InfoCatólica / Razones para nuestra esperanza / Categoría: Religiones no cristianas

21.12.15

La religión verdadera –3

El 6 de agosto de 2000, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), con la aprobación del Papa Juan Pablo II, emitió la Declaración Dominus Iesus sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia (en adelante citada como DI). Éste fue uno de los documentos doctrinales más importantes del largo pontificado de San Juan Pablo II. Cabe subrayar que en ese entonces el Prefecto de la CDF era el Cardenal Joseph Ratzinger, luego Papa Benedicto XVI.

En el contexto del diálogo interreligioso impulsado por el Concilio Vaticano II han surgido o prosperado algunas teorías teológicas relativistas, que ponen en peligro el perenne anuncio misionero de la Iglesia. La DI pretende volver a exponer la doctrina de la fe católica sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Cristo y de la Iglesia y refutar los errores que se le oponen (cf. DI, nn. 1-4). En otras palabras, el objetivo de la DI es reafirmar la profesión de fe católica en el catolicismo como única religión verdadera, contra el relativismo teológico. Para demostrar esto, a continuación citaré varios textos clave de la DI.

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15.11.15

Jihád: ¿guerra santa o lucha espiritual? (Samir Khalil Samir SJ)

22. ¿Cuál es el significado de ese término tan usado, con frecuencia de manera errónea, que es jihád?

La palabra jihád deriva de la raíz j-h-d que, en árabe, evoca la idea de esfuerzo, en general bélico. La palabra jihád se emplea siempre en el Corán con el sentido de lucha por Dios, según la expresión completa jihád fí sabíl Alláh, lucha por el camino de Dios. De ahí que se traduzca en las lenguas europeas como «guerra santa» por los mismos musulmanes.

Esta traducción ha sido puesta, recientemente, en tela de juicio por algunos investigadores, sobre todo occidentales, según los cuales el jihád no es la guerra, sino la lucha espiritual, el esfuerzo interior. Se practica también una distinción entre el jihád akbar y el jihád asghar, entre el gran jihád y el pequeño jihád. El primero sería la lucha contra el egoísmo y contra los males de la sociedad –en resumidas cuentas, un esfuerzo ético y espiritual–, mientras que el segundo sería la guerra santa destinada a combatir contra los infieles en nombre de Dios.

Todo esto es una elaboración que no se corresponde ni con la tradición islámica ni con el lenguaje moderno. Los grupos islamistas que adoptan la palabra jihád en nombre del islam no la entienden, ciertamente, en su significado místico, sino en su acepción violenta, y las decenas de libros publicados en estos últimos años sobre el jihád se refieren todos a la guerra santa. Por consiguiente, tanto en el plano histórico, desde el Corán en adelante, como en el sociológico, el significado actual de jihád es unívoco y designa la guerra islámica hecha en nombre de Dios para defender el islam.

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7.11.15

¿Verdad del cristianismo? (Cardenal Joseph Ratzinger)

Al final del segundo milenio, el cristianismo vive, en el terreno de su expansión original, Europa, una honda crisis que resulta de su pretensión a la verdad. Esta crisis tiene una dimensión doble; primero, se plantea cada vez más la cuestión de si es justo, en el fondo, aplicar la noción de verdad a la religión: en otros términos, si le es dado al hombre conocer la verdad propiamente dicha sobre Dios y las cosas divinas.

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7.10.12

Hay un solo Dios

Estimado lector, tal vez usted crea que en la actualidad el politeísmo subsiste sólo en el seno de pueblos primitivos, en regiones muy remotas del globo. En ese caso le sorprenderá saber que miles de uruguayos profesan una religión politeísta y que con frecuencia se ve a sus predicadores, vestidos de impecable traje y corbata, recorriendo en parejas las calles de nuestras ciudades. Nos referimos a la religión de los mormones, fundada en los Estados Unidos durante el siglo XIX por Joseph Smith, quien murió acribillado mientras disparaba seis tiros contra una multitud que pretendía lincharlo por sus secretas costumbres polígamas. Posteriores informes oficiales de su iglesia le atribuyeron 27 esposas.

Aunque el principal libro sagrado de esta secta (el Libro de Mormón) sostiene que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios, Joseph Smith (en su libro “Doctrinas y Convenios", que los mormones consideran también inspirado por Dios) enseñó a sus seguidores que estas tres personas son tres dioses distintos. Pero Smith no se detuvo en el triteísmo: según su doctrina, el universo material es eterno, existen innumerables mundos habitados y cada uno de ellos tiene sus propios dioses. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son solamente los dioses de nuestro mundo.

