iglesia, en la inmensa mayoría de los casos ocurre cualquiera de estas dos circunstancias:
- No me responden.
- Entramos en un diálogo de besugos.

Sin embargo, de vez en cuando se ponen en contacto conmigo protestantes evangélicos que sinceramente quieren conocer las razones de nuestra fe. Es decir, quieren saber de verdad por qué los católicos creemos lo que creemos. Y como saben que yo fui protestante, les interesa conocer el proceso de mi reconversión a la fe católica. Ello no siempre significa que busquen convertirse al catolicismo, pero no sería la primera vez que el Señor ha usado estos contactos para llevar a hermanos separados al rebaño de Pedro.

Una de las cosas que más rápidamente suele ver un protestante que está abierto a que el Señor le muestre los errores del protestantismo, es su falta absoluta de autoridad eclesial para interpretar la Escritura y las consecuencias de esa carencia. El libre examen es una formidable fuente de división doctrinal, moral y eclesial.

Sin embargo, les cuesta más desprenderse del dogma protestante “Sola Scriptura”. Tienen tan asumido que la Tradición -sobre todo si es católica- es algo malo, que no es fácil que lleguen a entender que la misma forme parte de la Revelación. Y sin embargo, la propia Biblia desecha el Sola Scriptura. Buscando en los archivos de mi etapa como aprendiz de apologeta católico en foros protestantes, he encontrado la traducción que hice de un artículo extenso de Dave Armstrong, uno de los mejores apologetas católicos en habla inglesa. Dave es también un converso al catolicismo. El artículo desmonta ese falso dogma protestante.

He creído oportuno incorporar esta traducción al blog. He retocado algunas frases que no estaban muy claras, pero seguirá siendo evidente que mi capacidad de traducir del inglés al castellano es más bien limitada. Desgraciadamente no logro encontrar el original así que los retoques los he hecho imaginándome lo que quiso decir el autor y no fui capaz de traducir bien en mi primer intento.

Biblia y Tradición: Mantened la Tradición…

Introducción y definiciones

El Catolicismo y el Protestantismo difieren fundamentalmente en la relación entre la Escritura y la Tradición: La Biblia en una mano, y las doctrinas históricas y los dogmas en la otra. El Protestantismo tiende a ver una cierta dicotomía, o línea divisoria, entre la Palabra de Dios en la Biblia y la Tradición de la Iglesia Católica, la cual se considera que está demasiado corrompida por “arbitrarias tradiciones de hombres” (en este sentido citan Mateo 15:3-6, Marcos 7:8-13, y Colosenses 2:8) (1). Para los Protestantes, sólo la Escritura (sola Scriptura) es el origen y la regla de la fe cristiana. De esta manera, juzga y es superior a toda tradición. Es suficiente por sí misma para darnos una completa exposición del cristianismo y para la consecución de la salvación.(2)

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12.08.12

Vidal piensa erróneamente que los Papas pueden alterar algo definifido infaliblemente

José Manuel Vidal, director de Religión Digital, ha escrito un artículo para defender a quienes no tienen defensa, para reinvindicar a quienes, en mi opinón, deberían de haber sido disciplinadas hace tiempo por su pertinaz oposición al Magisterio de la Iglesia en temas tan delicados como el aborto, la contracepción, las relaciones homosexuales y la cuestión de la ordenación sacerdotal, que como el Beato Juan Pablo II dijo, atañe a “la misma constitución divina de la Iglesia“.

Dice Vidal:

No cuestionan dogmas, sólo piden una Iglesia que no discrimene a la mujer y que, por lo tanto, le permita el acceso al sacerdocio. Con todos los honores y todas las de la ley. Porque la prohibición del sacerdocio femenino no es un dogma, por mucho que algunos consideren que Juan Pablo II cerró la cuestión. Lo que un Papa cierra otro lo puede abrir. Ejemplos sobrados hay en la historia reciente de la Iglesia.

