(49) Del esplendor del Pesebre, sobre el Abismo del Mundo.

1.- Ningún católico sensato puede ignorar que el esplendor del Pesebre se proyecta sobre el Abismo del Mundo. Y que ser cristiano y ser del mundo es caminar, con el vértigo del pecado, sobre un puente de papel elaborado por el demonio.

2.- El mastodóntico paso del mundo por encima de la Iglesia no es sino una figura fantasmal de la nada, que se desvanece ante el esplendor maravilloso de Cristo Niño.

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3.- Legiones de demonios aplastados bajo el Pesebre. Sólo por tu pecado se escapan y escurren desde Belén hasta ti.

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4.- Grandes muchedumbres de nasciturus abortados arrimados a Cristo Niño, cobijados en la misericordia de su Corazón recién nacido.

5.- La Niñez del Dios viviente. Compartir el estupor de los pastores, en el sendero estrellado de la adoración.

6.- El Verbo eterno dado a luz, y cobijado al calor de su Madre. Ante este Acontecimiento  eficaz, que sobrecoge de esperanza la Creación entera hasta sus cimientos, ¿qué cabe, sino la oración que no tiene fin, y la misión que no bosteza ni tiembla de miedo?

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7.- Tenemos pasos que dar sobre carbones encendidos, siguiendo al Esplendoroso, desde que era Niño. Y el Espíritu Santo llama a esto Misión.

8.- El Paráclito quiere sumergir tu día entero en la plegaria.

9.- Holocausto vivo y blanco amanecer, a la luz del Misterio Pascual, en cuyo seno perece el pecado, y queda rehabilitada la aurora.

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10.- Despunta el día de nuestra salvación. La gloria del Niño que es Dios resplandece como la luz del día. 

Alonso Gracián