Caridad, limosna y Justicia

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El aforismo

 

Uno de los tópicos que ha hecho fortuna y se ha difundido ampliamente, hasta el punto de que en pocos días lo he oído en dos tertulias radiofónicas de emisoras distintas, afirma que si existiese la justicia social no haría falta la caridad. Este falso dualismo, tan caro a las doctrinas anticatólicas de oponer dos acciones virtuosas como incompatibles (el célebre aut aut) se escucha en no pocas ocasiones en boca incluso de católicos tan bienintencionados como errados.

 

Ante todo habremos de señalar la primera equivocación de este aserto, que es la de tomar en un sentido erróneo el concepto de Caridad. Como muy bien recordó el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas est, el sentido originario en san Pablo de la Caridad, una de las tres virtudes teologales, es equiparable al de “amor al prójimo”. Se podría decir de modo informal que el cristiano que practica la caridad cumple el segundo de los dos mandamientos que Nuestro Señor indicaba como los más importantes, el de amar al prójimo. Es así la caridad gemela de la Religión, que es el acto de amar y adorar a Dios.

 

De muchas maneras se puede practicar la Caridad: tener paciencia con los defectos de los demás, visitar a los enfermos crónicos o ancianos solitarios, perdonar las ofensas, acoger al que no tiene hogar, consolar a los afligidos, aconsejar al que precisa guía, rezar por los pecadores o instruir a los que no saben son algunas de ellas. Pero también practicar la justicia lo es, como después veremos con mayor detalle. No hay, pues, contradicción entre ambas.

 

Por lo anteriormente dicho, se deduce fácilmente que la Caridad es obligación de todo cristiano. Es más, no se entiende el ser cristiano si no se practica la caridad, pues cualquiera de las dos patas del mayor de los mandamientos es imprescindible. Siempre habrá Caridad, allí donde haya un alma que verdaderamente desee seguir a Cristo. Y así lo ha enseñado siempre la Iglesia.

 

La Caridad no es un impulso de filantropía, sino un acto voluntario del espíritu que coopera con la Gracia obrando el Bien que Dios manda (en este caso el amor al prójimo), tomando así el camino más recto y desembarazado a la reunión con su Creador al término de sus días. Pero también durante su peregrinación en este mundo, pues imitándolo con mayor fidelidad se alcanza más pronto su cercanía.

La concupiscencia de nuestra parte material y el error de nuestra razón al juzgar lo que es bueno son las dos piedras en las que tropezamos con más frecuencia para no actuar con caridad. 

 

Aclarado este punto, pasemos a lo que realmente quiere decir quien emplea el aforismo si existiese la justicia social no haría falta la caridad, que no es otra cosa que si existiese una auténtica justicia distributiva no haría falta la limosna.

 

 

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La limosna

 

La limosna es una parte, no poco importante, de la Caridad. Se puede definir como todos aquellos bienes propios que uno pone al servicio de aquellos que lo necesitan, sea directamente o por medio de instituciones encargadas de hacérselo llegar. Se trata, por tanto, de la parte material de la Caridad, y en términos económicos se puede definir como una transferencia de renta o patrimonio propio, en dinero o en especie, por bien de uno o varios terceros a los que se supone que puede servir para cubrir necesidades básicas de las que carecen.

 

La limosna tiene una enorme importancia, por cuanto no sólo hay que predicar, sino dar trigo. En las primeras comunidades cristianas tenía una función capital (Hech 2, 44-45), permitiendo que los fieles más acomodados socorrieran a los más necesitados, y también a los no cristianos, como reconoce el propio emperador pagano Juliano el Apóstata, cuando escribe a uno de los sumos sacerdotes del culto olímpico estas palabras: “Es vergonzoso que los galileos (cristianos) alimenten a sus pobres y a los nuestros”.

 

Así, la propia comunidad regulaba las desigualdades pecuniarias de forma que ningún creyente hubiera de padecer por procurarse el sustento más básico, pudiendo dedicar los afanes de su alma a buscar el Reino de Dios.

Vale la pena recordar que las comunidades monásticas (aparecidas primero de forma eremítica, y luego ya organizadamente a partir del siglo III) han mantenido siempre ese espíritu de comunidad de bienes dentro de la Iglesia. Y cientos de órdenes pasadas o contemporáneas testimonian esa persistencia.

 

Para los laicos y clérigos seculares la limosna ha sido siempre enseñada como mandamiento de virtud. Hagamos memoria del tradicional reparto que el derecho canónico indicaba de las limosnas que recibían las iglesias, debiendo dedicarse un tercio al mantenimiento del templo y culto, otro tercio al sostenimiento del clero asignado y otro tercio para los pobres de la parroquia.

 

Ese sostén material a los necesitados no es ni puede ser jamás considerado como un defecto o algo negativo a erradicar. El propio Cristo lo enseña en Lc 12, 33, y no por casualidad después de recomendar en las parábolas previas el abandono a la Providencia. La limosna es nuevamente ensalzada en Mt 6, 1-3 como obra buena, pero cuidando de hacerla de corazón y no por prestigio social. Y cuando encomia las dos monedas que da la viuda pobre como limosna frente al saco que entrega al rico, elogia al corazón desprendido, considerándolo más meritorio que al que da lo que le sobra. Pero no condena ninguna de las dos limosnas.

 

Si pues Cristo en persona manda la limosna como acto virtuoso, ningún cristiano puede hablar o pensar lícitamente nada malo de la limosna. Pero el propio Jesús nos da una clave para entender el valor real de la limosna, más allá incluso que el de hacer un bien objetivo y material al prójimo: la limosna como símbolo de que el creyente no está atado a los bienes materiales, sino que ha puesto su confianza en Dios. Sobre esta fundamental verdad religiosa gira toda la catequesis que nos puede enseñar la limosna.

 

Para la enseñanza católica, la limosna no es primariamente un mecanismo de compensación económica social- aunque consecuentemente juegue ese innegable papel- sino un camino de perfeccionamiento espiritual personal y comunitario.

Ese planteamiento tan nítido nos protege de la tentación de pensar que desprendernos de nuestros bienes para socorrer a otros nos puede hacer “mejores” que cualquier otra persona. Y de ese modo, evitar que el impulso primero de dar limosna (acto objetivamente bueno) sea empleado únicamente para alcanzar el prestigio social y los beneficios que ello nos pudiera reportar (intención objetivamente no buena).

 

Basta acudir al conocido texto del Apóstol de los Gentiles sobre la Caridad en la carta a los corintios, para hallar esta amonestación explícitamente: “aunque repartiera todos mis bienes en limosna y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad [amor al prójimo], de nada me sirve” (1 Cor 13, 3).

 

De que se haya confundido la parte con el todo (la limosna con la Caridad) tenemos parte importante de culpa los propios católicos. Con demasiada frecuencia hemos tendido a reducir el amor al prójimo necesitado a cederle una parte de nuestros bienes, olvidando el fin último que nos pedía Cristo. Eso supone un empobrecimiento del concepto cristiano de la Caridad.

 

Está tan ligado el concepto de la limosna al cristianismo, que las primeras y más importantes instituciones encargadas de la distribución eficiente y adecuada de la limosna han sido católicas. Sólo muchos siglos después llegaron las fundaciones de millonarios filántropos o las modernas Organizaciones no gubernamentales.

 

Explicado pues cuál es el innegable valor virtuoso de la limosna para el cristiano, sus fundamentos y sus objetivos, pasemos a ver qué es eso de la Justicia social, y porqué es falso que se oponga a la limosna.

 

 

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La justicia social

 

La Justicia social no es sino la parte de la Justicia que afecta e interesa a los componentes todos de una sociedad, por tratar sobre las relaciones justas entre sus miembros.

 

Comencemos por recordar que la Justicia es una virtud cardinal, junto a la templanza, fortaleza y prudencia. Ya descubiertas y descritas por los filósofos paganos, son virtudes reconocidas por todas las culturas y por tanto, de orden natural (esto es, aprehensibles por cualquier hombre aunque no haya recibido la Revelación divina). Aquel que obra con estas virtudes lo hace con rectitud a los ojos de Dios, aunque no haya alcanzado el perfeccionamiento de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad).

 

El magisterio de la Iglesia, reconoció desde el principio la inspiración divina en estas virtudes, y las incorporó a su enseñanza. De las cuatro, la Justicia es la más marcadamente social, puesto que necesariamente es interpersonal, y su desarrollo ha dado lugar a la llamada Doctrina Social de la Iglesia. La Justicia es el núcleo y buena parte del desarrollo del concepto de Bien Común, la más alta aportación de un cristiano a la sociedad. Su ejercicio es mandatorio para todos y no sólo para los gobernantes.

Por tanto, cualquier acción destinada a un trato equitativo, a dar a cada uno lo que le corresponde que a cualquiera se le pueda ocurrir, ya está recogida en la enseñanza cristiana

 

Los pecados contra la justicia (y contra la justicia social) están muy claramente especificados en la enseñanza católica, inspirada por preceptos presentes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Quien emplea su poder para despojar de lo suyo al más débil; quien hurta de los fondos comunes; quien se aprovecha de la ignorancia de los demás para estafarles; quien está llamado a impartir justicia y favorece al poderoso, al partidario o al amigo; quien levanta un falso testimonio que provoca que uno de sus prójimos se vea despojado de su honor o sus bienes; quien usa un cargo creado para el servicio a los demás en provecho propio; quien roba injustamente a sus empleados la parte que les corresponde de su salario… cualquier comportamiento que un mínimo sentido de la justicia social nos hace ver como reprobable, está ya condenado por la enseñanza cristiana. Si en una sociedad concreta tales actos no están suficientemente castigados, o son moneda corriente tolerada, tal sociedad- aunque sea oficial o mayoritariamente católica- padece de falta de cristianismo. Por tanto, la solución no puede ser menos cristianismo, sino más cristianismo.

 

Por el contrario, si aquellos que más tienen se desprenden por mandato divino de lo que no necesitan para compartirlo con los que carecen de lo necesario, es obvio concluir que en circunstancias normales no existirá en esa comunidad ningún miembro que no tenga al menos lo indispensable para vivir.

Vemos así que la limosna, de hecho, juega un papel muy importante dentro del concepto de justicia social. 

 

Es decir, que cuando la justicia social fracasa, lo es por falta de Caridad, y por tanto, por falta también de una de sus partes, como es la limosna. Ergo, menos limosna no puede dar más justicia social, sino menos. La misma Caridad que nos empuja a la justicia nos lleva a la limosna.

 

 

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El origen de la falsa oposición entre justicia y limosna

 

No obstante, quienes propalaron en su momento la afirmación “si hubiese más justicia social no haría falta la Caridad” conocían todas estas cosas. Detrás de ese planteamiento existe un postulado ideológico concreto, que toma la igualdad material entre los hombres como axioma derivado de su equidad sustancial, y establece que toda desigualdad material (manifiestamente las más marcadas) procede necesariamente de una injusticia social.

 

Tal aseveración es de por sí muy discutible, pero incluso en los casos en que así es, se puede considerar a la limosna como un mecanismo corrector, aunque parcial, de dicha injusticia. ¿Por qué, por tanto, ese odio y rechazo a la limosna?

 

La respuesta proviene del hecho de que la teoría ideológica no sólo establece un diagnóstico, sino que trae aparejada con él un tratamiento establecido. Todos los socialismos que han logrado triunfar y tener una continuidad (hablar de éxito sería probablemente exagerado) lo han hecho a través del socialismo llamado científico o comunismo.

Para el comunismo, el estatismo es una suerte de verdad revelada, y único garante del fin de la injusticia social: una teoría que afirma que un superorganismo político dominante del estado (normalmente un partido único) y dirigido por las mentes más brillantes debe asegurar el control de producción y reparto, de modo que prime la igualdad entre los hombres. Ese sería el llamado Estado socialista. Según esta teoría, no habría necesitados ni repartos injustos.

 

La ortodoxia socialista propugna que los detentadores de los medios de producción jamás permitirán voluntariamente los cambios en las estructuras que prolongan la injusticia social, por lo que la llamada lucha de clases histórica únicamente se resolverá por medio de una revolución, que sustancialmente es traumática.

 

¿Por qué me extiendo en estos pormenores? Porque explican la violencia implícita que el comunismo comporta. Por tanto, si el socialismo real es el único sistema que puede acabar con las injusticias sociales, y si la revolución es el camino ineludible para vencer la lucha de clases, paradójicamente todo aquello que aumente los padecimientos de las clases más desfavorecidas será beneficioso, por acelerar la revolución, y todo aquello que alivie sus padecimientos será perjudicial, por retrasarla.  

 

Naturalmente, la inmensa mayoría de los socialistas no piensa esto de modo consciente, ya que sus ideales pasan por mejorar la situación de los más desfavorecidos, es decir, de aquellos principales receptores de las limosnas. Pero al anteponer el sistema perfecto para resolver las desigualdades sociales al alivio real de las mismas, inconscientemente entienden que la limosna entorpece el advenimiento del socialismo científico, y por tanto debe ser combatida.

Así lo verbaliza Dostoivesky en su novela Crimen y Castigo en labios del personaje Lebeziátnikov (un arquetipo de comunista) cuando afirma “no soy partidario de la beneficencia privada, porque con ella, en vez de arrancar el mal de cuajo, se fomenta”.

 

La doctrina católica sobre la Gracia enseña que el hombre nace herido por el pecado original contraído por Adán. La inclinación al mal y la incapacidad para obrar el Bien por las propias fuerzas se hallan en la naturaleza herida del hombre.

En cambio, el materialismo histórico de Marx parte de la hipótesis de Rousseau acerca de la bondad natural del hombre, que se ve dañada por la estructura social sobreveniente, principalmente (en palabras del propio ginebrino), por la aparición de la propiedad privada. La deducción lógica del filósofo alemán fue eliminar la propiedad privada de los medios de producción y consiguientemente del capital, que será gestionado por instituciones estatales. De ese modo espera el marxismo redimir al hombre del mal.

 

Esa es la propuesta de la hipótesis del mal originado en estructuras externas al hombre, frente al mal originado en el corazón del hombre del cristianismo. Cuando esas estructuras sean eliminadas, se liberará al hombre bueno por naturaleza de Rousseau. Ya no hace falta un redentor sobrenatural. Resulta lógico, dado que Karl Marx era ateo y materialista. Lo que no se comprende es que muchos no marxistas, incluyendo católicos, puedan compartir esta visión.

 

Cuando toda la lectura de la realidad se hace en clave puramente material, la limosna se limita a un alivio de la desigualdad por medio del trasvase de capital de una iniciativa privada, y es enemigo de la revolución, pues retrasa la implantación del estado socialista. A ojos de un marxista no hay más elementos que valorar en esta ecuación, ni espirituales, ni soteriológicos.

 

Por supuesto, este punto siempre constituirá una incompatibilidad (una más) entre marxismo y cristianismo: un cristiano siempre está obligado a compartir sus bienes con los necesitados, independientemente del sistema político o económico imperante. Y deberá hacerlo de forma voluntaria, directa, y como camino de perfección espiritual, y no por obligación legal como parte de un mecanismo de compensación social determinado por el Estado.

 

 

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Reflexiones finales

 

Naturalmente, pese al incremento reciente de la simpatía hacia el socialismo vestido con ropajes “transversales”, la realidad es que en nuestra sociedad los ideales comunistas son francamente minoritarios. No así los socialdemócratas (un socialismo descafeinado que acepta el juego de partidos liberal), ideología que probablemente es la que tiene más seguidores en España. Es entendible que socialistas y socialdemócratas empleen la errónea frase “si hubiese justicia social no haría falta la limosna”. Lo sorprendente es que también la empleen liberales progresistas, algunos liberales conservadores y no pocos católicos bienintencionados.

 

Se diría que este axioma es una suerte de mantra común, un exorcismo colectivo que por lo visto sirve principalmente para que cada uno podamos autoexonerarnos de nuestra responsabilidad personal hacia el prójimo para denunciar la injusticia social y la obligación de compartir nuestros bienes con los más necesitados, trasladando esa tarea a un ente abstracto normalmente identificado con el Estado o- peor aún- con “los que gobiernan”, para poder dedicarnos con mayor tranquilidad de conciencia a nuestro objetivo principal, que es el de mejorar nuestra situación material personal, importándonos un pimiento los demás.

 

Decía san Gregorio Magno que “cuando damos a los pobres las cosas indispensables, no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo”, es decir, aquello que les corresponde por derecho. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 2447) que “entre las obras de misericordia, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna”. No es casual que en el catecismo la limosna se halle en el mismo capítulo dedicado a condenar el robo y la injusticia social, estableciendo, por ejemplo, el destino universal de los bienes, que supera a la legítima propiedad privada (2403-2406).

 

El cristiano viene obligado por su fe a trabajar en la tierra por la justicia social, en cada acto que hace. Practiquémosla como principio y no como mérito. Amemos igualmente al prójimo, y que la Caridad no nos abandone nunca. Y hagamos limosna, pues somos cristianos, y nuestros bienes también deben socorrer a los más necesitados. Así caminaremos por el camino de la justicia y la vida eterna.

 

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” […] Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

Mateo, capítulo 25, versículos 34-40.

26 comentarios

  
gringo
En cierta forma en los países que se consideran típicos de la socialdemocracia como los nórdicos, el pagar impuestos es una forma de limosna pues el Estado proporciona con ellos protección social a todos los ciudadanos.
Así que la expresión "si hubiera justicia social no haría falta limosna" me parece bastante acertada.
Aunque ciertamente nunca hay que confundir el concepto cristiano de caridad con el simple limosneo para calmar la conciencia.
A veces la gente necesita más un saludo, una palmada en la espalda y un buen consejo.

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LA

La previsión social de un sistema público puede ser un gran avance, pero no hay ninguno que haya eliminado completamente la pobreza. Por tanto, la limosna siempre estará ahí, aunque sea para pocos casos.
En lo demás, de acuerdo
17/08/15 9:54 AM
  
Palas Atenea
La Caridad es Amor: "Deus caritas est", encíclica de Benedicto XVI. Así que de ninguna manera es justicia ni limosna. La profundidad de la caridad, que es una virtud teologal, no suele ser percibida por los ajenos al cristianismo que hacen un totum revolutum con la justicia, la misericordia, la caridad, la limosna y la compasión. No estamos en el mejor de los mundos para captar los matices.
En primer lugar lo que predomina hoy, por desgracia también entre los cristianos, es la indignación y la justicia (además aplicada a base de leyes generales).
Hay una caridad que supone ponerse en segundo plano o quitarse de en medio si hace falta, cuando lo requiere la situación. La caridad requiere saber dar pero también saber recibir, requiere percibir al otro quitándole lo que tiene de otro porque es la imagen de Dios, La caridad tiene un fondo de igualdad, porque todos somos Hijos de Dios y creados por Él, pero sin atropellar la diferencia. La caridad es preocupación por lo que a alguien concreto le pase y no por lo que le pase a la humanidad entera. Lo que es la caridad lo definió muy bien San Pablo en la 1ª Carta a los Corintios, 13, 1-13 y allí no hay confusión de la caridad con limosnas ni justicia.
Esta caridad evangélica se parece al ideario marxista como un huevo a una castaña. Los comunistas se ocuparon, de aquella manera, de la justicia social pero un Marx o un Lenin caritativos son personajes de ciencia-ficción. Se puede ser caritativo al modo de San Francisco de Asís, al que los pobres tenían que socorrer y no al revés. Se puede ser caritativo al modo de la Virgen María que se condolió de los novios a los que se les acabó el vino en medio de sus esponsales. Parecen pequeñas cosas pero la caridad es necesariamente pequeña. Los sueños de la justicia perfecta son grandes y arreglan las cosas a lo grande: casas para todos, sueldos para todos, palo a los corruptos y el pueblo en el trasfondo de todo eso.
La mano amiga, la sonrisa, la compasión, el detalle, el acompañamiento que no esté convertido en funcionariado con ese objeto, el darse cuenta de la existencia del otro, el compartir sin necesidad de que una ley te obligue a ello, el dar el mínimo trabajo a los demás cuando uno ya no es válido...todo eso es caridad.
Tenemos un modelo, la Santísima Virgen María, que permitió el alejamiento de su Hijo porque había venido al mundo para hacer la Obra del Padre, sin exigir nada. Que parecía dar al ser más importancia que al hacer, que estaba cuando tenía que estar y desaparecía cuando no era necesaria su presencia, que no exigía nada y todo lo guardaba en su corazón. ¿A alguien se le ha ocurrido ese modelo de caridad? Pues yo cada vez lo tengo más en cuenta en mi vida.


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LA

"La caridad es preocupación por lo que a alguien concreto le pase y no por lo que le pase a la humanidad entera."

Me gusta esta frase. Conozco bastantes personas con elevados ideales universales acerca de la libertad, la paz o la justicia, que son incapaces de hacer un esfuerzo por llevarse bien con el vecino, el familiar o el compañero de trabajo.

No olvidemos que prójimo quiere decir próximo.
17/08/15 10:50 AM
  
Palas Atenea
Por otra parte en los cristianos llamados "progresistas" hay una clara contradicción: la justicia es estupenda en la tierra, nada de caridad, pero, en cambio, esperan en la Misericordia de Jesucristo, no en su Justicia. Es decir que en el Segundo Advenimiento de Jesucristo esperan que sea más misericordioso que justo, porque si nos aplican a nosotros la justicia-tal como la entendemos-podríamos salir mal parados. Menos mal que la Justicia de Dios no se parece a la nuestra.
17/08/15 10:57 AM
  
Palas Atenea
Yo tuve una gran maestra en caso de la virtud cardinal de la justicia, fue mi abuela, la cual jamás confundía justicia y caridad. Durante la Guerra Civil salió valedora de una familia socialista que nada malo había hecho y, acabando la guerra, uno de los hijos apareció en su casa con una gallina, huevos y verduras. Mi abuela le dijo: "Pero, muchacho, ¿cómo me traes todo esto a mi, que sólo tengo dos hijos, cuando vosotros sois muchos más? No sería justo que, a pesar de la carencia de alimentos que hay en mi casa, os privara a vosotros de lo necesario".
Esa misma abuela se llevaba mis juguetes y los repartía entre los niños del barrio diciéndome: "No es justo que tú te pasees con tus juguetes porque sólo sois dos hermanos, ellos son muchos y no los tienen. Así que ¡a repartir!" Si digo la verdad, aparte de coserme los vestidos, nunca me dio nada material: ni paga, ni juguetes; más bien me quitaba lo que tenía. ¡Dios la bendiga!
En la boca de mi abuela la justicia estaba siempre, pero no la llamaba caridad, la llamaba por su nombre.
17/08/15 11:32 AM
  
Ramontxu
Das a entender que justicia social y limosna son, por una parte, equivalentes y, por otra, complementarias, pero la verdad es que están basadas en conceptos opuestos.

