Pobrecitas las madres que estrangulan a sus hijos recién nacidos
Me dan una pena, oye, que no sé como lo puedo soportar. Me refiero a las madres que estrangulan a sus bebés recién nacidos. Las pobres no tuvieron dinero para pagarse un aborto y claro, no les queda más remedio que optar por matar a sus hijos nada más nacer. Al fin y al cabo, tampoco hay mucha diferencia. Lo que importa es que la criatura, culpable de haber llegado a existir sin que nadie se lo pidiera, no moleste más a su mamita.
La sociedad debe de ayudar a esas mamás asesinas. Por eso hay que alabar la decisión de la jueza canadiense Justice Veit -no es broma el nombre… se llama así de verdad-, que ha decidido poner en la calle a una muchachuela que tuvo la ingeniosa idea de dar a luz en el baño de la casa de sus padres y, a continuación, poner sus manos sobre el cuello de su hijo, apretar hasta que dejó de respirar para luego tirarlo a la parte de atrás de la cerca de unos vecinos. De hecho, no es que le diera un arrebato repentino. Se demostró que la joven lo había planeado antes.

La Buhardilla de Jerónimo
Supongo que cuando allá por el año 1982 se creó la Asociación de Teólogos Juan XXIII, algunos ya se alarmaron de que se usara el nombre de un Papa por quienes eran protagonistas del avance de la secularización interna en la Iglesia del post-concilio. A lo largo de los años, esa asociación ha ido avanzando por el camino del esperpento, convirtiéndose en la bandera más visible de ese sector para-eclesial que hace décadas que perdió cualquier vestigio de catolicismo que hubiera en su seno.
Ignacio Villota Elejalde es licenciado en teología, doctor en historia y presbítero diocesano en Bilbao. Pero también es el autor de uno de los artículos más directos contra el sacramento de la confesión tal y como la Iglesia Católica lo enseña y lo propone a todos sus fieles, sacerdotes incluidos. Dicho artículo
En estos días se está celebrando en Madrid, en la sede del sindicato Comisiones Obreras, el congreso anual de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Teólogos serán, no lo dudo, pero tampoco albergo dudas de que en ellos el nombre del “Papa bueno” es profanado. Aquel que habló de la Iglesia como Madre y Maestra no admitiría que bajo su nombre se amparen aquellos que ni tienen a la Iglesia como Madre ni hacen otra cosa que luchar contra sus enseñanzas como Maestra.


