Serán una sola carne
La doctrina católica enseña que la sexualidad comprende a todos los aspectos de la persona humana, uniendo cuerpo y alma, incluyendo la afectividad, el amor conyugal y la procreación. Para la mentalidad modernista (heredera en lo fundamental del progresismo nacido del llamado “espíritu del 68”), la sexualidad se vive completamente disociada de la espiritualidad, y se sitúa dentro del universo del sentimiento, o aún del hedonismo. Esa contraposición entre sexualidad integrada cristiana y sexualidad disociada progresista genera una de las mayores incomprensiones dialécticas contemporáneas desde la mentalidad modernista hacia las enseñanzas de la Iglesia.