La justicia social y las leyes dirigidas a conseguir una justa distribución de la riqueza están basadas en lo que se considera un derecho de los ciudadanos, el derecho a tener cubiertas sus necesidades básicas: comida, vestido, vivienda, educación, sanidad... No se trata de que los que más tienen den una parte a los que menos tienen porque son generosos, sino de corregir las tendencias de la economía dejada a su aire con el fin de dar a cada cual lo que es suyo.

La limosna, sin embargo, está basada en el concepto contrario: en el de que la indigencia es la suerte que les ha tocado a los indigentes. Que el hecho de que una parte de la sociedad no tenga lo suficiente para vivir es el estado natural de las cosas y que dar limosna es una forma que tienen los ricos de santificarse.

En la práctica, las leyes orientadas a una distribución justa de la riqueza solucionan el problema de la indigencia, la limosna, no.

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LA

No creo que la justicia social y la limosna sean equivalentes y/o complementarias, y si así lo parece, es que me he explicado mal.

Varias cosas a comentar: la primera, la de dar por supuesto que la justicia social o distributiva necesariamente corrige una desigualdad injusta.
En realidad, ese axioma no está probado: muchos necesitados no se pueden ganar la vida por sí mismos, bien por impedimentos externos (pensemos en un inválido), bien por su poca habilidad o porque no desean esforzarse. En ese caso, cuando la comunidad provee a sus necesidades básicas, está ejerciendo no una justicia retributiva, sino más bien una justicia solidaria. No es exactamente lo mismo.
En el siguiente comentario gringo cae en el mismo tópico no demostrado cuando dice que el que da limosna únicamente "devuelve una parte de lo robado".

La propiedad per se no es un robo, ni la diferencia de renta tampoco. Hay que ver cada caso.

Segunda observación: la aseveración "una parte de la sociedad no tenga lo suficiente para vivir es el estado natural de las cosas y que dar limosna es una forma que tienen los ricos de santificarse", en realidad proyecta tu propia ideología y no lo que yo he escrito.
Que la pobreza ha existido y sigue existiendo es un hecho, una realidad que ocurre incluso en los países que se ponen como modelo, por ejemplo los escandinavos. llamarla estado natural parece implicar un conformismo, y eso no es lo que dice Jesús. Él constata una realidad: "a los pobres siempre los tendréis con vosotros", pese a los loables avances en materia de protección social o solidaridad (que no necesariamente, por cierto, han de ser estatales). Como siempre habra tristes, siempre habrá solitarios, siempre habrá desesperanzados, siempre habrá enfermos. El sufrimiento siempre estará presente, y ningún sistema de organización política o económica acabará con eso.
La coletilla sobre la santificación de los ricos es totalmente opuesta a lo que yo explico en el ejemplo de Cristo sobre el donativo de la viuda frente al del rico: todos los cristianos estamos llamados a la limosna, no sólo los ricos; y el valor de la misma a ojos de Dios no trata sobre cifras, sino sobre la renuncia que implica esa limosna.

"En la práctica, las leyes orientadas a una distribución justa de la riqueza solucionan el problema de la indigencia, la limosna, no."
En la utopía tal vez, en la práctica resulta que lo que de verdad funciona es la limosna (incluida la limosna religiosa y la agnóstica, la limosna privada y la pública, la personal y la institucional).

Un saludo.
17/08/15 12:48 PM
  
gringo
Gregorio Magno era aún más duro y llegó a acusar de homicidio al que viendo que el prójimo moría de hambre, no hacía nada por ayudarlo.
En cualquier caso, muchas veces cuando se da limosna solo se devuelve una pequeña parte de lo robado.
Casualmente hoy me he hecho con dos libros, "Sin blanca en París y Londres" de Orwell, y "Días de destrucción. Dias de revuelta" de Chris Hedges.
Ambos libros retratan como era la vida de los trabajadores en Europa y América a principios del siglo pasado, y desde luego que comparada con la actual patece que hablen de una época lejanisima pero de la que apenas nos separan un par de generaciones.
Sin menospreciar la limosna, pero es evidente que han sido los movimientos sociales, las luchas sindicales, los programas estatales como el New Deal, etc. los que sacaron de la miseria a millones de personas que aun trabajando seguían siendo pobres.
Una situación a la que lamentablemente parece que volvemos.

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LA

Los movimientos filosóficos y políticos que reflexionan sobre las malas condiciones de los trabajadores (posteriormente de todos los desfavorecidos) lo hacen como reacción directa a la llamada primera revolución industrial (finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX). Antes de la primera revolución industrial esas preocupaciones no existían (se debatía principalmente sobre el buen gobierno y la representatividad).
A su vez, la primera revolución industrial va asociada al derrumbe del llamado antiguo régimen (AR) o sociedad tradicional, y el auge de la burguesía, que es la principal beneficiaria e impulsora tanto de los cambios económicos como los políticos.

El AR en Europa es el dominio de las monarquías, la mayoría absolutistas (con la notable excepción del Reino Unido) y la influencia social y moral de la Iglesia (sea católica o las diversas protestantes); en el caso de Rusia, incluso la pervivencia del sistema feudal.

Es el triunfo de la burguesía y su ideología, el liberalismo, el que termina con la influencia cristiana en los gobiernos (y poco a poco en la vida pública). Por tanto, se puede decir que la preocupación social comienza en los filósofos precisamente con el ocaso del pensamiento que daba tanta importancia a la limosna. Ahí ya podemos ver un dato que debe hacernos reflexionar: la limosna no era la causa del problema, pues este se acentúa con su devaluación.

El triunfo del liberalismo económico a la larga se traduce en el triunfo del lucro, el nuevo dios, en ese control por parte de unos pocos de los medios de producción masiva que se empiezan a desarrollar cada vez más a partir del desarrollo teconólogico que se inicia con la máquina de vapor, creando una casta de super-ricos a costa de una gran masa de trabajadores poco cualificados con escasos recursos. Es la creación de una nueva aristocracia, pero esta no de la sangre o la guerra, sino del dinero, la plutocracia. El triunfo de la libertad de circulación de capitales (defendido por el Reino Unido y Francia a cañonazos en todo el mundo durante las primeras décadas del siglo XIX) agrava el problema, haciéndolo internacional.

Los primeros pensadores socialistas (llamados posteriormente utópicos por los marxistas) tenían en no pocos casos una influencia de ideas y pensamientos evangélicos. Provenían del liberalismo exaltado, haciendo hincapié en la Igualdad que se perdía por el triunfo absoluto del lema de la Libertad (sobre todo económica). La experiencia enseñó desde el principio que la libertad máxima entendida según los principios liberales provocaba indefectiblemente desigualdad, y cada vez más acentuada.
Los experimentos prácticos del socialismo utópico de Owen o Saint Simon, las primeras comunas, los falansterios, las iniciadas voluntariamente, fracasaron al golpearse con la realidad de la naturaleza del hombre. Pocas duraron más de dos o tres años.

Los siguientes socialistas, Marx y Engels, a partir de mediados del siglo XIX, ya fueron abiertamente agnósticos y su materialismo histórico parió el socialismo científico. El marxismo, aunque rompa definitivamente con el liberalismo, no deja de emplear su misma filosofía (el materialismo histórico ha sido abrazado entusiásticamente por casi todos los liberalismos modernos) y por tanto ahondar en el error. Por ello, el marxismo-leninismo (el único socialismo científico con desarrollo real), siempre ha tenido que imponerse por la fuerza, siempre ha caído en el totalitarismo y su cohorte de horrores, falta de libertad, represión y desincentivación al trabajador y al progreso. Y siempre ha terminado por fracasar sin alcanzar el paraíso socialista.

Y eso proviene del error filosófico sobre la naturaleza del hombre, que no es bueno en un ideal estado primigenio al que hay que llegar por medio de la modificación de las estructuras sociales que lo impiden, como dice el socialismo.
Ni es un lobo para el hombre (como decía Hobbes), egoísta por naturaleza, que únicamente se desarrolla en el combate contra su semejante, seleccionando a unos triunfadores frente a otros sometidos, en una suerte de ley de la selva justificada en un darwinismo filosófico.

La naturaleza del hombre está herida, y no es capaz de persistir en el bien por sí solo, pero no debemos abandonarnos en la desesperanza: Cristo nos ha redimido. Sí se puede (como dirían los morados) llevar una vida comunitaria solidaria y generosa, de ayuda mutua.
Basta volver a escuchar la voz de la Iglesia en la moral social. Y eso no significa volver al absolutismo o al feudalismo. Significa pararse a escuchar, y aprender.

La teoría de la lucha social crónica e inevitable (acabe con la ley del más fuerte o con la dictadura del proletariado) nos aboca al conflicto crónico, del que saben pescar los menos escrupulosos para hacerse con el poder.

Menudo speech he largado, gringo. Te pido disculpas. Sólo quero que quede claro que el pensamiento social cristiano está al margen de liberalismo económico o socialismo. Es la vía más realista y natural, la que aprendemos en nuestra propia familia y en nuestro pueblo o barrio.
17/08/15 1:22 PM
  
Palas Atenea
En cuanto a la limosna, puede pertenecer a la caridad o a la justicia. En el caso del óbolo de la viuda, alabado por Jesucristo, no pudo ser un acto de justicia puesto que la viuda estaba más para recibir que para dar. Se trataba de la limosna del Templo y la viuda hizo algo parecido a la mujer que derramó el perfume en los pies de Jesús, alabó a Dios con todo lo que tenía en un acto de amor (caridad); pero si yo renuncio a mis vacaciones para dar ese dinero a los que ayudan a refugiados o combaten enfermedades en países del Tercer Mundo, puede que esté ejerciendo justicia distributiva y no caridad. La justicia distributiva puede hacerse desde las instituciones o desde los particulares.
Así como la caridad no puede ser legislada, la justicia debe serlo pero eso no obsta para que particulares puedan hacer justicia por su cuenta, porque si la justicia no compitiera a cada uno de nosotros no sería una virtud cardinal.


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LA

Tengo una duda: si algunas limosna se enmarca en el concepto de justicia, ¿podemos llamarla propiamente limosna? ¿no sería más propio llamarlo retribución?
17/08/15 1:52 PM
  
Ramontxu
Creo que no lo entiendes, LA. La justicia social no es "retributiva". El derecho a tener cubiertas las necesidades básicas no procede del esfuerzo, del trabajo o de los méritos que uno haga, sino, simplemente, del hecho de ser miembro de la sociedad. Se trata del convencimiento de que la riqueza la crea la sociedad y, por lo tanto, todos los miembros de la sociedad tienen derecho a una parte sólo por pertenecer a ella. Esa parte será distinta según el papel que desempeñen, pero no puede ser cero. No se trata tampoco de solidaridad (que es generosidad gratuita), sino de respetar un derecho. Esto no va ni en contra de la propiedad ni en contra de la renta.

La limosna, por el contrario, parte de la aceptación de la pobreza como un hecho natural. Tú mismo, empiezas contestándome que no es así, pero luego enlazas frases como "Que la pobreza ha existido y sigue existiendo es un hecho, una realidad... llamarla estado natural parece implicar un conformismo, y eso no es lo que dice Jesús... a los pobres siempre los tendréis con vosotros... ningún sistema de organización política o económica acabará con eso...". Estás diciendo que la pobreza es inevitable, de lo que se deduce que la limosna no trata de solucionarla, sino sólo, como mucho, de paliarla en algunos casos.

Como ves, se trata de dos visiones totalmente distintas. La primera considera que la excesiva desigualdad (hasta el punto de que algunos no tengan para comer), es una injusticia, la conculcación de un derecho de unos por parte de otros, algo que hay que solucionar. La segunda considera que esa desigualdad es "un hecho, una realidad" ante la que el cristiano tiene que tomar una postura solidaria, ser generoso, dar limosna... pero, en definitiva, se trata de algo que no tiene solución. Y por lo tanto (esto no lo dices tu explícitamente, pero es la conclusión lógica) no hace falta tratar de solucionarlo.

En cuanto a lo de que " ...lo que de verdad funciona es la limosna", tendrías que aportar datos para respaldarlo. Lo que ha solucionado la pobreza hasta ahora son las políticas de distribución de la riqueza: pensiones, seguros de desempleo, sanidad y educación gratuitas, viviendas solidarias, renta básica... Lo que hay en los países escandinavos, aunque tu digas (¿en base a qué?), que no, o en Japón. O incluso en España, aunque aquí todavía no sea suficiente. Por el contrario, ¿en qué país del mundo se ha resuelto el problema social de la pobreza de forma estable y generalizada a base de limosnas? A menos que a los impuestos los llames limosna...

Que pases buenas vacaciones.

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LA

La descripción que haces en tu primer párrafo es muy similar a la que yo hago en la contestación a tu primer comentario. No hallo contradicción, ni tampoco con lo que enseña la Iglesia católica. Por supuesto que lo mínimo en salud, alimentación, vivienda o educación debe estar al alcance de todos los miembros de una sociedad, en una comunidad que se precie de humana y civilizada. Ese pensamiento, de hecho, es muy cristiano.

Si he hablado de justicia retributiva es por esta frase tuya que me ha inducido al despiste: "corregir las tendencias de la economía dejada a su aire con el fin de dar a cada cual lo que es suyo." Ahí introduces un matiz que da a entender que la "economía dejada a su aire" (¿capitalismo?) es la responsable de que exista gente pobre. Yo disiento en tanto que afirmación categórica, no en todos los casos es así: es posible que a un pobre concreto "lo suyo" sea que siga siéndolo. El asunto es complejo.

La limosna, sobre todo la institucional, es la que atiende a las personas con más riesgo de exclusión y pobreza. Y eso se ve más claramente en la crisis actual que sufre Occidente. Mientras los parlamentos y gobiernos discuten interminablemente el alcance de medidas de ayuda, o legislan planes de choque que no tienen dotación económica, las ONG (y en cabeza las inspiradas por los principios cristianos), están a pie de calle actuando desde el primer día y, prácticamente, hasta el último rincón. Tal vez no resuelvan "el problema de la pobreza" así en abstracto, pero resuelven numerosos problemas a muchas personas que, por circunstancias de la vida, atraviesan un momento de necesidad grave.

Por último, me permitirás que puntualice: yo he dicho que la existencia de pobres (por cierto, es una situación, no un estado permanente; los pobres no son una clase social. Afortunadamente hay pobres materiales que consiguen salir de esa situación, e igualmente personas sin problemas económicos que caen en ella por muchas circunstancias) es una realidad, no un hecho natural.
No son dos términos sinónimos.

Algo natural significa que está en la naturaleza del mundo que Dios ha dispuesto (que está dentro del "orden natural de las cosas" como tú vienes a decir), y que por tanto tiene una raíz necesariamente buena y por tanto un sentido positivo de algún modo, o al menos aceptable para el mundo. Tal cosa ni la afirmo ni la sostengo.

Lo que digo es que es una realidad. Que ha existido, que existe y que existirá. No es bueno, pero es que el mundo está lleno de cosas reales que no son buenas. Como el pecado, que tampoco es natural y sin embargo es una realidad.

Creo que no estamos tan lejos en la forma de querer solucionar los problemas, pero es evidente que nuestra base de pensamiento es muy diferente.

Gracias, espero que tu también tengas buenas vacaciones si es que puedes disfrutarlas ahora.
17/08/15 4:36 PM
  
gringo
Recuerdo un programa de una cadena de la TDT llamado "millonario anónimo".
En los EEUU un señor se hacía pasar por un pobre y le presentaban a gente con problemas, y al final descubría su verdadera identidad y a golpe de chequera pretendía arreglar todos los problemas.
Y todo el mundo llorando y aplaudiendo. Qué buenos son los ricos! .
Lo que me llamó la atención del programa es que las historias de la gente desgraciada te hacían ver desde el punto de vista europeo no lo generosos que eran los ricos filántropos, sino la necesidad de un buen sistema de seguridad social.
Una mujer era pobre porque como tantos trabajadores americanos autónomos no tenía ningún tipo de cobertura sanitaria. Sufrió un accidente laboral, le atendieron de urgencias y en cuanto estuvo estabilizada la echaron a patadas. Literalmente llegó a decir "acabé debajo de un puente con la espalda llena de clavos".
Otro caso era el de una familia con una hija enferma de cáncer, y aunque ambos padres trabajaban sin embargo los seguros médicos ofrecidos por sus empresas no cubrían el tratamiento para la niña, de forma que todo su sueldo se gastaba en medicinas.
(En los EEUU no tienes cobertura médica y te la pagas de tu bolsillo o bien si trabajas para una empresa esta te contrata un seguro pero en las condiciones que ella elige).
Esa gente por supuesto agradeció la limosna, pero eran pobres porque el sistema económico político y social de su país daba pie a ello.
Aquí en Europa hasta un parado tiene derecho a que sus hijos sean tratados de cualquier enfermedad.
Caray creo que hasta los inmigrantes ilegales tienen ese derecho! .
Me parece muy bien que los millonarios gringos den limosna, pero si son ellos de facto los que dominan la política, son ellos los que financian las campañas e incluso la mayoría de senadores y cargos importantes son millonarios ellos mismos, sería mucho más útil aprobar leyes sociales que protejan económicamente a los trabajadores y los menores.
Porque la perversión del sistema es que cuando el rico da limosna, solo está devolviendo una parte de lo que ha robado.

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LA

La filosofía en la que se fundó los Estados Unidos fue la de la libertad a ultranza (de ahí ciertas "peculiaridades" como que todo el mundo pueda tener un arma a partir de cierta edad); un tipo de liberalismo muy individualista, el arquetipo de liberalismo radical que te comentaba en el mensaje anterior. Para ellos la iniciativa privada y los derechos personales son como su religión. Y a tu crítica te dirán que esa filosofía les ha convertido en la primera potencia económica, política y militar del mundo.
Eso naturalmente crea grandes diferencias sociales, pero ellos lo defienden diciendo que alguien emprendedor y trabajador puede llegar al país sin nada y convertirse en millonario. Lo que llaman "el sueño americano" (un sueño muy materialista, por cierto), sobre el que gira buena parte de su ideal, su orgullo y su patriotismo.
El hecho de que para la mayoría fracasada en el empeño resulte ser la "pesadilla americana" no parece cambiar ese concepto. Sigue siendo el país con mayor inmigración del mundo.
Es obvio que hay bastante gente por ahí que lo considera encomiable.

Eso se traslada a la cobertura sanitaria o las pensiones. Allí cada uno se paga seguros para atender esas necesidades. Según sea de bueno tu trabajo, tienes un seguro mejor o no. Naturalmente, los que tienen trabajos de muy baja calidad o están en paro no tienen ningún seguro. El 15% del total de la población el año pasado, lo que hace unos 48 millones de personas, es decir, más que toda la población de España. Estos quedan abocados a la sanidad pública yanqui, que es muchísimo más limitada que la europea, de peor calidad y que además no cubre muchas de las enfermedades más graves, limitándose además a atender únicamente a jubilados y personas registradas como "pobres", por lo que los pequeños empresarios o los trabajadores por cuenta ajena están totalmente excluidos.

Obama ha intentado modificar eso con el famoso plan del Obamacare, que exigía que todo el mundo estuviese cubierto por un seguro médico, y que tanto rechazo ha suscitado entre la mayoría de republicanos.

Ni que decir tiene que el sistema estadounidense no es el que responde al espíritu católico de la doctrina social de la Iglesia, sino que proviene de una filosofía muy distinta.
Tampoco la limosna del rico del programa de la tele tiene mucho que ver con lo que yo he comentado en el artículo: la limosna cristiana no es filantropía (mucho menos salir en la tele para promocionarse... "cuando des limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha"). Es una vertiente más de un camino espiritual de renuncia a atarse a las cosas del mundo para confiarse más a Dios, así como un modo de manifestar el amor al hermano, en este caso al más necesitado materialmente.

Eso no quiere decir que yo esté de acuerdo en que todo rico lo es automáticamente porque ha robado. Es una generalización burda, demagógica e injusta. De hecho, cualquiera que estafe, explote o robe para ganar dinero (sea "rico" o haya fracasado en el empeño) debe ser puesto ante la justicia para que devuelva lo sustraido ilegítimamente. Y el que lo haya ganado honradamente no tiene porqué sufrir la calumnia de ser acusado sin fundamento.
19/08/15 12:47 PM
  
¡Bah...!
Un simple apunte; se podría decir que el caso de EEUU es, más que nada, una meritocracia. Sin pretender que aquí sea igual para nada, ya que a mi juicio es excesivo, la verdad es que algo de eso (méritos y no amiguismo, ni choriceo), nos vendría muy bien en España.

Saludos Cordiales y feliz verano.

19/08/15 3:50 PM
  
gringo
Los llamados padres fundadores de los EEUU tenían un curioso concepto de libertad, si recordamos que Washington, Jefferson y tantos otros eran dueños de esclavos.
Que mucha gente emigre a EEUU no significa que consideren su sistema encomiable, sino que en otras partes están aún peor.
Obviamente yo prefiero vivir en un país sin buena cobertura médica pero donde al menos puedo comer.
También es obvio que no todo el mundo se hace rico explotando directamente a la gente, pero al deportista que gana más con contratos de publicidad que por su ficha de su club, le podríamos decir que las zapatillas que promociona se hacen en talleres donde niños trabajan en semi esclavitud. O al inventor de Facebook le acusaremos de violar nuestra privacidad y vender nuestros datos sin nuestro permiso o después de engañarnos tras una maraña legal al aceptar las condiciones de uso de su criatura.
Y el empresario que dice que crea puestos de trabajo también es el que paga trabajos "científicos" para demostrar que para nada su fábrica está envenenando el aire.
Y en cualquier caso si son los ricos los que condicionan la política, cuando no los que gobiernan directamente (Donald Trump presidente? ), son ellos los principales responsables de la situación.
Repito lo dicho por Gregorio Magno, si eres rico y tu vecino se muere de hambre y no haces nada, eres culpable de homicidio.

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LA

San Gregorio Magno fue un gran papa.

Por otra parte, citas los casos de personas ricas o poderosas que realizan fraudes o explotación. Serán criticables y hasta condenables, sin duda; pero por los pecados y delitos, no por la cantidad de ceros en que se puede valorar su patrimonio. También los menos ricos tienen el privilegio de poder mentir, manipular o robar, a su nivel.

