Hagamos una fe y una Iglesia atractivas al mundo
El director de Religión Digital ha escrito un post optimista tras la Semana Santa. Reconoce que hemos asistido a “un impresionante espectáculo de desfiles y procesiones por las calles y las plazas de toda la geografía española. Con miles de cofrades y cientos de miles de personas participando. Espectáculo de fe al aire libre. Mezclado, claro está, con arte, cultura, folclore, historia y tradición. Pero con fe".
José Manuel Vidal se muestra feliz:
En un momento en que se intentan eliminar los símbolos religiosos de la vía pública, el pueblo saca a las calles a sus cristos y vírgenes. En un plebiscito abrumador.
En momentos de catolicismo vergonzante, el pueblo exhibe con orgullo su fe. La fe del pueblo. En muchos casos, la fe del carbonero, pero fe.
Pero… siempre tiene que haber un pero:
¿Un catolicismo sin Iglesia o, mejor dicho, sin jerarquía? En todas las encuestas, la imagen social y la credibilidad de la institución está por los suelos. Los católicos españoles desconectan cada vez más de una jerarquía por la que no se sienten representados.
Vaya por Dios. Los católicos van a procesiones pero desconectan de los obispos. Al menos eso dice este insigne periodista especializado en la actualidad socio-religiosa. Lleva muchos años dedicado a estos menesteres, así que conviene tener en cuenta su opinión. ¿Y qué nos propone?:
Urgen nuevos liderazgos episcopales, que ayuden a hacer más atractiva la fe. Una fe que, como dice el Papa, ya no se impone, se propone, se ofrece. Tiene que cautivar, que seducir, que reavivar al rescoldo creyente, que permanece intacto en el corazón de tantos españoles.
Pues bien, en vista de que se trata de hacer una fe más atractiva, propongo las siguientes modificaciones en la doctrina de la Iglesia: