5.11.14

(39) De las tentaciones del católico: 1, Luteranidad

No se me enfaden mis amigos buenistas, tan aficionados a la psicología grupal y a la educación en valores, a la música New Age y a los cuentecillos de marca blanca tipo Anthony de Mello.

Este post trata de una tentación que nos puede asaltar a todos, pero que a ellos, especialmente, les asalta y ronda por la cabeza:

la luteranidad.

No digo el luteranismo, que dejo como tentación para los luteranos. Digo luteranidad, para hablar, talmente, de un virus que puede afectar al católico que desconoce la doctrina verdadera de la gracia y la libertad, y de la armonía fe/razón, y se está volviendo progresivamente irracional y pesimista por dentro, pero optimista y sensato por fuera.

Para esa hermenéutica de la reforma en la continuidad que quería Benedicto XVI, es necesario calar hondo en todo aquello que nos ha perjudicado a lo largo de estos tiempos, y dar diagnósticos certeros:

dar cuenta de las tentaciones que nos asedian para no caer en ellas, y marchar hacia delante con el auxilio divino y un gran amor por la Esposa del Señor.

En este post reflexionaremos sobre los orígenes de lo que llamo luteranidad e intentaremos llegar a algunas conclusiones, en 20 aforismos y una postdata.

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3.11.14

(38) De lobos y Nazgûl, y la pobreza de Cristo.

El esplendor de la sana doctrina atraviesa milenios. Contemplemos a Cristo. Miremos a Cristo. Su Rostro es verdad, como su Palabra. Y es Buen Pastor.

1 Siempre hay lobos disfrazados de ovejas, camuflados entre el rebaño, camaleones de la herejía, lepra de la gracia, parálisis de las misiones, vacío de los seminarios y ansiolítico de Pelagio. Falsos profetas de un cristianismo sin Cristo, contra los que alza su voz San Martín I. ¡Estamos en guerra!

Contra los orcos de la heteropraxis, mundo, diablo y carne de la Postmodernidad, tenemos a Cristo. Que en esta guerra no estamos solos. Un ejército blanco, que nos ha precedido, nos acompaña en el combate. Porque

“a través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final” (Gaudium et Spes, 37b)

 Momentos antes de su martirio, San Martín I  lanza su clamor para que lo escuchemos todos los cristianos de hoy:

“por la intercesión de san Pedro, establezca Dios los corazones de los hombres en la fe ortodoxa, y les haga firmes contra todo hereje y enemigo de la Iglesia. De tal suerte, que, sin ceder en ningún punto, ni siquiera mínimo, y sin someterse en parte secundaria alguna, conserven íntegramente la fe profesada ante Dios y ante los ángeles santos”

Firmes en el Magisterio de la Iglesia, confiamos en el Cristo Total, y en Cristo que edifica su Cuerpo en Cefas. Donde está Pedro, está la Iglesia.

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2.11.14

(37) De salir a pescar almas sin demora, y con las redes de Cristo

¡Insensatos! –que diría Gandalf!– Salid ya a pescar, ¡que es tiempo de pesca! No podemos dejar de echar las redes al mar.

 No nos demoremos. Que hay muchos tiburones por ahí, bajo disfraz de escritor heterodoxo, filósofo relativista o gurú de la autorredención. Salgamos a pescar almas para Cristo.

 ¡Salgamos a hablar de su gracia a diestro y siniestro, para que a través nuestra el Señor arranque a muchos de las puertas del infierno!

Pues Cristo nos ha hecho a todos, según la medida y el orden de su don, pescadores de hombres.

Y nos hace pescadores Él, Pescador que domina el mar, los lagos, vientos, tempestades, y camina sobre las aguas cuando quiere, y de sus pasos nos hace participar a nosotros también cuando quiere, y a menudo si no hacemos vana la verdad y la gracia, que Él mismo nos trae (Jn 1, 17).

Ah, pero no te creas un gran pescador a tu manera o con tus propias redes, que no has sido tú quien le elegiste a Él, sino Él a ti. Y sin Él no puedes hacer…¡nada! (Jn 1, 15)

El alma de tu apostolado es tu unión con el Señor a través de la Santa Eucaristía, la oración constante, el desarrollo en ti de los dones del Espíritu Santo, yendo a todas partes con Jesús, contigo, junto a ti, marcándote el paso por delante, y …¡sin miedo!

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 Y caminando a lo largo de Galilea vio a Simón y a Andrés, hermano de éste, que estaban echando las redes al mar, pues eran pescadores (Mc 1, 16)

Echaban las redes. No dice la Escritura que hubieran recogido algo. Trabajaban, se afanaban cuando llegó Jesús, que les ve.

Hasta no ser elegidos por Jesús, eran pescadores de otra manera. No pescaban hombres.

Hasta no habérseles aplicado los méritos de la pasión de Cristo, no eran pescadores a hechura de Cristo. ¡No pescaban hombres! Apenas pescaban peces, con sus redes rotas.

San Jerónimo, en su impresionante Tratado sobre el Evangelio de san Marcos, relaciona una pesca fructuosa con los méritos de Cristo:

 “Simón, aún no Pedro (pues todavía no había alcanzado a ser la piedra para que se le llamara Pedro) Simón, digo, y su hermano Andrés, hallándose a la orilla del mar echando en él las redes (…) No se dice que las hubieran echado y que hubieran recogido peces  (…) Lo que quiere decirse, pues, es que antes de la Pasión habían echado las redes, pero no se indica que hubieran capturado algo. En cambio, después de la Pasión lanzan la red y pescan; y pescan tanto que las redes se rompen

De lo cual inferimos que es la gracia, que nos aplica los méritos de Cristo Pescador de Hombres, la cualidad sobrenatural por la que somos pescadores fecundos de almas, a la medida de su Voluntad.

Y les dijo Jesús: venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres (Mc 1, 17)

Exclama san Jerónimo, encendido con este pasaje:

”¡Dichoso cambio de pesca! Jesús los pesca para que ellos, a su vez, pesquen a otros pescadores. Se convierten primero en peces para ser capturados por Cristo, y serán luego ellos mismos quienes capturen a otros. Y les dijo Jesús: Venid en pos de Mí y os hare pescadores de hombres”

Y tuvo que llegar Jesús y mirarles infaliblemente, y a hacerlos pescadores a Su hechura, por voluntad de su Padre.

Es Él quien nos elige para pescar sus peces, que son todos los que Él quiera y nos dé pescar. En un principio, todos cuantos nos rodean, que no le conocen. Todos cuantos  nos dé la providencia. Cualquiera, tal vez ese desconocido que te encuentras por la calle. El amigo que llevas años intentando catequizar sin conseguirlo a tu manera. Algún familiar, un compañero de trabajo… cualquiera…

Como una vez nos dijo san Juan Pablo II:

 “la gracia del Señor, invisiblemente presente, renueva hoy entre nosotros como en aquel amanecer junto al lago, impulsándonos con nuevo fervor en nuestra misión de “pescadores de hombres” (12 abril 1987)

Y otra vez:

“Jesús en sus parábolas comparó el reino de los cielos a “una red arrojada al mar” (Mt 13,47) y los Apóstoles a “pescadores de hombres” (Mc 1,17). El mar es una hermosa imagen de este mundo en el que se desarrolla nuestra existencia. La humanidad surca las olas del tiempo avanzando hacia las riberas de la eternidad. Espera ser salvada por Cristo. A lo largo de su travesía, todo ser humano busca consuelo y seguridad en Cristo, al que “incluso el viento y el mar obedecen” (Mc 4,41). (16 de diciembre de 2000)

Los apóstoles pasan de ser pescadores a ser peces. Cristo echa sus redes, les toma en sus manos. Cristo es el pescador y por Él se recogen las redes llenas de peces.

 Y al instante, dejando las redes, le siguieron (Mc 1, 18)

Los pescadores oyen a Jesús, y se vuelven peces al instante.

San Jerónimo insiste:

 “Y al instante. La verdadera fe no conoce demora alguna. Al punto oye, al punto cree, al punto sigue y al punto se convierte en pescador. Y al instante, dejando las redes lo siguieron. Resultaba realmente imposible que, manteniendo las redes, hubieran seguido a Jesús.”

Dejando las redes.  Manteniendo sus viejas redes, era imposible. Como ellos, hemos de usar las redes de la gracia. Por eso, hemos de abandonar nuestra confianza en medios propios, recursos propios, habilidades propias, redes propias. Abandonemos todo.

“Y al punto los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo, con los jornaleros, le siguieron (Mc 1, 20)

San Jerónimo explica así este pasaje:

 “Aquí nos da a entender, sin duda, que los ojos y el rostro de Jesús irradiaban un algo divino y que fácilmente atraían hacia sí la mirada de quienes lo contemplaban. De lo contrario, al decir Jesús  Seguidme, en modo alguno lo habrían seguido. (…) La palabra de Dios era eficaz; todo cuanto decía, se ponía en práctica. Así pues, si Él lo dio y se realizó, Él lo ordenó y fueron creados” (Sal 148, 5) del mismo modo Él los llamó y por eso lo siguieron”

La gracia es eficaz.

Para ser pescadores eficaces de Cristo hay que dejar nuestras redes de pescador. Y seguir a Cristo, para echar Sus redes, que son las verdaderamente nuestras, por la gracia.

Su hermano Juan, que se hallaban en una barca remendando redes (Mc 1, 19)

San Jerónimo explica que:

 “Cuando se dice remendando las redes se da a entender que éstas estaban rotas.  Echaban, pues, las redes al mar, pero al estar rotas no podían capturar pez alguno. Estaban remendando las redes en el mar, sentados en una barquichuela dentro del mar. (…) No en la orilla, ni en tierra firme, sino en una barca azotada acá y allá por las olas”.

 Hay que dar entonces, movido por la gracia, el gran salto: de estar en una barquichuela azotada por el oleaje, sin pescar nada, a estar en la gran Barca donde Cristo pone el pie: y entonces nuestro apostolado da mucho fruto. Entonces pescamos de verdad. Porque Cristo está con nosotros. Entonces nuestras redes son las suyas.

Cristo es el Fundamento de nuestro apostolado. Él es la red. Él es la honda que vence al mal. Y toda profundidad es Cristo, mana de Cristo.

Fíjate en la etimología libre y espiritual de Fundamento. El Diccionario etimológico Corominas deriva fundamento de funda, que significa red de pescar. Y de funda viene fundamento. Fundamentum, que además de cimiento, fundamento, base, significa fondo del mar. Funditus significa hasta lo hondo, y fundo… hace pensar en producir en abundancia. Funda, además de red, es honda, y funditor es hondero, es decir, David, que mata a Goliat con la honda. Fundo es también derribar a tierra. El que tiene a Cristo por fundamento, pesca abundantemente con ese fundamento, con esa red, que es la gracia de Cristo, y vence a sus enemigos con la honda, que es ese mismo fundamento. Re-fundo… también hace alusión a rechazar, refutar el error. Y diffundo… a difundir (la verdad)

Nosotros estamos en la barca de Cristo, que es la Iglesia, por el bautismo. En la Iglesia remendamos nuestras redes con el hilo sobrenatural de la gracia. Cuanto más hilo sobrenatural más fuerte será nuestra red, más se irá haciendo la red de Cristo.

En el Señor pongo mis esperanzas (Sal 10, 2)

Que nuestras esperanzas de apostolado no recaigan en nuestras redes rotas, sino en la red sobrenatural de Cristo. Gastemos la vida en Cristo, que quiere ganar almas para Sí, a través de nosotros. Salgamos a pescar, que el Leviatán quiere devorar muchas almas por el fondo de los mares, para arrebatarlas al infierno.

El Espíritu de Cristo nos hace pescadores de hombres, embajadores del Amor de Dios. Sigámosle al instante, con esa libertad y valentía que fomenta en nosotros, para salir a proclamar su Santo Nombre.

Dejemos aquí, en esa barca vieja, nuestras propias y vetustas redes. Y lancémonos con Él al mar, en esta Barca que es la Iglesia.

30.10.14

(36) De agradar o desagradar, en bien de las almas, por Cristo.

El capítulo 4 del Evangelio de Lucas nos cuenta un episodio de la vida de Nuestro Señor realmente impresionante.

El Señor llegó a Nazaret “donde había sido criado” (4:16) Va a la sinagoga el sábado, y se levanta para leer.

“Le entregaron el libro del profeta Isaías".

Date cuenta. En la sinagoga, Jesús se levanta para leer, y le dan el libro de Isaías, el profeta que más habla de Él mismo, de Jesús en el Antiguo Testamento. Se levanta a leer el libro del profeta que habla de Él.

El pasaje que lee el Señor habla, por lo tanto, de Él mismo y de su misión salvadora:

“18 El Espíritu del Señor está sobre mí,

porque me ha consagrado por la unción.

Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres,

a anunciar la liberación a los cautivos

y la vista a los ciegos,

a dar la libertad a los oprimidos

19 y proclamar un año de gracia del Señor.”

Nosotros, tú y yo, y aquellos que estaban aquel día en la sinagoga en que Jesús se levantó a leer, todos nosotros somos por el pecado cautivos del demonio, ciegos a la verdad, oprimidos por nuestras maldades…

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29.10.14

(35) De predicarlo todo, para combatir al diablo

Son ya muchos años sin que se predique cielo, infierno y purgatorio, con grave daño de inadvertencia. Y no es casualidad que tampoco se haya predicado la existencia del diablo, cuyo objetivo, precisamente, es silenciar todo lo anterior.

Date cuenta, estamos en guerra. Tenemos las armas de Cristo. El enemigo ronda. ¿Vas a callar y cerrar la boca ante esto?

«A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo (GS 37,2).

Mucho impresionan estas palabras admirables de san Antonio María Claret, en su Autobiografía:

“212 La caridad me urge, me impele, me hace correr de una población a otra, me obliga a gritar: ¡Hijo mío, pecador, mira que te vas a caer en el infierno! ¡Alto, no pases más adelante! Dadme, Señor, el ponerme por puertas del infierno y poder deterner a cuantos van a entrar allá y decir a cada uno: ¿adónde vas, infeliz? ¡Atrás, anda, haz una buena confesión y salva tu alma y no vengas aquí a perderte por toda la eternidad!”

Pues lo mismo, amigo, que de estas verdades ultimísimas,  el silencio en torno al rugido del diablo ha sido clamoroso demasiado tiempo, en muchos ambientes, publicaciones, homilías, programaciones, catequesis, articulos de opinión…. Y ambos silencios andan entrelazados como nudo sombrío. ¡Y es que el diablo quiere infierno express para todos! Avisemos a la gente, como vienen haciendo los sucesores de Pedro. Lo hizo por ejemplo Pablo VI, en la profunda audiencia del 15 de noviembre de 1971, y es tema recurrente del Papa Francisco señalar la acción del diablo denunciandola en sus obras. Como dijo no hace mucho en homilía en Santa Marta:

“tantos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia al hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis; es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción.

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1 El mundo antiguo recibió el cristianismo con el júbilo con que se recibe una medicación contra el diablo. Así nos lo recuerda Benedicto XVI en el cap. 6 de  ”Jesús de Nazaret”, p1ª:

“De hecho, el mundo antiguo –según ha mostrado, sobre todo, Henri de Lubac—ha vivido la aparición de la fe cristiana como una liberación del temor a los demonios que, a pesar del escepticismo y el racionalismo ilustrado, lo invadía todo”

2 Infierno eterno. ¿ No sabes que las fuerzas del mal quieren arrastrar a los hijos de Dios al fuego eterno? Pero si no predicas que el Señor elige para la gracia y sólo de Él se recibe salvación, se confundirán y perderán en su pecado, y encenagados con voluntariedad marcharán de cabeza a la gehenna

3 La Ciudad Caída tiene calles en que hay que predicar la Ciudad de Dios. Y avisar que existe una urbe tenebrosa, donde los dientes rechinan el rechazo de la gracia que autoexcluye, que se ha hecho asfalto sin fin y plomo líquido.

4 Corruptio optimi pessima. Sí, la corrupción de lo mejor es lo peor. El que ha tenido fe en la gracia, y la pierde por el pecado, y la rechaza por el deseo de pecado, queda en un estado mucho peor. Y en este estado, los ojos se los abre el diablo.

5 Los demonios se hacen malos a sí mismos, e incitan a autorredimirse, que es una forma eufemística de autohacerse malo.

Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS, 800).

6 El diablo odia a Cristo odiando al nasciturus. Por eso defender al nasciturus es, también, una cuestión religiosa. ¿O acaso la Revelación no recuerda también la Ley Natural?

7 Expulsar al nasciturus del bien común en nombre del bien de un particular. Es la ley de la muerte.

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8 El diablo tiene hambre de apóstatas, por eso les tienta con autorredenciones yóguicas

El diablo disfruta con el hambre de los pobres, por eso nos tienta con el comercialismo ciego

El diablo contempla el semblante del Hijo de Dios en el nasciturus, y por eso le odia a muerte

El diablo es homicida. Recordemos esto en referencia al aborto.

El diablo imita a Dios e intenta mover la voluntad humana mediante la burda y grosera TENTACIÓN.  Es el esperpento imitador de la gracia.

El diablo quiere infierno-express para todos cuanto pueda. Por eso le interesa que no se predique la gehenna.

El diablo es maestro de muerte y señor del voto de la apostasía

CATECISMO 391 Detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24)”

9 El hombre adámico es seducido por la posibilidad de elegir mal. Y su seductor es el diablo.

10 La elección del mal es una prostitución de la libertad.

11 El pecado esclaviza voluntariamente, y arrima al diablo y su principado.

12 La elección metódica del mal no es libertad sino esclavitud deliberada.

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“La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio” (San León Magno, Sermones, 73,4: PL 54, 396).

«Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5,20). Santo Tomás de Aquino

13 Mira que Jesús libera de los demonios. Si no lo predicas, la gente no lo sabrá

14 Cristo exorcista. Explica el  P. José María Iraburu en uno de sus posts sobre el demonio:

Cristo es un exorcista potentísimo. En los Evangelios, una y otra vez, Jesús se manifiesta como predicador del Reino, como taumaturgo, sanador de enfermos sobre todo, y como exorcista. No conoce a Cristo quien no lo reconoce como exorcista. Y quien no cree en Jesús como exorcista no cree en el Evangelio. Consta que los relatos evangélicos de la expulsión de demonios pertenecen al fondo más antiguo de la tradición sinóptica (Mc 1,25; 5,8; 7,29; 9,25). Y como ya vimos, el mismo Cristo entiende que su fuerza de exorcista es signo claro de que el Reino de Dios ha entrado con él en el mundo (Mt 12,28).”

15 Cristo deshace los dibujos feístas del maligno en la vida humana.

“El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo” (1 Jn 3,8).

16 Porque Cristo vence.

«viene el Príncipe de este mundo, que en mí no tiene poder alguno» (Jn 14,30)

17 Con la oración, el Espíritu Santo nos va quebrantando, como el Padre a su Hijo, para configurarnos con Él en nuestra propia cruz. No te asuste este dolor sobrenatural, que es prenda de victoria.

18 Dios ama a su Hijo también amando a sus hijos adoptivos. También el amor divino es cristocéntrico

19 Dios permite al diablo. 

CATECISMO 395 Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rm 8,28)

20 El Espíritu Santo te mueve a orar para vencer al maligno. La oración nunca es solitaria, siempre es eclesial, y por ser eclesial en Cristo-Cabeza, es exorcista. Ora.

21 El Espíritu Santo te capacita con las armas de Cristo.

22 Huye de predicaciones pelagianas: Tienes que ser capaz de…, tienes que ser capaz de.. .,   –pero ¡si nuestra capacidad viene de Dios!!!! No te gloríes ni te confíes, que quedas desarmado ante el mal.

22 Jesús se arrima a tu voluntad y te la cambia de mala en buena y libre. ¡¡Jesús no espera, si no quiere!! Por eso si pecas y sigues pecando y crees que Jesús te espera, porque depende de ti, vas mal.

23 El Espíritu Santo te mueve a dar a a Cristo. Como enseña mi buen obispo, D Rafael Zornoza Boy,

“aunque demos todo lo que tenemos, bien poco da quien no da a Cristo". 

24 El Espíritu Santo te mueve a amar a María, que es signo de predestinación, y pisa al diablo. 

25 El Espíritu Santo te mueve a tener fe en la cruz del Señor. Como enseña D Rafael:  

“¡Tened fe en el poder de la cruz de Cristo! ¡Que su gracia reconciliadora nos purifique para amar mejor a los demás!”  

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1 Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino:

2 proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar.

03 Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros

04 que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas.

05 Tú, en cambio, vigila atentamente, soporta todas las pruebas, realiza tu tarea como predicador del Evangelio, cumple a la perfección tu ministerio. (2 Timoteo, 4)

No, hermanos, el diablo puede herir, pero no puede impedir la Iglesia.

Alonso Gracián

¡Oh Señor, cuéntanos entre tus elegidos!