InfoCatólica / La Mirada en Perspectiva / Archivos para: Agosto 2014, 07

7.08.14

(8) Predestinación, I: en que se introduce informalmente al Misterio

Que los católicos, en su inmensa mayoría, ya no creen en la Predestinación, o no saben lo que es, es un hecho. Mucho tiempo sin ser predicada, mucho tiempo sin ser enseñada, trae consigo un silenciamiento que contrasta con una de las más bellas peticiones de la Liturgia: ¡Señor, cuéntanos entre tus elegidos!

Para los tiempos que corren, sin embargo, la contemplación de este gran Misterio puede ser un antítodo para ciertos males que nos aquejan. Nosotros lo haremos siempre de la mano de santo Tomás de Aquino y su gloriosa escuela.

***

Una vida cristiana aplastada por el peso del pelagianismo, que todo lo basa en el falso optimismo del yo puedo, tengo que, hay que ser capaz, etc., puede ser reconducida y liberada de obstáculos por una vida cristiana centrada en el amor enteramente gratuito de Dios, que gratuitamente entrega en su Hijo, con el poder del Espíritu Santo, unos dones que tiene preparados para sus elegidos desde toda la eternidad. A su Primogénito encarga no perder a ninguno de los que le ha confiado:

Juan 10, 28
ellas no perecerán jamás
y nadie las arrebatará de mis manos.

Esta eficacia misteriosa con que el Señor guarda y protege a sus elegidos nos sitúa frente al tema más apasionante de todos, en mi opinión: la gracia de elección, incondicionada, según la presciencia, gracia eficaz, instrumento maravilloso de la Predestinación y benefactora desinteresada de la libertad humana, que encuentra en ella su más perfecta aliada.

Nunca se meditará bastante el gran favor que el Señor nos ha hecho al regalarnos una gracia cuya eficacia no sólo no contradice nuestra libertad, sino que sirviendo a sus planes providenciales, activa nuestra voluntad trocándola de mala en buena y sintonizando con lo más secreto de las entrañas de nuestro libre albedrío. Como explica el Magisterio de la Iglesia, con palabras impresionantes:

“Denzinger 141: “Ahora bien, por este auxilio y don de Dios, no se quita el libre albedrío, sino que se libera, a fin de que de tenebroso se convierta en lúcido, de torcido en recto, de enfermo en sano, de imprudente en próvido. Porque es tanta la bondad de Dios para con todos los hombres, que quiere que sean méritos nuestros lo que son dones suyos, y por lo mismo que El nos ha dado, nos añadirá recompensas eternas . Obra, efectivamente, en nosotros que lo que El quiere, nosotros lo queramos y hagamos, y no consiente que esté ocioso en nosotros lo que nos dio para ser ejercitado, no para ser descuidado, de suerte que seamos también nosotros cooperadores de la gracia de Dios.”

Leer más... »