Naturalmente, puedes pensar que toda persona rica necesariamente ha hurtado (él o sus antepasados) para serlo. Como ya te he dicho, discrepo. Pero si es tu convicción, eres muy libre.
19/08/15 6:50 PM
  
Palas Atenea
Me encanta que gringo y Bah discrepen en cuanto a EE.UU. No tengo ninguna simpatía especial por ese país pero fue fundado en base a lo que en España se decía: "A quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga". El mérito, pero también la suerte personal, están en la base del sueño americano y el aguantarse si las cosas salen mal también.
En una sociedad como la americana la filantropía es usual pero ésta no es justicia, ni caridad, ni limosna. En primer lugar nunca es totalmente desinteresada porque tiene ventajas fiscales y sociales.
Todas las actrices y actores americanos que ganan un pastón se van a África a colaborar con no sé que fundación y a sacarse fotos con los locales, además de deducir la ayuda de los impuestos. Pero siguen viviendo maravillosamente bien, con lo que se deduce que lo que dan no les descalabra. En eso no son distintos de los mecenas y los señores renacentistas.
Toman las obligaciones de los ricos de siempre, entre las cuales está destinar parte de su fortuna-según momento y voluntad-a los necesitados: hospitales, investigación de enfermedades, ayuda al Tercer Mundo. Munificencia se llamaba antes eso, pero, para los griegos había que se rico para se munificente, un pobre nunca lo era.
La justicia parte de la razón dirigida hacia el bien colectivo y la caridad de un reblandecerse de las entrañas relacionado con el sentimiento. Por eso los justos saben que son justos y tienen a la justicia en sus labios continuamente y los caritativos no saben que lo son y tampoco nombran a la caridad. Se piensa la justicia, se siente la caridad. Pero la filantropía no se ajusta a una ni a otra y puede tener mil explicaciones no tan excelentes: pura munificencia.
21/08/15 10:58 AM
  
Palas Atenea
Hay un libro de la Editorial Siruela: "La bondad insensata. El secreto de los justos" de Gabriele Nissim que cuenta casos de personas con conciencia. La recta conciencia inclina al bien pero el bien puede ser justicia o caridad, así que hay biografías que indican una cosa y otras que indican otra.
La palabra justo tal como la emplean los judíos es mucho más que justicia. En la Biblia el justo es el que camina por los senderos de Dios sin apartarse de ellos y así deben de entenderse las palabras de Jesús a Juan el Bautista cuando éste se considera indigno de bautizarle. Jesús le dice que debe cumplirse toda justicia (en el sentido que debe cumplirse lo estipulado como bueno para todos incluso en Él que no necesita ser purificado).
Por eso los judíos llaman justos a los salvadores de judíos aunque en puridad se trató de misericordia. Sólo en una de las biografías que leí-y he leído muchísimas-la de la Condesa Maria von Maltzan, ella dice que obró porque tenía un sentido muy estricto de la justicia, debido a su biografía personal, y lo que les estaban haciendo a los judíos eran injusto, por lo que se sintió obligada a intervenir. El resto de los salvadores no habla de justicia para nada: o no contestan o lo hacen por otras razones.
Para un judío un justo y un misericordioso son la misma persona pero, actualmente, no es así.
Podemos decir que la Condesa María von Maltzan se planteó el salvamento de judíos racionalmente, por justicia, pero en el caso de los demás que acogieron judíos en sus casas más bien fue un reblandecerse de las entrañas, un condolerse, que es más propio de la caridad o la misericordia. Por la mera justicia es difícil llegar a afrontar riesgos personales, en cambio la caridad suele afrontarlos aunque, por desgracia, no sea la conducta más frecuente. Sólo así se entiende llamar insensata a la bondad.
21/08/15 11:33 AM
  
gringo
Y al final podemos filosofar sobre caridad, limosna y justicia.
Pero a la hora de la verdad cuando una horda de harapientos llaman a la puerta de Europa, pidiendo auxilio pues huyen de una guerra y un gobierno los rechaza solo porque son musulmanes, unos cristianos (quiero pensar que son una minoría) aplauden entusiasmados.
Caridad? Limosna? Justicia?.
Esos "cristianos" entienden de eso?.

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LA

Usualmente, los gobiernos obran con el dinero público como desean sus dirigentes, no como quiere el pueblo. Mal servicio hace a Cristo quien piensa así, pues el socorro al más necesitado debe atenderse independientemente de sus creencias.

Pero pasa así con todos. No hace muchos días que la nueva concejal de Políticas sociales del flamante consistorio de Santiago de Compostela, Concha Fernández, psicóloga del partido Compostela Oberta (la marca local de Podemos), ha retirado la ayuda pública (o sea, de todos los compostelanos, no propiedad suya) a dos asociaciones que ayudan a embarazadas con problemas o riesgos de exclusión social: Red Madre y Centinelas.

Según la concejal, ayudar a madres con embarazos problemáticos y tratar de convencerlas de que no maten a sus hijos, ofreciéndoles cobijo, alimentos infantiles, ropa, asesoramiento psicológico y legal, es "cruzar una línea roja política e ideológica, y choca contra sus compromisos políticos y programáticos".

Malo es lo de Eslovaquia, pero peor es esto, y mucho más cerca.

Saludos.
21/08/15 1:52 PM
  
Palas Atenea
gringo: En Europa-salvo los llegados de América-la inmensa mayoría son musulmanes y entre ellos hay algunos- los pakistaníes, por ejemplo-que no son refugiados sino emigrantes. Todos los pakistaníes que conozco pueden volver al Pakistán cuando quieran, y algunos de ellos lo hacen, porque nadie les persigue. Simplemente huyen de un país con pocos recursos económicos. Un refugiado no es igual que un emigrante, los sirios serán refugiados pero los pakistaníes no lo son. Sin embargo a todos se les acoge por igual.
23/08/15 9:39 PM
  
Palas Atenea
¿Qué criterio discriminatorio es más injusto el religioso o el sexual? En casos de crisis suele utilizarse algún criterio, por ejemplo el capitán del Titanic decidió salvar a las mujeres y obligó a los hombres-con excepción de los marinos que dirigían las barcas-a quedarse en el barco. Las listas de muertos que aparecen en internet dan fe de ellos. Que yo sepa ninguna feminista ha protestado por ello. Y ni siquiera sé si sigue vigente el derecho consuetudinario que abala esa práctica discriminatoria donde las haya: "Los niños y las mujeres primero". Los niños son el futuro pero la mujer y el hombre pueden morir igualmente con igual pérdida para la humanidad.
Sophie Scholl tuvo que sostener su igualdad reclamando los mismos "derechos" que su hermano cuando le dijo a su abogado: "No espero nada de usted, pero cerciórese de que la pena que apliquen a mi hermano sea la misma que la mía porque ambos hemos colaborado en pie de igualdad". Ella sabía que entre los nazis era muy corriente condenar a muerte a los hombres como organizadores y a cárcel a las mujeres como colaboradoras, salvo en delitos de espionaje.
El criterio discriminatorio de los nazis favorecía a las mujeres precisamente porque las despreciaban. Irónico ¿no?
Los eslovacos, desde luego, han elegido un criterio discriminatorio pero no más del que usó el capitán del Titanic sin que nadie parezca reparar en ello. ¿A qué de eso no te habías dado cuenta de esa injusticia, gringo?

24/08/15 10:48 AM
  
gringo
Palas Atenea, de lo que tú no te has dado cuenta es que el Capitán del Titanic en una situación de emergencia si hubiera podido los habría salvado todos, como era su deber.
Pero debía escoger a quién salvar en primer lugar, y decidio auxiliar primero a los físicamente más débiles y después a los más fuertes.
Lo que hace el gobierno de Eslovaquia es decidir ayudar a unos y cerrar la puerta a otros.
Es como si en el Titanic el capitán hubiera dicho "a los botes SOLO mujeres y niños".
Entiendes la diferencia entre ayudar prioritariamente a unos y ayudar solo a unos?
Es vomitimo que un gobierno escoja un criterio religioso, o racial, para ayudar a unos refugiados de guerra.
Ni siquiera han disimulado un poco admitiendo a una minoría de musulmanes.
En Siria muchos musulmanes luchan contra el ISIS, tal vez el gobierno está rechazando a la viuda y los huérfanos de un oficial que murió defendiendo a los cristianos de Alepo.
Pero la ignorancia militante hace que algunos piensen eso tan cómodo de "son todos iguales".
26/08/15 8:55 PM
  
gringo
Luis, por supuesto soy partidario de ayudar a las madres solteras.

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LA

No lo dudo, gringo.

Red Madre ayuda a las madres con problemas, sobre todo a aquellas que están pensando en abortar, sean solteras o casadas. Creo que Centinelas hace algo similar.

No se me ocurre quien puede ver algo malo en ello, ni que "diferencias ideológicas" pueden provocar que un consistorio deje de ayudar a organizaciones con dichos propósitos.
No puedo pensar bien de ideologías así, si tal es su forma de razonar.
26/08/15 8:57 PM
  
gringo
Qué mundo!.
Da igual que las imágenes sean en color o en blanco y negro. Grabadas en celuloide o en soporte digital.
Campos de concentración en Europa. Gente huyendo desesperada saltando muros y atravesando alambradas. Ayer y hoy.
Hace unas semanas conmemoraciones oficiales por la matanza de Sebrenica, ocho mil hombres bosnios asesinados por la milicia serbia por ser musulmanes. Las mujeres violadas para que carguen toda su vida con el trauma y la vergüenza. Algunas de las que se quedaron embarazadas dieron a luz y se acabaron suicidando con sus hijos.
Ocurrió hace apenas veinte años, no fue un episodio medieval.
Y ahora cuando miles de sirios tratan de pasar de Serbia a Hungría, este país que se rebeló contra los soviéticos pidiendo libertad, levanta un nuevo telón de acero para proteger a la Europa capitalista.
Ellos querían huir de la tiranía de un régimen dictatorial, pero no admiten a los que huyen de dos regímenes dictatoriales, uno socialista aliado de Moscú y otro islamista aliado de Riad.
Y lo peor de todo si en Serbia se volvieran a encargar de los musulmanes como hace veinte años, cuántos "cristianos" disfrutarían con la noticia.
Ahí andan desempolvando bulas de cruzada de hace mil años.
Los eslovacos no admiten musulmanes, los húngaros levantan un muro. Estas naciones que en su momento fueron aliadas de Hitler y luego satélites de la URSS no están para dar lecciones morales. No se acuerdan de cuando eran ellos los harapientos que huían.

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LA

Está más que demostrado que la religión sólo fue un ingrediente más en el caldo de conflictos étnicos balcánicos. Detrás estaba el odio nacionalista; un nacionalismo cuyos mensajes no eran muy distintos antes de la guerra que los que puedan propagar el vasco y catalán (victimismo, miedo al otro, lista de agravios históricos, etc). Sólo hacía falta la espoleta para hacer estallar todo. La demostracíón es que los serbios no atacaron a otros musulmanes que a los bosnios, ni a otros católicos más que los croatas. Y viceversa.
El nacionalismo es producto de la variante romántica del liberalismo político. Emplea la religión, como puede emplear la lengua, la raza o el folklore. Sólo son excusas. Su único dios es la nación.

El socorro y ayuda básica y humanitaria a los emigrantes es inexcusable. Las condiciones de acogida y regularización, en cambio, deben ajustarse a unas normas y leyes. Que deben ser equitativas, para no crear discriminación a los emigrantes que han seguido los pasos legales, e igual han tenido que esperar varios años para poder entrar al país legalmente.

Como dice Palas, una cosa son los refugiados que huyen de guerras, y otros los emigrantes económicos que simplemente buscan una vida mejor. Los primeros suelen acogerse a campos de refugiados no lejos de las fronteras de sus países, en espera de que cesen los conflictos armados para regresar a sus casas. Tienes como ejemplos los refugiados palestinos o los saharauis. Esta avalancha de miles de sirios con sus familias, en desoladora procesión por toda Europa en busca de El Dorado alemán o escandinavo, resulta un tanto insólita. Cierto que el conflicto sirio dura ya 4 años y sin visos de acabar, pero que se haya concentrado todo el periplo este verano a mi me da que pensar. Me pregunto cuántos de ellos provienen directamente de Siria, y cuántos de campos de refugiados en Turquía que han sido desmantelados y sus ocupantes convenientemente enviados hacia el oeste.

Mezclados con ellos vienen emigrantes de otros sitios en los que no hay guerra y para los que habrá que estudiar el modo de regularización según las condiciones legales previstas en cada caso. En nuestra visión eurocentrista, todos son lo mismo, pero entre ellos hay pueblos muy diversos (nada tiene que ver un eritreo con un sirio o con un pakistaní) con orígenes, condiciones y motivaciones muy diversas. El hecho de que los traigan las mismas mafias en las mismas embarcaciones en un tiempo concreto no los convierte en un sólo pueblo.

El terrible conflicto siro e irakí (en el que los cristianos han sido objeto preferente de persecución, aunque apenas se hable de ello en España) implica un gobierno, el de Asad, ligado a Irán por afinidades religiosas (su relación con Moscú, o Pekín, es más débil y circunstancial). El Daesh fue financiado inicialmente por Qatar y algunos miembros de la familia real saudí (me pregunto si no siguen financiándolos de algún modo), que son aliados preferenciales de Occidente, principalmente por su petróleo.
Pero olvidas citar, gringo, que la guerra civil siria se inició por una coalición política de la oposición financiada, apoyada y armada por Estados Unidos (el premio nobel de la paz Obama llegó a planificar una intervención militar frenada por la oposición de Putin), Reino Unido y- en menor medida- Francia, en el marco de las desgraciadas "primaveras árabes", porque representaban partidos políticos de corte demócrata liberal. O sea, los "nuestros". Los anglosajones son especialistas en organizar guerras civiles a los demás. Sería interesante plantear que los refugiados sirios fuesen repartidos entre estos tres países en partes iguales, y así podrían asumir su parte de responsabilidad en el comienzo del conflicto.

Por último, gringo, ninguna organización católica está "desempolvando" bulas de cruzada. Y mucho menos contra las pobres familias migrantes. Lo que piense cada uno en su fuero interno es algo que no podemos juzgar sin caer en temeridad.
27/08/15 12:31 PM
  
Palas Atenea
Nones, gringo. Las mujeres no somos las más débiles, porque si admitimos eso no puede haber igualdad. Además no se trata de levantar pesos ni de hacer carreras sino de morir o vivir en un lugar donde ni un campeón de natación habría podido llegar a ninguna orilla. Para morir servimos todos. Por otra parte no fue una decisión del capitán del Titanic sino una ley consuetudinaria que avalaba esa práctica (y no sé si sigue vigente hoy en día) Práctica totalmente discriminatoria donde las haya que ha posibilitado que miles de mujeres se hayan salvado en los desastres a costa de los hombres.
27/08/15 1:08 PM
  
Palas Atenea
Por otra parte en esa situación, en la que no todos podían salvarse, si el capitán del Titanic hubiese decidido salvar primero a los presbiterianos ¿te hubiese parecido un criterio válido? Seguro que no, pero salvar a las mujeres si lo es. Persona por persona un hombre y una mujer valen lo mismo, igual que un presbiteriano y un católico. El lanzar una moneda al aire o el orden alfabético (los de la A, los de la Z, los de la M) habría sido más justo. Toda mujer sabe que los hombres serán los últimos, así que cuantos más hombres haya en una situación de emergencia mejor para nosotras porque eso nos garantiza el salvamento. ¿O las feministas radicales han cambiado la costumbre? ¿A qué no?
27/08/15 1:32 PM
  
Palas Atenea
Acabo de oír en el telediario que los alemanes están planteando como criterio para la Comunidad Europea el de refugiado. Si no pueden atender a todos darán preferencia a aquellos que huyen para salvar su vida sobre los que buscan trabajo. Lo cual pondría a los sirios en situación de mayor acogida que, por ejemplo, los pakistaníes.
Si nos ponemos hipercríticos, tendencia muy moderna, también sería un criterio discutible, como el de atender a mujeres antes que a hombres en las catástrofes o dar primacía a los cristianos sobre los musulmanes. El problema es que unos criterios arbitrarios se aceptan sin problemas-porque todos son arbitrarios- y otros no.
Hay muchas personas que arriesgan su vida cruzando el mar en pateras sólo para huir de la pobreza extrema y otros huyen de la guerra. El número de cristianos que huyen de la guerra es mayor que el de cristianos que huyen por hambre, aunque ni muertos reconocerán algunos que los cristianos son minorías perseguidas, aunque no sean los únicos perseguidos. Lo mismo que los judíos eran minorías perseguidas pero tampoco los únicos. El caso es que los judíos de Europa desaparecieron prácticamente y los cristianos de Oriente también.
27/08/15 10:53 PM
  
gringo
Luis:

-Es malo o no desde la moral cristiana rechazar a refugiados de guerra basándose en que sean musulmanes? .
Hay algún pasaje en los Evangelios donde Jesús diga que los de otra religión quedan excluidos del concepto de "projimo"?.
La islamofobia como postura que pre-juzga a cualquier musulmán como tertorista en potencia, es aceptable para un católico? .

-Asad es un dictador sanguinario que arroja napalm sobre la población civil y que financia grupos terroristas como Hizbulá. Deponerlo en principio no tiene nada de malo, la cuestión es por qué se le sustituye. Si el recambio va a ser un gobierno islamista terrorista pues entonces habrá que admitir que igual Asad es el mal menor.

-Los países de la región que son mucho más pobres que los europeos están saturados de refugiados. Por ejemplo Jordania tiene la tercera parte de su población de origen palestino, por culpa de las guerras con Israel. A eso se sumaron millones de iraquies, y ahora encima los sirios.
No pueden acerse cargo de todos.
No he escuchado al gobierno eslovaco ofreciéndose a financiar campamentos de refugiados en Turquía, simplemente su postura es "no queremos vuestra basura".
Además qué perspectiva tienen los sirios de volver a corto a su país, cuando todo el mundo admite que derrotar al Daesh llevará décadas y cuando la economía del país está destrozada.
Un padre no puede quedarse cruzado de brazos viendo a su hijo muerto de hambre en una tienda de campaña en Turquía. Es lógico que trate de buscar un futuro mejor en un país rico como Alemania.


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LA

"-Es malo o no desde la moral cristiana rechazar a refugiados de guerra basándose en que sean musulmanes?"

En cuanto a la atención básica a personas que huyen de la guerra, es inmoral hacer distinciones según su religión. En cuanto a proporcionar un permiso de residencia estable, cada país tiene sus leyes que deberán ser cumplidas.

"Hay algún pasaje en los Evangelios donde Jesús diga que los de otra religión quedan excluidos del concepto de "projimo"?."

No, y ahí está la parábola del buen samaritano. Si acaso el concepto de prójimo invita a amar más aún a los cercanos que a los lejanos a los que probablemente no trataremos nunca.

"La islamofobia como postura que pre-juzga a cualquier musulmán como tertorista en potencia, es aceptable para un católico?"

No, por supuesto. Lo que no quita que las fuerzas de seguridad puedan establecer una vigilancia más estrecha sobre una comunidad concreta si de ella es de donde salen los terroristas en un lugar y tiempo concretos. Eso es prudencia, no odio.

"-Asad es un dictador sanguinario que arroja napalm sobre la población civil y que financia grupos terroristas como Hizbulá. Deponerlo en principio no tiene nada de malo, la cuestión es por qué se le sustituye. Si el recambio va a ser un gobierno islamista terrorista pues entonces habrá que admitir que igual Asad es el mal menor."

Pues no estoy de acuerdo. Asad es un autócrata... como hay a docenas en África y Asia, presidentes de repúblicas teóricas que en el fondo han establecido un partido único que domina la sociedad por la corrupción y el miedo. A mi esa forma de gobierno me parece ilegítima, porque la sociedad no toma participación en ella, pero ¿es justificable montar una guerra civil en cada país donde eso ocurre?
¿Financia grupos como Hizbulá? Estados Unidos ha financiado a lo largo de la historia a los talibanes, a la Contra nicaragüense, a varias guerrillas sanguinarias en África y a otros grupos tan poco recomendables en todo el mundo ¿invadimos Estados Unidos para derribar a cada presidente del gobierno que ha hecho tales cosas?
Deponer a un mal gobernante no es malo, pero la actitud de decidir tales cosas desde fuera, hacerlo sin apenas contar con la población y- forzoso es decirlo- por razón de una partida geoestratégica de alto nivel (conflicto entre los países árabes del golfo e Irán y, a más alto nivel, entre Estados Unidos y Rusia) es indigno, y nos quita a los occidentales bastante legitimidad para ir diciendo a los demás lo que deben hacer.

La historia de las llamadas "primaveras árabes", todas ellas apoyadas por Estados Unidos, Europa y (disimuladamente) Israel, es una auténtica muestra de la miopía y la ignorancia arrogante de Occidente. La intervención militar en Irak para derribar a Saddam Hussein ha roto el país en 3, convirtiéndolo en inviable; la intervención en Libia ha provocado otro estado partido. Lo mismo se puede decir de Siria. En los tres hay territorios enormes en manos del yihadismo salvaje salafista, en los tres se derribaron dictadores (salvo en Siria, que están en ello) para dejar tras de sí un caos. En Egipto la primavera trajo... un gobierno islamista que fue derribado inconstitucionalmente por un golpe de estado militar (ante el que todo el Occidente calla y mira hacia otro lado). En Túnez, el país mejor parado, hay otro gobierno islamista moderado. Argelia vive desde hace décadas una calma tensa, con grupos terroristas islamistas operando en el país perseguidos por la policía y el ejército en una guerra sorda. Líbano es un permanente polvorín con crisis ministeriales constantes (y eso que es el más estable). En Bahrein las protestas de la mayoría chíi fueron reprimidas duramente por la minoría gobernante sunní con el silencio de los medios de comunicación internacionales.
No creo que los Occidentales podamos sentirnos muy orgullosos de nuestro aliento a todos los disturbios del mundo árabe.

No dudo que muchos sirios no quisieran a Asad, pero estoy seguro que la inmensa mayoría de ellos preferirían que siguiera Asad a una guerra terrible y desgarradora que ya va para 5 años. Alguien les engañó para sumirlos en el caos y la destrucción.

En cuanto al resto, entiendo que tienes razón en líneas generales. En realidad, el Daesh llevará décadas eliminar simplemente porque ninguna potencia se quiere meter en ese avispero. Es obvio que si Estados Unidos, China y Rusia quisieran eliminarlo y emplear toda su fuerza, duraría pocas semanas.
Por lo demás, entiendo que la mayoría de sirios quiera huir del país en busca de una vida mejor. Sencillamente, el hecho de que se dirijan a Alemania, Reino Unido o Escandinavia, cuando cualquiera de los países por los que pasan ofrece un futuro mejor que Siria, ya indica que hay algo más que simple desesperación (muy comprensible, por otro lado).

Por cierto, es muy sencillo criticar a los gobiernos de Hungría o Eslovaquia por querer frenar la entrada de emigrantes con leyes o alambradas. La pura realidad es que los inmigrantes no se quieren quedar en esos países. La pura realidad es que lo más cómodo para Hungría o Eslovaquia sería darles paso libre, como han hecho Macedonia y Serbia. La pura realidad es que están haciendo de guardias jurados de los países potencialmente receptores. la pura realidad es que la responsabilidad recae sobre los grandes países de Europa y la caótica aplicación de la legislación sobre migraciones.
02/09/15 10:06 PM
  
gringo
Luis:

-Lo que ha ocurrido en Siria no es nuevo.
El hijo es como el padre. En los ochenta Asad padre también aplastó a sangre y fuego una rebelión del pueblo. En Siria hay una mayoría sunita discriminada y gobernada por una minoría alauita, que se apoya en otras minorías como los cristianos y los drusos.
Cuando el gobierno controla la economía y decide quién trabaja y dónde (en Siria gobierna el Baaz una suerte de socialismo nacionalista árabe) se crea el caldo de cultivo para que los desheredados decidan que la violencia es el único recurso.
Ya de paso recordemos que papá Asad apoyó a los musulmanes contra los cristianos en la guerra civil del Líbano. Así que el régimen Sirio no es que ame precisamente a los cristianos, es simple cálculo político, me conviene apoyarlos en mi país y destruirlos en otro.
No creo que la guerra civil en Siria responda a ninguna conspiración internacional por tanto, sino que se debe a problemas internos, aunque una vez comenzada todas las potencias se han implicado de alguna forma.
Y desde luego cuando un gobierno insiste en mantenerse en el poder a base de masacrar a la población civil, la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados. Da igual que lo haga una milicia sunita o alauita.

-Tampoco creo que haya una mega conspiración para acabar con los cristianos en Oriente Próximo. Ellos son daños colaterales en una guerra entre musulmanes que se complica con los conflictos étnicos entre árabes y kurdos.

-Si los occidentales no podemos sentirnos orgullosos de nuestra política exterior con respecto al mundo árabe, al menos tenemos la oportunidad de hacer algo decente en nuestra política doméstica, porque ahora esa gente está llamando a nuestra puerta.
Y la respuesta correcta no me parece la islamofobia.
Solo faltaba que les dijéramos "hemos provocado vuestras guerras civiles o las hemos empeorado, pero no os queremos aquí, volved al caos que hemos hecho".
Y sí es muy fácil y muy legítimo criticar al gobierno eslovaco cuando lo pone tan fácil, porque decir tan descaradamente que no admiten refugiados de guerra musulmanes es una violación clarisima de todos los acuerdos internacionales, de los derechos humanos universales, y de la ética cristiana.
Y qué decir de Hungría, ellos que se rebelaron contra el comunismo en los cincuenta y ahora levantan un nuevo telón de acero, no se acuerdan cuando eran ellos los que saltaban la alambrada.
Y repito: no son migrantes, son refugiafos de guerra, gente que no tiene opción.
Si escuchásemos que el gobierno de Turquía solo admite a refugiados musulmanes pero cierra el paso a los cristianos, a saber lo que algunos soltarían por la boca.

-En fin, solo somos dos personas hablando de cuestiones que se nos escapan, pero si al menos uno de los lectores de IInfocatolica que se dicen cristianos y creen que no hay que admitir refugiados de guerra en Europa, se da cuenta de su error, pues de algo habrá servido.
Estoy seguro de que si hubieran conocido como yo, a una madre con su hijo enfermo, que en plena noche nos llevaron al CETI de Ceuta cuando trabajaba allí, una mujer iraquí que huía de la guerra en el año 2005, que atravesó el desierto para llegar a Turquía y luego cruzó todo el Mediterráneo en la bodega de un barco hasta Ceuta. Todo su equipaje era una bolsa con las medicinas de su hijo.
Desde luego que cambiarían de opinión o es que simplemente no tienen corazón.
Y a mí que me importa si ella era musulmana o cristiana, árabe o kurda?.
En cualquier caso recuerden cristianos: "Tú también fuiste extranjero en Egipto".

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LA

"Lo que ha ocurrido en Siria no es nuevo.
El hijo es como el padre. En los ochenta Asad padre también aplastó a sangre y fuego una rebelión del pueblo. En Siria hay una mayoría sunita discriminada y gobernada por una minoría alauita, que se apoya en otras minorías como los cristianos y los drusos.
Cuando el gobierno controla la economía y decide quién trabaja y dónde (en Siria gobierna el Baaz una suerte de socialismo nacionalista árabe) se crea el caldo de cultivo para que los desheredados decidan que la violencia es el único recurso.
Ya de paso recordemos que papá Asad apoyó a los musulmanes contra los cristianos en la guerra civil del Líbano. Así que el régimen Sirio no es que ame precisamente a los cristianos, es simple cálculo político, me conviene apoyarlos en mi país y destruirlos en otro."


Naturalmente, mi mensaje anterior no pretendía justificar a Al Assad, simplemente que hay muchos dictadores como ese en el mundo. El partido Baaz, muy en la línea nasseriana, pretendió en sus orígenes ser una fuerza unificadora del panarabismo, en base a un nacionalismo laico y socialista light. Aquel sueño de los 70 de unificar a todos los árabes (recordemos la famosa República árabe unida de Egipto y Siria, a la que se quería unir también Irak, y que duró transitoriamwente de 1958 a 1961) ya sólo pervive en el Baaz sirio, degenerado, efectivamente, en el gobierno de una oligarquía, dirigida por los alauíes y algunos sunníes aliados. El apoyo de Assad a las minorías es circunstancial y por intereses (del mismo modo que en el Líbano apoyó a unos cristianos y también se opuso a otros, las cosas no son tan simples en ese pequeño país). Desde hace 20 años, y con la irrupción del islamismo como fuerza mayoritaria, el combate de chiíes respaldados por Irán contra sunníes respaldados por los países del golfo arábigo es la partida principal.
Los "desheredados" en lenguaje marxista no cuentan mucho en oriente Próximo. Sorprendentemente las tribus rurales de Irak y Siria tiene más peso a la hora de hacer política.

"Y desde luego cuando un gobierno insiste en mantenerse en el poder a base de masacrar a la población civil, la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados. Da igual que lo haga una milicia sunita o alauita."

Antes del estallido de la guerra civil el régimen de Al Assad hijo no era comúnmente acusado de "masacrar" a su población. Tampoco digo que la comunidad internacional se quede de brazos cruzados ante el mal. Simplemente indico que si en otros sitios se ha empleado la presión diplomática, los embargos o las sanciones, no sé porque Siria habría de ser distinta. Me parecen dobles varas de medir. Y sí creo que hay un interés político internacional detrás.

"Tampoco creo que haya una mega conspiración para acabar con los cristianos en Oriente Próximo. Ellos son daños colaterales en una guerra entre musulmanes que se complica con los conflictos étnicos entre árabes y kurdos."

No ha sido ese un argumento mío. Con todo, es obvio que Daesh masacra particularmente a las minorías religiosas, y a los cristianos además lo hace con mayor publicidad como forma de provocar a Occidente (por lo visto no se han enterado aún que a occidente, en general, la fe de sus padres y su herencia cristiana le importa un pimiento, su única religión es el dinero).

"Si los occidentales no podemos sentirnos orgullosos de nuestra política exterior con respecto al mundo árabe, al menos tenemos la oportunidad de hacer algo decente en nuestra política doméstica, porque ahora esa gente está llamando a nuestra puerta.
Y la respuesta correcta no me parece la islamofobia.
Solo faltaba que les dijéramos "hemos provocado vuestras guerras civiles o las hemos empeorado, pero no os queremos aquí, volved al caos que hemos hecho".


Evidentemente. Pero es que yo no he dicho, ni ha escrito nadie aquí que no haya alternativa más que la islamofobia. Hacer las cosas bien es una de ellas. Coordinarse todos los países de la UE para adoptar una postura común, también. Hablar claro y con autoridad sobre el tema sentando bases claras para una actuación efectiva, también. De todos modos, los responsables directos de los empastres en el mundo árabe son gobiernos que no han recibido ningún castigo por ello. Tal vez los ciudadanos europeos, aunque no seamos directamente responsables, sí hemos mirado hacia otro lado, encantados de vivir en nuestra burbujita de comodiades, demasiado tiempo.

"Y sí es muy fácil y muy legítimo criticar al gobierno eslovaco cuando lo pone tan fácil, porque decir tan descaradamente que no admiten refugiados de guerra musulmanes es una violación clarisima de todos los acuerdos internacionales, de los derechos humanos universales, y de la ética cristiana.
Y qué decir de Hungría, ellos que se rebelaron contra el comunismo en los cincuenta y ahora levantan un nuevo telón de acero, no se acuerdan cuando eran ellos los que saltaban la alambrada.
Y repito: no son migrantes, son refugiafos de guerra, gente que no tiene opción.
Si escuchásemos que el gobierno de Turquía solo admite a refugiados musulmanes pero cierra el paso a los cristianos, a saber lo que algunos soltarían por la boca."


Ya te he comentado que no estoy de acuerdo ni me parece cristiana la postura inicial de Eslovaquia (que no sabemos si será definitiva), pero no deja de ser una potestad que tiene su gobierno. No se les puede obligar a cambiar las leyes migratorias propias desde fuera (a ver si aprendemos), máxime cuando las grandes potencias europeas tampoco se quieren mojar. También te he dicho que el caso de Hungría no es igual, ni comparable a los años 50.
También te recuerdo que junto a refugiados de guerra hay otros migrantes económicos que vienen de países sin conflicto.
Por último, no juzgues lo que diría uno u otro comentarista de este portal en tal o cual supuesto, porque no lo sabes. Esa afirmación tuya no añade nada constructivo al debate.

"En fin, solo somos dos personas hablando de cuestiones que se nos escapan, pero si al menos uno de los lectores de IInfocatolica que se dicen cristianos y creen que no hay que admitir refugiados de guerra en Europa, se da cuenta de su error, pues de algo habrá servido.
Estoy seguro de que si hubieran conocido como yo, a una madre con su hijo enfermo, que en plena noche nos llevaron al CETI de Ceuta cuando trabajaba allí, una mujer iraquí que huía de la guerra en el año 2005, que atravesó el desierto para llegar a Turquía y luego cruzó todo el Mediterráneo en la bodega de un barco hasta Ceuta. Todo su equipaje era una bolsa con las medicinas de su hijo.
Desde luego que cambiarían de opinión o es que simplemente no tienen corazón.
Y a mí que me importa si ella era musulmana o cristiana, árabe o kurda?.
En cualquier caso recuerden cristianos: "Tú también fuiste extranjero en Egipto".