Más aún, el mormonismo es un evolucionismo radical: según la doctrina mormona, el Padre es sólo un hombre de carne y hueso (de otro planeta) que ha alcanzado un alto estado de evolución, y los seres humanos pueden aspirar a una metamorfosis similar.

Este Dios Padre habría engendrado, de la Madre Celestial (otro ser divino), a todos los espíritus que existen o existieron en la Tierra. Jesucristo o Jehová sería el Hijo primogénito de Dios, engendrado por la unión carnal de Dios Padre con la Virgen María. En las bodas de Caná, Jesús habría contraído matrimonio con María Magdalena, Marta y la otra María, con quienes habría tenido hijos.

Incrementando su blasfemia, la doctrina mormona sostiene que Satanás sería otro de los hijos de Dios, hermano de Jesús, y que el pecado de Adán habría sido un acto meritorio: Adán cayó para que los hombres pudiesen existir, proveyendo a millones de espíritus preexistentes de tabernáculos mortales, un paso necesario para alcanzar finalmente la exaltación en el estado divino. Además, según la doctrina sostenida oficialmente hasta hace pocos años por la Iglesia mormona, ese estado divino, asequible para todos los mormones blancos, estaba vedado a las personas de raza negra.

La teología de los mormones, al igual que su visión de la historia del continente americano, es racionalmente indefendible. Tiene mucho más en común con la “teología” de la serie de ciencia ficción Stargate –Puerta a las Estrellas–, que con la doctrina cristiana.

Los paganos del Imperio Romano acusaron erróneamente de ateísmo a los cristianos, porque éstos no adoraban a ninguno de sus falsos dioses. Con verdad, en cambio, se puede decir que el mormonismo es una religión atea, puesto que ninguno de sus innumerables dioses es el Ser Absoluto, Necesario, Perfectísimo, Eterno, Infinito, Omnipotente y Creador del universo, el único Dios verdadero.

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: Los datos sobre la doctrina mormona están tomados de Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.

Véase también: http://www.miapic.com/que-ensena-el-mormonismo


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1.10.12

Mi visita a Salt Lake City, meca del mormonismo (Pbro. Julio C. Elizaga) (3)

Vida familiar y social

Los mormones dan gran importancia al matrimonio y a la vida de familia. El matrimonio debe realizarse sólo entre mormones; por eso son mal mirados los casamientos con otras personas. La familia es el pilar de la fe mormona, donde las esposas y las madres encuentran su verdadera misión. La salvación de la mujer aquí y en el más allá depende completamente de su casamiento con un varón que obtenga las llaves divinas para la admisión en el cielo. La mujer debe tratar de trabajar en su casa y criar una gran familia que sean fieles santos de los últimos días.

Los mormones permiten el divorcio, pero se da en un bajo índice, y reprueban el control de la natalidad. Practican las Noches de Hogar una vez por semana, pasando juntos para preservar el amor y la unidad. Sostienen que el hombre es el centro del plan de Dios y por eso sólo el hombre puede ser ordenado sacerdote. A los niños mormones se les enseña desde temprana edad a sentirse superiores. A los quince años comienzan a predicar y son ordenados Sacerdotes si son dignos a los 18 años y se les concede desde ese momento responsabilidades paternales.

Los mormones encuentran toda su vida personal, social, religiosa y económica entrelazada con el mormonismo. Todo mormón detenta un puesto en el sacerdocio, da el diezmo de sus entradas, atiende el servicio religioso varias veces por semana, provee la educación de sus hijos y halla su principal diversión en los entretenimientos de su Iglesia. La Iglesia Mormona se preocupa y absorbe todos los aspectos de la vida de sus fieles: culto, deportes, vida social, ayuda mutua, diversiones, bailes y reuniones culturales.

Se preocupan mucho unos por otros y rara vez se halla un mormón necesitado o desamparado. Mantienen un elevado nivel de vida familiar, libre de delincuencia juvenil, y de alta natalidad. La Iglesia impone también a sus miembros el régimen alimenticio y les prohíbe el té, el café y las bebidas alcohólicas, así como el fumar, y les desaconseja la Coca Cola. De acuerdo a las estadísticas, los mormones gozan en general de buena salud y vida sana y la muerte por cáncer en los mormones adultos es la mitad que la población en general. En el mormonismo lo temporal y lo espiritual están en el mismo plano, pues como ha dicho uno de sus dirigentes: “Una religión impotente para salvar temporalmente a los hombres y darles dicha y prosperidad, no es capaz de salvarlos espiritualmente ni de educarlos para la vida futura”.

En cuanto a la patria, incluso para los mormones que no son norteamericanos, los Estados Unidos ocupan un lugar muy especial. La Iglesia suscita el patriotismo de sus miembros proponiéndoles un Profeta Americano, una Revelación Americana, una Biblia Americana y un Cristo visitando el continente americano y restaurando su Iglesia en los Estados Unidos. Por otra parte, según ellos, el Jardín del Edén donde vivieron Adán y Eva se encontraba en el estado de Missouri y allí será edificada la ciudad de Sión, para lo cual ya se están comprando los terrenos donde será construida.

Por lo general los mormones son gente de vida moral, progresista y trabajadora, que pone mucho énfasis en la familia, en la salud física y en el deporte y van edificando hermosos templos en las principales ciudades, construidos en los mejores sectores residenciales.

El mormonismo y los negros

Según el mormonismo todos hemos sido engendrados por Dios Padre y por nuestra Madre Universal. También Satanás y los espíritus que lo acompañan son hijos de Dios y hermanos nuestros y de Jesús, que es nuestro Hermano Mayor. Tanto Jesús como su hermano Satanás sugirieron a Dios Padre planes para la salvación para este mundo que hoy habitamos. Pero el plan de Satanás fue rechazado y él se rebeló y procuró ocupar el trono de Dios. Por eso fue expulsado del Cielo junto con todos los que le seguían. Ninguno de esos espíritus malos recibieron el privilegio de tener cuerpos como nosotros. Los espíritus valientes que pelearon al lado de Jesús en el Cielo recibieron los cuerpos mejores con pieles de color blanco. Pero aquellos que dudaron o hicieron muy poco en la batalla celestial, por no combatir junto a Cristo contra Satanás, nacen en la tierra como descendientes de Caín y tienen como consecuencia la piel de color negro.

Es por esta razón que los negros podían ser miembros de la Iglesia, pero no sacerdotes como todos los otros varones mayores de 12 años de edad. Tampoco se les llevaba afirmativamente a ellos el mensaje del Evangelio (Moisés 7,8 y 12,22). Esto también contradice las enseñanzas del Libro de Mormón, que afirma: “Que todos son iguales delante de Dios, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o hembras” (Nefí 26, 33). Como esta doctrina ofendía profundamente a los jóvenes de la iglesia, los cuales no podían soportarla más, en junio de 1978 el Presidente y Profeta, Spencer Kimball, de 83 años de edad, anunció que había recibido una nueva revelación de Dios. Kimball declaró que Dios “ha oído nuestras oraciones y ha confirmado con revelaciones que ha llegado el día prometido en que cada hombre fiel digno de la iglesia pueda recibir el sacerdocio santo prescindiendo de raza o color”. Es de hacer notar que ya la Biblia, dos mil años antes, declaró que “Dios no hace acepción de personas, sino que es aceptable a Él todo el que cree y practica la justicia” (Hechos 10,34).

Los Templos

Los mormones poseen hasta ahora 20 Templos en todo el mundo, de los cuales sólo hay dos en América Latina, uno en México y otro en San Pablo en Brasil. Los Templos mormones están cerrados para los que no son auténticos fieles de su Iglesia y ni siquiera la autoridad pública puede entrar en ellos. En los Templos se realizan tres ritos principales: la Dote, el Bautismo por los muertos y el casamiento por la eternidad.

La Dote

En el rito de la Dote, que dura todo el día, veinte o treinta participantes entran en el Templo con camisa y pantalón blancos, túnica y cinturón blancos, gorra blanca y mocasines y un delantal verde de tipo masónico. Primero se bañan y son untados con aceite. Después se ponen ropa interior especial que usarán como mormones durante el resto de su vida. Tres símbolos cosidos en el traje significan que si el iniciado revelara secretos del Templo, permitiría que sus piernas fueran amputadas y su corazón arrancado. Los mormones son enterrados con su traje de dote. En dicha ceremonia intercambian apretones de mano, contraseñas y signos secretos. Luego recorren los cinco cuartos del Templo llamados: Cuarto de la Creación, Jardín del Edén, Cuarto del mundo, Reino terrestre y Reino Celeste. La influencia masónica es evidente en estos ritos del Templo, pero no nos debe extrañar, ya que Smith y Young eran masones en Illinois, pero fueron expulsados de la logia.

Bautismo por los difuntos

Otra de las doctrinas distintivas de los mormones es el bautismo por los difuntos, que realizan únicamente en sus templos. Dado que ellos consideran el bautismo como esencial para la salvación y dado que hay muchos que murieron antes que la Iglesia fuera restaurada por Joseph Smith, y que actualmente siguen muriendo millones y millones sin estar bautizados por esa Iglesia, los mormones se bautizan muchísimas veces por inmersión en nombre de sus difuntos. Este sacramento tiene valor sólo si éstos se deciden libremente a favor de la Verdad que les es propuesta en la otra vida. No obstante, aunque uno se arrepienta, no podrá salvarse hasta que alguien haya sido bautizado por él. Por esta razón los mormones se convierten al menos en parte en “salvadores” de sus parientes fallecidos. A fin de poderse bautizar en nombre de todos sus familiares, los mormones poseen una Sociedad Genealógica para uso y beneficio de todos sus miembros. Para ello han acelerado la microfilmación de registros genealógicos en muchas partes del mundo y han edificado un costoso edificio en las afueras de Salt Lake City, para el archivo de estos importantes registros. El número de los nombres archivados pasa de los 35 millones y puede obtenerse su localización y uso mediante modernas computadoras electrónicas.

El matrimonio por la eternidad

Para los mormones el matrimonio es un mandamiento divino que debe ser aceptado, ya que: “Sin la facultad de perpetuar su especie, la gloria y la majestad del hombre es insignificante”. Los que no se casen alcanzarán la salvación pero no la exaltación en la gloria del mundo venidero. Todo matrimonio contraído sin la autoridad divina dura hasta que la muerte los separe; queda disuelto con la muerte. Pero el matrimonio celestial dura para toda la eternidad y tiene como fin una relación eterna de los sexos, para tener hijos en la otra vida. Para contraer ese matrimonio celestial, es necesaria una ceremonia especial que se celebra en alguno de los templos mormones del mundo, erigidos y consagrados para este servicio. Todos aquellos que murieron sin estar realmente unidos por esta bendición divina que los une para toda la eternidad, podrán ser unidos por los familiares y amigos que los representen por procuración.

Liturgia y culto

El culto de la Iglesia de los Santos de los Últimos Díias se realiza comúnmente en las denominadas Capillas, que se edifican para cada congregación. En ellas bautizan a los niños por inmersión a partir de los 8 años. Cada domingo celebran la Reunión Sacerdotal de los hombres, alrededor de las 8 de la mañana y a las 10 la Escuela Dominical con clases de religión. A las 18 horas tienen la Reunión Sacramental, hasta con 4 predicaciones, y la Santa Cena bajo las especies de pan y agua, como testimonio ante Dios de que tienen presente el sacrificio que Cristo realizó para nuestra salvación, y como un medio por el cual reciben “una investidura constante del Espíritu Santo”. En todas las reuniones hay cánticos, lecturas, coros y predicación.

Los mormones en el Uruguay

Los mormones llegaron al Uruguay en 1948 y en 40 años de actividad han reclutado 40.000 adherentes. La Iglesia Mormona está dividida en cuatro “estacas” o diócesis, dos en Montevideo y dos en el Interior. Está presidida por 3 sumos sacerdotes al frente de cada estaca y por debajo un sumo consejo de 15 miembros. Todos ellos son uruguayos.

Trabajan actualmente 150 misioneros, que de dos en dos recorren constantemente las casas de familia, de los cuales 70 son uruguayos, entre jóvenes y señoritas, y el resto norteamericanos. Tienen 60 congregaciones o parroquias en toda la república, que se reúnen en 30 capillas modernamente edificadas y en 34 locales propios o alquilados. Las capillas de Montevideo se encuentran en Carrasco, Malvín, Maroñas, Centro, Bulevar Artigas, Sayago y Cerro. En el Interior poseen una en Artigas, Salto, Paysandú, Fray Bentos, Canelones, Las Piedras, Santa Lucía, Minas, Maldonado, Rocha, Florida, Durazno, Tacuarembó, Melo y Treinta y Tres y dos en Rivera. Cada capilla es construida con 20% de aporte nacional y 80% extranjero. Toda capilla, además de salón para el culto, incluye local para deportes, bailes, cine, coro, teatro, bibliotecas y catequesis.

De los 40.000 mormones que hay en el Uruguay, el 70% pertenece a clase media y un 30% a la clase alta y pueblo. En su mayoría son mujeres, luego jóvenes y finalmente hombres adultos. Los sábados por la mañana funcionan en las capillas las clases de instrucción religiosa para los niños. Los martes por la tarde se realizan reuniones para mujeres: La “Sociedad de Socorro”, en la que se enseña relaciones sociales, economía doméstica, corte y confección y primeros auxilios.

También en el Uruguay los mormones responden al diezmo, pagando a la Iglesia el diez por ciento de sus entradas, y se preocupan por ayudar a los necesitados que sean miembros de la Iglesia, incluso hasta para conseguirles trabajo. (Fin).

Fuente: Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.