Taltavull solo ha cambiado de vestimenta

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Miren las dos fotos de Sebastià Taltavull que presiden este artículo. No dista entre ellas un período muy largo. ¡Qué va! La primera es del año 2002 y la segunda es del 2007. Cinco añitos. Un lustro. Ni muy corto, ni muy largo, pero tremendamente significativo en la vida de Taltavull.

El primer Taltavull no era ningún desconocido. Cuando Monseñor Deig era obispo de Menorca, se fijó en el aquel entonces joven y activo sacerdote que ya había destacado en el movimiento escultista y en la actividad catequética. Lo nombró delegado de juventud y catequesis y después vicario episcopal de Menorca. Su sucesor, Ciuraneta, lo designó Rector del Seminario. Taltavull (conocido como Tià) lo era todo en la pequeña isla menorquina. Piris Frígola lo confirmó en los dos cargos.

Como en Ciudadela tenía poco trabajo y su Seminario estaba –y está- bajo “mínimum minimorum”, nuestro buen Tià se introdujo en el experimento del Secretariat Interdiocesà de Catequesis de Cataluña y Baleares. Este invento que data ni más menos que del año 1973 se parecía a algo así como los estudios de TVE en Miramar, en los que también se hacía televisión para Cataluña y Baleares. El “Interdiocesà” no tenía ninguna razón de ser. Las diócesis catalanas no formaban parte de la misma provincia eclesiástica que las insulares, pero sí sirvió para que nuestro amigo Tià metiera la cabeza en Cataluña. La actividad de Taltavull en el Interdiocesà fue considerable, hasta que en el año 2005 supo reconocer que aquel experimento no llevaba a ningún lado y que si quería desarrollar mejor sus capacidades, más le valía alejarse de la fantasmal Conferencia Episcopal Tarraconense y acercarse a la Conferencia Episcopal Española. Ahí viene el Taltavull de la segunda foto. El Taltavull con clergyman. Eso fue en el 2005. A partir de entonces, se olvida del Interdiocesà y entra en la CEE, como secretario técnico de la Comisión Episcopal de Pastoral, cargo en el que ha sido renovado para el próximo trienio.

En esa comisión además coincide con el todavía obispo de Gerona, Soler Perdigó. El Taltavull con clergyman es el mismo que sin clergyman. Tiene las mismas ambiciones, el mismo estilo persuasivo, idénticos afanes. Ahora –ya con clergyman- no solo lo conocen en Cataluña y Baleares, sino en toda España. Pero sus máximos valedores siguen en Cataluña. Ante el inminente (se supone) nombramiento de sucesor de Soler Perdigó, hacen sonar el nombre de Taltavull. El primero que lo preconiza es el propio Soler. Quiere que sea su heredero. Ha convencido a todas las fuerzas progres de Gerona que va a seguir su línea. A él se le une Vives que necesita obispos fieles –y sin duda Taltavull lo sería- para suceder en su día a Sistach en Barcelona. Pero tanto Soler como Vives han convencido también a Sistach. Tener a un Cardenal como valedor siempre puede abrir alguna puerta. Y Sistach ha quedado encantado con Tià. Tan fascinado ha quedado con él, que hasta va diciendo por ahí que sería un buen obispo auxiliar de Barcelona. Genial. Sí no puede ser Turull, Taltavull. Incluso rima. Y son del mismo cariz. Los dos han cambiado de vestimenta. Todos tienen su pasado y su cambio de chaqueta presente.

Almas gemelas: Turull y Taltavull.

Este es el posible nuevo obispo de Gerona. Más bien el peligroso nuevo obispo de Gerona. Designar a Taltavull supondría una quiebra en los nombramientos de Benedicto XVI. Significaría premiar todo aquello que ha venido a dejar en estado comatoso a las diócesis catalanas. Representaría, a la vez, alejarse de los estilos de aquellas diócesis (Vic, Terrassa y, en cierta medida, Tarragona) más activas, pujantes y audaces. Taltavull no sería un obispo que aterriza desde Menorca. Desde sus tiempos en el Interdiocesano, Taltavull se halla plenamente incardinado en el clero catalán. Casi es más catalán que menorquín.

Germinans se ha propuesto, desde sus inicios, instar la renovación de la Iglesia catalana. Un obispo como Taltavull significaría un clarísimo retroceso en toda actividad renovadora. No hagan caso a su nuevo look. Es pura fachada. Es el mismo Tià de siempre. Esperemos que, por ahorrarnos a Turull, nos nos venga Taltavull.

Oriolt

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