InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: sectas peligrosas

30.11.16

Lo llaman democracia cuando es puro totalitarismo masónico

Lo que acaba de ocurrir en Brasil es un ejemplo más de lo que viene ocurriendo en todo Iberoamérica

La cosa es simple. Si la mayoría de los representantes elegidos por el pueblo son provida y profamilia, da igual, porque la judicatura está en manos de la masonería proabortista y pro-lobby gay, que cambia en los tribunales lo que no pueden cambiar en los parlamentos. A eso le llaman democracia. Es puro totalitarismo masónico.

El argumento de los jueces del Supremo brasileño es calcado al del lobby gay, al de la ONU, al de lo que se conoce como Nuevo Orden Mundial, que ni es Nuevo ni es Orden, pero sí quieren que sea Mundial. De hecho, esos profanadores de la ley natural y del mayor de los derechos, que es el de la vida, no tienen el menor reparo en apelar a lo que ocurre en otros países para saltarse a la torera lo que aprueban los diputados brasileños. Dicen:

«Prácticamente ningún país democrático y desarrollado del mundo trata la interrupción de la gestación durante el primer trimestre como un crimen».

Es decir, como la democracia en el mundo se ha convertido en un instrumento de iniquidad y de perversidad, nosotros, muy demócratas, imponemos nuestra voluntad al pueblo brasileño.

Y si algún país osa negarse a seguir la corriente impuesta desde las más altas esferas de las logias, que se vaya preparando, que le van a llegar amenazas, cortes de financiación para su desarrollo, etc.

De tal manera que el aborto, la ideología de género, la promoción brutal de la homosexualidad se irán imponiendo a todas la naciones que quieran ser consideradas como democráticas. Y si son dictaduras, también.

Mientras tanto en la Iglesia, en vez de estar unidos y dando una sola voz para oponernos a esta maniobra del Principe de este mundo, estamos en plena crisis por la genial idea de poner en cuestión el magisterio bimilenario sobre los sacramentos del matrimonio, la confesión y la Eucaristía.

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29.01.15

Mormones, tan simpáticos y tan sectarios

¿Quién no les ha visto alguna vez por la calle? Van siempre bien vestidos, llevan un cartelito en la camisa o la chaqueta con sus nombres y acostumbran a llevar una Biblia y un Libro de Mormón.

Si hablas con ellos, muestran una amabilidad exquisita mientras intentan convencerte de que ellos son la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ciertamente es complicado que convenzan a muchos católicos, ya que hay que estar en una situación personal realmente rara para aceptar la historia que se inventó el polígamo Joseph Smith, pero siempre encontrarán a personas que se sientan atraídos por la bonhomía de sus misioneros.

Ahora bien, cuando alguien osa salirse de la secta, las buenas maneras desaparecen. Un ejemplo de ello es lo que acaba de hacer SUD Noticias en Facebook. Es una página de noticias mormonas. En el día de ayer se hicieron eco de esta información de El Faro de Mormón:

Pareja de delincuentes se hacen pasar por investigadores de la Iglesia

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28.03.07

Pisoteando la ética hacia una actitud irresponsable, por el todavía no excom

En Religión Digital se nos informa de lo que el teólogo Hans Küng acaba de decir en México. Y, para no variar, su discurso suscitará el aplauso del mundo, en el sentido bíblico del término, así como la de aquellos que desde dentro de la propia Iglesia siguen todavía en la "la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia" (Ef 2,2).

Y es que Küng llamó a la iglesia católica a no radicalizar la postura que tiene sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad y la anticoncepción, cuatro problemas que son delicados, porque los mismos católicos tienen visiones diferentes y no es posible hacerlos parte de una ética mundial.

A ver si lo entiendo bien. Como no todo el mundo está de acuerdo en que hay que proteger la vida desde su concepción hasta su fin, como tampoco está conforme en que la práctica de la homosexualidad es pecado y como es obvio que los condones y demás métodos anticonceptivos están a la orden del día, pues entonces la Iglesia ha de retroceder y dejar de defender radicalmente la vida, conceder que su moral sexual ha sido retrógada y debe de adaptarse a los nuevos tiempos, y dedicarse a hacer campañas del "póntelo, pónselo".

Pues mire, señor Küng, métase su ética donde le quepa y deje a la Iglesia en paz de una puñetera vez.

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