InfoCatólica / Germinans germinabit / Categoría: Semper idem

13.11.10

Capítulo 10: Los gestos de reverencia (Parte 3ª)

Hemos asistido recientemente a la ceremonia de Dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia. El cuarto elemento litúrgico de santificación del templo es la luz (los tres anteriores son: el agua, el santo óleo y el incienso). Pudimos ver cómo para coronar la ceremonia de consagración, se encendían las velas del altar y a continuación las originales lámparas eléctricas diseñadas por Gaudí, que forman parte de la estructura del templo. La luz es un elemento litúrgico de primerísimo orden, que además de su utilidad práctica tiene el más alto simbolismo religioso.  

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16.07.10

Interesante testimonio de un sacerdote

† …, 30 de junio de 2010.

Estimado Aurelius Augustinus:

Me permito molestarte porque hace tiempo quería manifestarte una inquietud que me asalta en los últimos tiempos. Te tuteo con la libertad que me dan mis años. Soy un sacerdote de 83 años y fui ordenado hace 60, durante el año santo 1950. Tuve la gracia y el privilegio de conocer al papa Pío XII durante una de sus tantas audiencias. Fue durante un viaje ese mismo año, regalo de mis padrinos de ordenación. Yo viví las glorias de esa Iglesia que parecía monolítica y que nunca iba a vacilar. En el seminario nos inculcaron que la continuidad de la Tradición era la garantía de su estabilidad. Y esa estabilidad se hacía palpable en la liturgia, que era para nosotros intocable, sagrada. Cuando me entrenaba para decir misa en las clases de liturgia celebrando lo que entonces se llamaban “misas secas” (o sea sin consagrar las especies), mi profesor me dijo que lo tenía muy fácil: “todo está especificado y no tienes nada que inventar: sigue las rúbricas al pie de la letra y no fallarás”. Tenía razón. Siempre obedecí las rúbricas y nunca me arrepentí de hacerlo. La Iglesia ya había pensado en todo y era maravilloso ver cómo desde Alaska hasta la Cochinchina los ritos católicos eran exactamente los mismos, lo cual expresaba claramente su nota de unidad.

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1.07.10

Quien siembra vientos recoge tempestades. El drama de la Iglesia católica belga

El pasado sábado 26 de junio, a las 10:30 de la mañana, fuerzas del orden y autoridades judiciales belgas irrumpieron en el Palacio Arzobispal de Malinas-Bruselas (tal como recoge la fotografía), donde se hallaban reunidos los obispos belgas para una sesión de trabajo. Según se les explicó, se iba a efectuar un registro judicial y se les iba a interrogar, como parte de la investigación iniciada a raíz de las denuncias de casos de abusos sexuales en el territorio de la archidiócesis. Sin mayores explicaciones se procedió a incautar todos los documentos y teléfonos móviles y se conminó a los prelados a no abandonar el edificio, siendo posteriormente sometidos a interrogatorio. Los pesquisidores llegaron incluso a violar las tumbas de los cardenales Van Roey y Suenens, anteriores arzobispos de Malinas-Bruselas, en busca de posibles pruebas. Hay que decir que hace poco se realizaron trabajos de albañilería en los mausoleos de la cripta de la catedral, lo que dio pie a que alguien pensara que se había aprovechado la ocasión para ocultar documentos comprometedores en las tumbas episcopales.

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3.06.10

Queremos sacerdotes eucarísticos y según el Corazón de Cristo

En estos días estamos celebrando las fiestas que ponen broche de oro al tiempo litúrgico de Pascua-Pentecostés. El domingo antigua octava de la Pascua Granada está dedicado de manera especial al misterio de la Santísima Trinidad. Hoy nuestra atención se centra en el misterio Eucarístico, culmen de la Encarnación y consumación de la obra redentora de Cristo. El viernes de la semana que viene será la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la fiesta del amor de Jesucristo. Es como si antes de emprender el llamado “tiempo ordinario” de la liturgia, la Iglesia quisiera recapitular toda la religión Católica en estas tres conmemoraciones, que nos hablan de las virtudes teologales: la fe (Santísima Trinidad), la esperanza (el Corazón de Jesús) y la caridad (Corpus Christi). En tiempos fueron objeto de gran devoción y seguimiento, que se traducía en ejercicios de piedad popular: trisagios, horas santas, visitas al Santísimo, guardias de honor, comuniones de los primeros viernes, novenas de confianza, entronizaciones del Sagrado Corazón, etc.

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20.05.10

Ladran los perros, Sancho...

Es curioso cómo aquellos que se empeñan en ningunear y calumniar nuestra humilde labor de “denuncia profética” (para emplear términos caros a ellos), están, sin embargo pendientes de lo que escribimos, como lo demuestra el hecho de que comentan nuestros artículos aunque sea para ponerlos en solfa. Acaba de ocurrir una vez más a propósito de lo escrito hace dos días en el Directorio de Mayo Floreal acerca de la preconización de Mons. Cristau como obispo auxiliar de Terrassa. Sin nombrarnos expresamente, tanto Jordi Llisterri como Oriol Domingo se ocupan del asunto, intentando desmontar lo publicado en estas páginas, aunque sin conseguirlo, como es habitual, pues ya pueden invocar mil y una explicaciones: contra facta non sunt argumenta y los hechos cantan. Repasemos un poco.

Tanto Llisterri como Domingo comienzan sus artículos con la sempiterna teoría de la conspiración: el primero habla de una campaña orquestada por lo que el segundo llama “sectores ultraconservadores católicos”. La cantilena de siempre cuando quieren rehuir temas incómodos como el de la innegable decadencia religiosa de Cataluña y, especialmente de Barcelona. ¿Pero cómo tienen el coraje de hablar de campañas orquestadas estos señores afines a aquellos mismos que montaron en Barcelona la infame campaña contra Don Marcelo González Martín, haciéndole la vida imposible hasta forzar su dimisión? Y ello por no hablar de las continuas campañas anti-Carles durante el pontificado barcinonense anterior. Por otro lado, si hay “ultraconservadores” son ellos, que quieren mantener a toda costa el status quo , en el que les va muy bien y del que viven. Nosotros, de conservadores, nada. Estamos en la línea de Benedicto XVI y punto, sin apellidos y sin otra adscripción que la de católicos (con las consecuencias que ello implica).

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