Y al decir eso, demuestra una ignorancia supina. Los Papas pueden abrir y cerrar lo que les dé la real gana -obviamente no caprichosamente- en cuestiones disciplinares. Es decir, un Papa podría decretar mañana mismo, o dentro de diez años, que el celibato no es un requisito obligatorio para ser ordenado sacerdote en la Iglesia de rito latino. Es altísimamente improbable que tal cosa ocurra en lo que queda de historia de la Iglesia antes de que Cristo vuelva, pero tal medida entra dentro de la potestad del Vicario de Cristo.

Sin embargo, ningún Papa puede negar o cambiar sustancialmente una doctrina que pertenezca al depósito de la fe y que haya sido definida infaliblemente. No toda doctrina que cumpla con esas características es dogma de fe, en el sentido de que su negación pertinaz no acarrea el anatema inmediato y la excomunión, pero el grado de certeza y de firmeza de la misma es tal que no admite su revocación.

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5.08.12

Lutero y Lefebvre, ¿comparación criminal?

Don Pedro Rizo ha escrito un post en su blog en Religión Digital que ha titulado: Lutero y Lefebvre, comparación criminal. En el mismo arremete contra las declaraciones del Cardenal Kurt Koch en las que comparaba la oposición de los lefebvrianos a algunas enseñanzas del Concilio Vaticano II con la postura del heresiarca alemán acerca de la autoridad de la Iglesia tanto en sus papas como en sus concilios ecuménicos.

Apelar al hecho de que Lutero profesó herejías en multitud de doctrinas para atacar al cardenal Koch es un tanto absurdo. El purpurado alemán no acusa a los lefebvrianos de ser solofideístas, de negar el carácter sacrificial de la Misa, de oponerse al culto a María y los santos, etc. Pero sí apunta a un hecho que no admite discusión. A saber, que cuando un fiel, o grupo de fieles (obispos incluidos) se cree con la autoridad suficiente como para juzgar y condenar las enseñanzas de un concilio ecuménico, se sitúa inmediatamente fuera de la comunión eclesial. O, como poco, al borde de la ruptura. Lutero pretendió basarse en el “sola Scriptura” para defender sus tesis contrarias al Magisterio. Los lefebvrianos pretenden basarse en la Tradición para oponerse a algunas enseñanzas del Concilio Vaticano II. Pero el “uno” y los “otros” comparten el mismo delito. El hecho de que los “otros” no hayan llegado al nivel de herejía del “uno” no disminuye la gravedad de su atentado contra la comunión eclesial. Es más, el hecho de que Mons Lefebvre y los obispos ordenados ilícitamente por él sean sacramentalmente sucesores de los apóstoles, cosa que no era Lutero, añade un plus de gravedad a sus actos.

Ni que decir tiene que cualquier fiel puede pedir las aclaraciones que sean necesarias sobre un texto conciliar. De más está afirmar que todo concilio debe de interpretarse conforme al Magisterio anterior a él. Eso es la hermenéutica de la continuidad de la que ha hablado el Papa Benedicto XVI.

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25.07.12

Remedios bíblicos contra enfermedades espirituales graves (II)

Bien sé, hermano separado, que amas a Dios con todo tu corazón. Bien sé que crees en Cristo como tu Señor y Salvador. Pero también sé que no crees todo lo que Cristo nos enseñó y de esa manera pones en peligro tu alma. Ya que, como dijo el Maestro:

¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
Luc 6,46.

Me preguntarás qué no haces que el Señor dijera que debías hacer. La respuesta la tienes en el evangelio de Juan:

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Juan 6,54-56

Lamento decirte, estimado hermano separado, que tú reaccionas ante esas palabras de Cristo de la misma manera que hicieron los que le abandonaron al no aceptar que, en espíritu y en verdad, había que comer su carne y beber su sangre (Jn 6,66). Sin embargo, ¿qué otra cosa entendieron los apóstoles? Lo vemos en San Pablo:

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20.07.12

Remedios bíblicos contra enfermedades espirituales graves (I)

¿Sufres de pelagianismo agudo? ¿estás sometido a la infección del semipelagianismo? Cree lo que dice San Pablo y podrás sanar:

Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Filipenses 2,13

¿Padeces el cáncer del solafideísmo? ¿Piensas que las obras nunca justifican? Cree lo que dice Santiago y te curarás:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Santiago 2,14-26

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