Yo también he trabajado varios años con inmigrantes (aunque no he visto un caso dramático tan directamente), y entiendo perfectamente lo que dices. Naturalmente hay que ponerse en la piel del que huye de forma tan penosa, y un corazón duro ante la desgracia ajena es contrario a cualquier mandamiento cristiano.
Pero eso no quita para que sea perfectamente legítimo que se pida que la emigración esté regulada y legalizada. No únicamente por las sociedades que acojen, sino también por los propios migrantes: los que están irregulares son víctimas fáciles de todo tipo de abusos.
Cada uno tendrá su opinión. A mi juicio las avalanchas incontroladas de inmigrantes acaban creando problemas, para ellos y para los pueblos que les acogen. Y dar papeles a todos sin pensar en las consecuencias no es en absoluto inteligente.
Siempre he pensado que las grandes migraciones a través del Sahara de ilegales explotados por las mafias y trágicos naufragios cerca de las costas de la tierra prometida se hubiesen podido evitar en buena medida dotando potentemente a las oficinas consulares de los países de origen de los emigrantes para que pudiesen tramitar legalmente su entrada en España, con su permiso de residencia temporal, su contrato laboral, su tarjeta sanitaria e incluso su alojamiento ya adjudicado. Hubiese sido una solución infinitamente más económica que el desastre que se ha producido después y del que aún padecemos las consecuencias.
Esos problemas no son nuevos. El paso del Danubio por los visigodos en el año 376, huyendo de la guerra con los hunos para refugiarse tras las fronteras del Imperio romano, acabo desastrosamente por una mala gestión y los abusos.

03/09/15 11:39 AM
  
gringo
Refugiados. No estoy hablando de inmigrantes sino de refugiados de guerra.
Comparar a los sirios con los visigodos es muy rebuscado.
Los visigodos invadieron el Imperio Romano.
Los sirios no vienen armados ni vienen a derribar nuestros gobiernos, parece mentira tener que decirlo.
En cualquier caso la caída del Imperio de Occidente es algo más complicada que la presión de los bárbaros, y duró más de un siglo después de la llegada de los visigodos.
Por cierto que Roma duró tanto gracias al pragmatismo. Caracalla hizo ciudadanos a todos los hombres libres del Imperio sin importar religiones ni razas, y los romanos supieron convertir a los bárbaros en foederati, "federados", aliados a los que se permitió ocupar tierras a cambio de ayuda militar y fueron los visigodos los que ayudaron a los romanos a derrotar a los hunos en los Campos Cataláunicos.
No estaría de más recordar tanto que hablamos de combatir al Daesh, que son estos refugiados los que luchan contra el islamismo. Que estamos rechazando a los que evitan que tengamos que combatirlos aquí. Y así les damos las gracias.
La UE que tiene casi cuatrocientos millones de habitantes no va a hundirse por acoger a unas decenas de miles de refugiados. Y seguimos regateando que si a ti te tocan ochocientos y a mi seiscientos.
Y en cualquier caso hoy como millones de occidentales me desayuno con la foto de Nilufer Demir, que pasará a la historia por retratar el cadáver de un niño de tres años hundido boca abajo en una playa turca cuando el bote en el que intentaba llegar a Grecia volcó.
Y la geopolítica, los visigodos, la islamofobia, todas esas palabras qué son frente a eso.
Y de veras alguien puede tener tanto miedo, tanto odio como para permacer impasible e incluso sentirse aliviado ante el hecho de que un niño posiblemente musulmán, para ellos un corta cabezas en potencia, "afortunadamente" se ha ahogado antes de llegar aquí? .

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LA

En realidad, los historiadores romanos describen que primero los visigodos pidieron "asilo político" como "refugiados de guerra" y sólo tras ser maltratados por las autoridades imperiales se trocaron en invasores.

Sí, es cierto que resulta mezquino que los países europeos, con tantos millones de personas que son inmigrantes o hijos de inmigrantes regateen por unos miles de refugiados. Supongo que tienen miedo al "efecto llamada". En el caso de los germánicos no dudo que además les chirría mucho que se hayan hecho las cosas fuera de lo que marca la legalidad. Son así.

No sé quién se puede sentir aliviado por la muerte de un niño (por cierto, en embarcaciones como esas han muerto muchos niños en los últimos años, vivimos en una sociedad muy audiovisual, se diría que hasta este caso no hubiese existido otro igual; lo que ocurre es que no nos importa lo que no vemos).
Desde luego no católicos. O al menos no españoles: el Opus Dei ha pedido que se acoja a los inmigrantes, los obispos españoles se han quejado de que el gobierno se haya mostrado tan mezquino en ese tema. El papa ha hablado en muchas ocasiones sobre este tema.
Como ya te he dicho antes, no existe ningún conflicto en atender y dar refugio a los que huyen, hacer cumplir las leyes (leyes justas y equitativas, no crueles) e incluso establecer una vigilancia más estricta en grupos que se sepa que pueden albergar algunos potenciales terroristas islamistas.
Eso hace ya la policía en diversos barrios de Ceuta, Melilla, Madrid o Barcelona sin que nos sintamos indignos por eso.

Por último, creo que los sirios que huyen son refugiados de guerra, pero no sólo refugiados de guerra. Naturalmente buscan un territorio en paz, pero han pasado por Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría y Austria, que son todos países en paz y sin embargo quieren seguir viaje. Hay algo más, hay también motivaciones económicas. No digo que sea ilegítimo que las tengan, sencillamente, que no es tan simple.

En lo demás, de acuerdo.
03/09/15 2:07 PM
  
gringo
A mí también me gustaría que nadie se sintiera aliviado por la muerte de un niño.
Pero los hay. En este mundo y en este país hay gente muy, muy mala.
Claro que el refugiado de guerra no busca solo la seguridad inmediata, sino un futuro cómodo. No quieren pasarse generaciones atrapados en campamentos viviendo de la caridad internacional, quieren ir a países donde puedan trabajar y vivir y desarrollarse como personas.
Lo cual además es lo mejor para nosotros porque la mayoría de yihadistas salen de campamentos de refugiados y de barrios marginales.
Los sirios especialmente los musulmanes solo pueden estar de paso en los Balcanes. Ni Serbia, ni Macedonia tienen economías que puedan soportar una avalancha de refugiados ni tienen especial simpatía por los musulmanes. Recordemos que hace apenas veinte años mataban a sus propios compatriotas porque eran musulmanes.
En fin, lo que me indigna es que de algunos de los que presumen de cristianos se esperaba otra cosa.
Islamofobia y caridad no son compatibles.
Afortunadamente veo que es una minoría. Y la mayoría de cristianos europeos entiende el drama de esa gente.
Quién fue el escritor romano que dijo "hombre soy y nada humano me es ajeno", Terencio?.
En cualquier caso como hombre, a ti y a todos los cristianos de buen corazón que se comportan como se espera de ellos, os doy las gracias.

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LA

No hace falta dar las gracias, gringo. Obrar el bien (con la ayuda de la Gracia) es nuestra vocación y nuestra obligación como seguidores de Cristo. Y creo que la de cualquier persona humana.
Y los que obran el mal lo hacen porque han sido engañados. Porque les han confundido y han pensado que el mal es bien, o porque les han dicho que su comodidad e intereses están por encima del bien. Sólo hay un padre del mal.

Esta crisis que venimos comentando en los últimos días pone a prueba a cada sociedad europea en muchos aspectos, no sólo los más visibles (acogida, mafias que trafican con personas, condiciones de vida de los migrantes, unión política en la UE, leyes de inmigración, tensiones entre gobiernos, etc). Es obvio que hay una abrumadora mayoría de gente que está a favor de destinar recursos propios o públicos para atender a los que huyen de la guerra. Pero cuando pase la avalancha y esas familias se instalen en los países de acogida ¿cómo será la relación a medio y largo plazo? ¿cómo será el choque cultural (que existe, no lo dudes)? Cuando deje de ser portada en los periódicos ¿cómo será que de repente en Berlín, en Munich, en París, hayan barrios de 10 o 20.000 sirios e irakíes transplantados bruscamente desde la sociedad del oriente medio a la occidental europea?

Te pongo un ejemplo doméstico y reciente para que lo entiendas: los senegaleses que viven de manteros en toda la costa mediterránea simplemente ejercen un tipo de pequeño comercio que en toda África es muy común, y en el que ni pagan impuestos ni les importa un pimiento los royalties de las marcas registradas o la legislación sobre venta ambulante. Tu puedes decirles que están en otro país con otras leyes, y que las deben respetar, pero después de 15 años siguen haciendo lo mismo que en su país, y prefieren huir de la policía. ¿Qué haces? ¿les persigues policialmente hasta que se adapaten a las leyes locales? ¿cambias las leyes (por ejemplo creando una especia de matrícula municipal para esa actividad) para que sigan practicandola y dejen de ser objeto de persecuión policial? ¿qué hacer ante quien sigue funcionando com en su tierra de origen?
Es obvio que darles unos papeles y decir que ya son como los ciudadanos de aquí a ojos de la ley no los convierte en europeos. pertenecer a una cultura u otra no es simple cuestión de papeles legales.

Esa es una reflexión que si no hacemos antes, tendremos que hacer después, y más dolorosamente. Véase por ejemplo Francia, que vacila en acoger muchos refugiados de oriente medio por la experiencia con los inmigrantes norteafricanos de segunda o tercera geenración, que siguen sin integrarse en la cultura secularizada europea aunque hayan nacido nominalmente en Francia, que en no pocos casos simpatizan con sus hermanos de religión que luchan contra Israel, que en mayor número de lo que nos gustaría admitir engrosan las filas de la propaganda o incluso del combate del DAESH. Temor por ellos, y por el auge del nacionalismo del FN conforme aumentan los conflictos.

Una cosa que echo en falta en el tratamiento informativo de todo este auténtico éxodo es poner voz a los auténticos protagonistas, los refugiados, a los que se trata como objeto de la noticia, en vez de como sujeto ¿quienes son? ¿qué piensan de la situación en su país? ¿han tomado partido? ¿son nacionalistas árabes, islamistas, apolíticos? ¿buscan simplemente un futuro mejor para sus familias y un buen trabajo, o desean convertirse en europeos, con lo que ello conlleva? para ellos ¿Alemania es sólo una especie de inmensa fábrica de trabajo para ganar dinero y luego regresar con buenos ahorros a su país, o quieren establecerse definitivamente en Europa y ser exiliados perpetuos como otros grupos lo han sido antes que ellos? ¿suspiran por volver a Siria en cuanto se calme un poco la situación, o se han convertido ya en fugitivos que desean empezar en otro lugar una nueva vida?
Es más ¿entre ellos hay alguna organización, hay representantes o portavoces? ¿o son una masa amorfa? Y su relación con otros refugiados que están viniendo con ellos- afganos, irakíes, eritreos, etc- ¿es buena? ¿es mala? ¿tienen una comunión de intereses o por contra estos son opuestos?

Por último, dices que los musulmanes sirios (ue son la aplastante mayoría de los refugiados, según estamos viendo) no pueden quedarse en los balcanes por la poca simpatía con la que serían vistos, por el recuerdo de la guerra de hace dos décadas. Pero la realidad es que en su camino han pasado por o cerca de territorios mayoritariamente musulmanes (Turquía, Albania, Kosovo, Bosnia) y no han querido quedarse. Por otra parte, no han sido maltratados en ninguna parte salvo, por grupos radicales nacionalistas bastante cafres, en Hungría, un país que no estuvo envuelto en la guerra de los Balcanes.
¿Quién nos garantiza que 50.000 sirios en Alemania no provoquen un aumento del nazismo alemán, que está en auge, hasta el punto de provocar peores agresiones sobre los inmigrantes y a medio plazo un auténtico conflicto no muy distinto del que ya tienen mchos barrios de grandes ciudades francesas?

Sigo viéndolo un tema complejo. Mucho más complejo de lo que se puede ventilar en los medios de comunicación (sobre todo en las televisiones, que se quedan mucho en la impresión que da la fugaz imágen cotidiana y raramente analizan en profundidad).
07/09/15 12:25 PM

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